Primer día de Mercadillo en Guadalajara después del confinamiento, en la primera semana de la capital en fase 1. Emma ha salido a primera hora a visitarlo “en una tranquila y soleada mañana”, nos dice. Suele hacerlo cada sábado y hoy no ha querido desaprovechar el 'permiso' que otorga esta fase de la desescalada.
“La entrada estaba controlada por agentes de la Policía Local y miembros de Protección civil que nos han facilitado líquido desinfectante y nos han indicado la salida, al final de la avenida”. Y es que es un recorrido de no retorno cuya entrada está en la rotonda del Retén de Cogolludo, en el barrio de Aguas Vivas de la ciudad, lejos de su céntrica ubicación habitual en el casco histórico.
Este mercado de los sábados se ha venido celebrando en los últimos años en este enclave de la ciudad cerca de los barrios nuevos que han surgido en el polígono residencial de Aguas Vivas, paralelo al barranco del Alamín y con fácil acceso desde la zona centro de la ciudad en el entorno de la iglesia de los Remedios, cerca de la Escuela de Magisterio de la Universidad de Alcalá y del Palacio del Infantado.
“No había mucho público, casi se veía más a policías, voluntarios y autoridades municipales que compradores. Tranquilidad y espacio suficiente para poder mirar, pasear, comprar, pero sin tocar”, explica Emma. Los vendedores, eso sí, “te muestran amablemente su mercancía”.
La única cola era la de los dos escasos puestos de verduras que los hortelanos locales mantienen siguiendo la tradición de los mercadillos de Guadalajara. No hay que olvidar que el Mercadillo de Guadalajara se celebraba primero solo los martes en los exteriores del Mercado de Abastos y más tarde también los sábados. Pero desde el proceso de reforma y readaptación de este espacio municipal, inaugurado en 1887, este mercadillo se ha venido desarrollando los martes en el entorno de la Plaza de Toros, en pleno centro de la capital alcarreña y los sábados en la calle La Tajera.
Esta mañana de fin de semana se han visto menos puestos de los habituales de un sábado de mercado y además con mucha distancia entre ellos, con mascarillas y guantes como uniforme oficial de los vendedores. Entre los puestos, los guadalajareños podían comprar, plantas, verduras; frutos secos y variantes; miel de la Alcarria y productos de la colmena; retales, colchas y sábanas; productos de herbolario; algo de ropa. “Es poca variedad para lo que es habitual”, nos dice.
También había bolsos, sin olvidar los tradicionales puestos de ropa interior que, a precios asequibles y con colores y diseños atractivos, intentan captar la atención de los compradores. Los típicos montones de prendas a uno y dos euros donde los compradores rebuscan entre artículos que los vendedores compran de restos de temporadas a conocidas ropas textiles, brillaban por su ausencia, “sin duda las condiciones de apertura marcan el límite para este tipo de puestos”, comenta esta usuaria.