Ni en catedrales ni en monasterios: el órgano realejo, la “joya desconocida” de una pequeña iglesia
La parroquia de San Juan Bautista de Camarena alberga este tesoro del patrimonio histórico-musical, uno de los pocos que se conservan en toda España y que ahora se da a conocer para fomentar su restauración
Órgano realejo es el nombre por el que se conoce en España al órgano positivo u ‘organino’: un instrumento de viento de pequeño tamaño con un solo teclado, emplazado en un lugar fijo y muy utilizado entre los siglos XIV y XVII para la producción musical tanto sacra como profana. No hay muchos que se conserven en España y los pocos que perduran pueden verse en grandes catedrales, en monasterios o en museos. Pero una pequeña parroquia de la localidad de Camarena (Toledo), la iglesia de San Juan Bautista, es la gran excepción. Allí se ha dado a conocer un órgano de este tipo, único en toda España debido a sus características y a su conservación en este emplazamiento.
Se trata de una “joya excepcional del patrimonio histórico-musical” que ha dado a conocer el trabajo de investigación realizado por el historiador y arqueólogo Rubén Pérez López, también miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (RABACHT).
Es uno de los pocos ejemplos de órganos realejos que se conservan, no solo en Castilla-La Mancha sino también a nivel nacional, y más aún en un estado “tan extraordinario de conservación, al mantener prácticamente íntegro el mecanismo de funcionamiento y el material sonoro histórico”, explica el arqueólogo a elDiarioclm.es.
Hay pocos órganos de este tipo
Esto lo convierte, según todos los especialistas consultados en el campo de la organería, en un elemento patrimonial único, de gran valor histórico y artístico, y con grandes posibilidades de restauración y puesta en uso. “Un valor que aumenta, aún más si cabe, al ser uno de los escasos ejemplos conservados de esta tipología de órganos procedentes de una pequeña iglesia y localidad, ya que la mayoría de los órganos realejos que han llegado hasta nuestros días se encuentran en importantes catedrales, monasterios o museos”, detalla.
Se da la circunstancia de que la iglesia de Camarena posee otro órgano excepcional, una pieza del Barroco de 1747, obra de Luis de Berrojo (maestro organero de la iglesia de Toledo), que fue posteriormente “compuesto” por el maestro organero Juan Pedro Pinto y Miranda en 1790 y anteriormente pintado en 1785. Este último dato es de gran relevancia ya que el órgano positivo o realejo de Camarena presenta decoración polícroma estucada, imitando el veteado del mármol, muy similar a la del órgano barroco.
Son datos que abren “una posible línea de investigación o hipótesis a tener en cuenta y a confirmar o refutar”, según avancen los trabajos de investigación. Según el arqueólogo, es posible que ambos órganos fueran pintados en 1785, lo que confirmaría que la caja-armario del realejo sea anterior a 1790, fecha que figura en el 'secreto' del órgano, junto al nombre del organero José Mónzón.
De ser así, la inscripción con el nombre de José Monzón y el año 1790 no haría alusión al autor del órgano y a la fecha de construcción del órgano, sino al autor y fecha de una gran obra de “compostura” y restauración del órgano. Pero tampoco se puede descartar por el momento que el realejo fuera pintado tras su construcción en 1790 imitando la decoración del órgano barroco.
Mientras su origen deja abiertas ambas hipótesis, su carácter histórico no pierde relevancia. Y tampoco sus peculiares características. Se trata de un órgano de reducido tamaño (dos metros de altura, 80 centímetros de ancho y un metro de longitud), pero muy completo en posibilidades sonoras, estructurado en dos cuerpos, uno superior y otro inferior, que presenta decoración polícroma estucada, imitando el mencionado veteado del mármol, en tonos azules, blancos, ocres y verdes.
El teclado partido, propio de los virreinatos americanos
El cuerpo superior es una caja con forma de armario en cuya parte inferior se sitúa, cubierto y protegido por una tapa móvil, el teclado, que consta de cuatro octavas, 45 teclas, con la octava grave corta. En principio se trata un teclado partido, “característica propia y exclusiva de los órganos ibéricos y de los virreinatos americanos”.
Por su parte, la caja-armario presenta, por encima del teclado, dos puertas que se abren y que albergan o esconden, junto al propio teclado, el mecanismo de funcionamiento del órgano: el mencionado 'secreto' (habitáculo herméticamente cerrado donde está el depósito de aire y el mecanismo que hace que los tubos suenen y donde se encajan estos), los juegos de tubos o tuberías y los tiradores de los registros situados en los laterales de la caja-armario, que sirven para manejar unas tabillas de madera o correderas, que están perforadas con un agujero por cada tubo.
El cuerpo inferior alberga el mecanismo manual que proporciona el aire al órgano, dos fuelles, que eran abiertos y cerrados por una o dos personas, y el conducto de aire que hacía posible que el aire producido en ambos fuelles subiera al secreto para almacenarse y posteriormente subir y salir por los tubos.
Rubén Pérez López precisa que por el momento, no se ha hallado documentación histórica relativa al órgano realejo en el Archivo Parroquial de la iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Se sabe que al menos en la segunda mitad del siglo XX estuvo en la Ermita del Cristo de la localidad.
En su investigación, el arqueólogo e investigador ha descubierto que en los años 60 del pasado siglo XX la Sociedad Española de Amigos del Arte ya fue consciente de la importancia y valor patrimonial de este órgano, incluyéndolo y exhibiéndolo en su exposición de 1967 “La Música en las Artes Plásticas”, que se celebró en los bajos de la Biblioteca Nacional. Queda constancia documental de la presencia del órgano en la muestra tanto a través del propio catálogo-guía de la exposición como de la prensa del momento.
Para su trabajo de investigación, el historiador ha contado en todo momento con la “colaboración, implicación y sensibilidad” del párroco Miguel Molina Badajoz. De hecho, desde esta iglesia están buscando la financiación para poder restaurar el órgano ya que la parroquia no puede hacer frente a ese gasto, que debe realizarse de manera integral. De momento, no hay ninguna propuesta sobre la mesa aunque su proyección histórica y su valor ya la conocen numerosos especialistas en órganos, en pintura y en muebles históricos de todo tipo.