Una exposición muestra documentos sobre cómo se lograron títulos nobiliarios que eximían de pagar algunos impuestos
Una exposición en el Archivo Histórico de la Nobleza con sede en Toledo recoge una muestra con 33 documentos originales pintados a mano que visibiliza el proceso de cesión de títulos nobiliarios a ciudadanos desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
La exposición 'Imago Regis. Arte y retrato en los documentos pintados en el Archivo de la Nobleza' incluye documentos con retratos pintados de reyes a lo largo seis siglos. Son piezas que permiten certificar el momento en el que una persona recibía el título de noble o de 'hidalgo'. Esta figura se ve representada por ejemplo en la obra de Miguel de Cervantes y su retrato del “famoso hidalgo don Quijote de la Mancha”.
Es un proceso que, según explican desde el archivo, conllevaba “una serie de privilegios”, entre otras cosas, “no pagar determinados impuestos”. Este martes, la directora del Archivo Histórico de la Nobleza, Aránzazu Lafuente, y a una de las comisarias de la misma, María del Carmen López, que ha comandado el compendio de estas “joyas” junto con Álvaro Pascual, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid explicaban los detalles de la exposición coincidiendo con la visita de la delegada del Gobierno, Milagros Tolón.
Estos documentos eran comunes en toda Europa y cobra especial importancia su valor testimonial de la monarquía española, que tenía mucho poder en el llamado Siglo de Oro, desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. El cambio de dinastía de los Habsburgo a los Borbones o la cesión de títulos a 'indianos en el Perú' son algunos de los detalles que quedan plasmadas en estas obras.
Demostramos que obras de pequeño formato, como estos documentos manuscritos iluminados también son obras de arte
Estas “joyas” de la mano de pintores de cámara de la Corte, reflejan “privilegios, concesiones de escudos de armas” y en “especial los títulos de la nobleza”, pues a partir del siglo XVII “se deja de poner de moda el ser hidalgo” y la sociedad aspira a convertirse en noble.
En la Edad Media la doctrina jurídica y teológica consideraba al rey investido por derecho divino. Ser “rey por la gracia de Dios” le otorgaba la potestad de legislar, interpretar leyes o impartir justicia, así como para recompensar con 'mercedes y privilegios' a sus súbditos. En función del linaje, o los servicios prestados, el monarca podía conceder exenciones, perdones, dispensas, licencias de todo tipo, o premiar con señoríos, nombrar caballeros o agraciar con títulos nobiliarios.
Estos actos graciosos se materializaron en documentos públicos con validez jurídica: privilegios rodados, cartas de privilegio y confirmación, ejecutorias de hidalguía, certificaciones de armas, títulos de nobleza o distinciones como la grandeza de España.
La obtención de este tipo de documentos suponía tal honor para el agraciado y su linaje que invertían considerables sumas en la materialización física de estos documentos, convirtiéndolos en auténticas joyas u obras de arte. Y aademás estos documentos recibían un tratamiento estético excepcional: pergamino como soporte, escritura caligráfica de bella factura, costosas encuadernaciones y una cuidada ornamentación a base de delicadas orlas y miniaturas iluminadas donde la imagen del rey, en forma de retrato, funciona como aval y signo de validación simbólico.
Desde el Archivo Histórico de la Nobleza se considera que “estos documentos pueden ser estudiados desde una doble vertiente: por su carácter histórico-jurídico y como piezas de arte. Nos acercan a la vida de artistas, reyes y nobles y a las peculiaridades de una sociedad, la del Antiguo Régimen, ya desaparecida, de la que fueron testigos”.
Una calidad técnica “increíble”
Los documentos cuentan con “una decoración de una calidad técnica increíble” en “retratos, orlas y en todo tipo de iconografías religiosas o heráldicas”, y conviven en ella “dos aspectos: el valor histórico documental del documento con el valor artístico”.
“Demostramos que obras de pequeño formato, como estos documentos manuscritos iluminados también son obras de arte”, ha afirmado la comisaria.
El valor económico de ceder un título nobiliario podía ascender a 30.000 ducados en el siglo XVII, a lo que se sumaban determinados impuestos anuales. “Las personas que compraban sus títulos tenían que demostrar que podían vivir con la suficiente capacidad económica, que vestían adecuadamente, que tenían sus palacios, que podían mantener sus casas”, ha explicado la directora del Archivo.
Reflejaban la “alta posición social”, razón por la que se invertía mucho en decorarlos, elaborados con pergamino, con caligrafía, encuadernaciones en el exterior de piel, de plata. Son libros que pasaban de generación en generación para que los descendientes “también pudieran demostrar esa categoría”.
El germen de esta exposición es la investigación a iniciativa de Álvaro Pascual, que buscaba documentos de Carlos II en este Archivo de la Nobleza, y que, junto con la directora, empezaron “a descubrir una serie de documentos con retratos pintados no solamente de Carlos II, sino de otros monarcas”.
Por su lado, la delegada del Gobierno en la región ha ensalzado “la importancia y el valor” que tienen las piezas desde el punto de vista histórico, cultural y patrimonial, poniendo de relieve las encuadernaciones de la época.
La muestra incluye visitas guiadas todos los miércoles a las 12 horas que requieren inscripción previa. Estará abierta al público hasta el 22 de junio de 2025. El horario de visita es de lunes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas, y los domingos, de 10:00 a 14:00 horas. La entrada es gratuita.
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