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Albacete registró en 2023 su mes de julio “posiblemente más caluroso” de la historia

Mientras la ola del calor de mediados de julio remitía en el resto de Castilla-La Mancha, la alerta se mantenía en Albacete el 19 de julio. No es casualidad. Los datos preliminares apuntan a que este pasado mes fue el “más caluroso” de la historia de la provincia, según explica el experto de Meteored, Francisco Martín. El mes de julio “se ha comportado como debía ser”, con dos olas de calor con sus avisos correspondientes que han predominado en la parte este peninsular y en Baleares. En Castilla-La Mancha, y siempre con los datos provisionales, ha sido el tercer julio más cálido que ha pasado la región, pero en Albacete “posiblemente más caluroso” de los registrados hasta ahora, señala.

Esto según los datos recogidos en la base aérea, explica Martín, que viene ofreciendo series “largas y fiables”. Se alcanzaron temperaturas récord como los 42,9º en otros puntos de la provincia, entre las más altas registradas, junto a los 43,7º a los que se llegaron en Almagro (Ciudad Real) y a los 42,9º de Toledo. Pero, además, en la provincia se registraron rachas de viento de hasta 100 kilómetros por hora, específicamente en la localidad de Albatana. Y aunque hubo algunas lluvias, Martín señala que este tipo de datos pueden mostrar un “engañoso” mes húmedo, porque se trata de un mes seco “por excelencia”.

Por otro lado, el meteorólogo señala que otro fenómeno “muy llamativo” son las temperaturas nocturnas tórridas, no tropicales, con temperaturas mínimas superiores a los 25º. Es una dinámica, explica, que ocurre con “cada vez más frecuencia”. “Se están alcanzando valores del orden de 25º, como ocurrió el 13 de julio en Albacete cuando la mínima no bajó de 25,6º. Poco a poco los vemos también en el resto de España.

En el conjunto, el pasado mes ha sido el sexto más cálido que ha vivido el país y el tercero de Castilla-La Mancha. Las olas de calor, explica el meteorólogo, se debieron a la irrupción de aire “muy cálido y tórrido” procedente del norte de África que llevó a tormentas “secas” y a “reventones de aire” en superficie, que provocó los vientos más intensos. En cuanto a agosto, Martín señala que se presenta “de cálido a muy cálido”, con la próxima ola de calor a la vista, que podrá empezar el martes 8 de agosto en Castilla-La Mancha y podría durar hasta el sábado “siendo optimistas”.

“No podemos saber lo que va a pasar año a año”

El catedrático de Física de la Universidad de Castilla-La Mancha, Francisco Tapiador, reflexiona también sobre los datos que se han registrado en este verano. “Los datos muestran la tendencia de la que venimos avisando hace ya muchos años. El clima está cambiando. No es que haga calor porque es verano”, explica el académico.

Lo que sí está ocurriendo, advierte, es que se van superando récord. “Por la noche cada vez tenemos mínimas más altas, lo que hace más difícil descansar. Pasamos de días con mucho calor a otros en los que se desploma la temperatura, y llueve cuando quiere, no cuando solía”, describe. Además, “llueve de golpe, como para la compensar la sequía”.

Pero este tipo de fenómenos no valen, ni a los cultivos ni a los pantanos, explica, porque el agua “se escurre y se pierde en forma de riadas”. Tapiador también advierte de que las piedras de granizo son “cada vez mayores” y cada vez caen con más fuerza. A todo esto añade que se registran pequeños tornados, mangas marinas y ráfagas de viento.

“No podemos saber lo que va a pasar año a año. Quizá el verano siguiente no sea tan cálido, o la primavera venga lluviosa. El problema es que, de media, cuando miramos a periodos más largos, la temperatura va subiendo de manera constante, aunque tenga sus retrocesos. Son como dientes de sierra, y eso está previsto. Pero esos dientes de sierra van hacia arriba. Aunque algún año tengamos algún respiro, de media cada vez vamos a pasar más calor y nos va a llover peor para el campo y los espacios naturales”, resalta el experto.

Por eso, señala que se debe planificar el territorio teniendo en cuenta esta realidad. “Las administraciones tienen que consultarnos a los expertos para definir políticas que, sin afectar al desarrollo económico, e incluso mejorándolo, sirvan para atajar los efectos del cambio climático. Negar que existe o que el cambio climático sea un problema es esconder la cabeza bajo la tierra. No va a arreglar nada”, concluye.