Vemos a diario como la propaganda y la desinformación se travisten de noticia en muchos de los grandes medios de comunicación de nuestro país, otros tienen que librar una heroica batalla para seguir cumpliendo su función informativa con unos mínimos de dignidad. Escapar de esta ceremonia de la intoxicación y la desinformación no resulta sencillo para el ciudadano, por eso viene bien buscar y escuchar otras voces. Podemos girar por un momento nuestra mirada o, mejor dicho, nuestras orejas alrededor y encontraremos otros medios de comunicación alternativos y dependientes solo de sí mismos, en los que quizás no habíamos reparado. Son las radios libres y comunitarias, una fauna de medios alternativos no profesionalizados que llevan habitando un pequeño lugar en las ondas desde hace más de 30 años contando esa otra realidad, la realidad pequeña cercana y “no oficial”.
Las radios libres y comunitarias, se autodefinen como radios no lucrativas, independientes, participativas, al servicio de la comunidad en la que se integran, un modelo de radio que aspira a romper la dicotomía entre emisor y receptor. En sus micrófonos la gente de la calle, dispuesta a difundir la realidad sin cortapisas, en confrontación con el monopolio y la centralización informativa. Esos son algunos de los ingredientes que marinaron el nacimiento del movimiento de radios libres en nuestro país allá por los años 80. Estos principios se recogían en el manifiesto de la coordinadora estatal de radios libres y comunitarias en el año 1983, con él, intentaban definir un nuevo modelo de comunicación alternativa y exigían su derecho a hacerse un hueco en el éter, en ese dominio público radio eléctrico que se repartían y se reparten entre solo unos pocos.
La efervescencia de los años 80 fue el caldo de cultivo en el que vieron la luz multitud de antenas libres y comunitarias por todo el país, radios que abrían sus micrófonos para contar esas otras cosas que no tenían cabida en el estrecho y encorsetado panorama radiofónico de la época, controlado por unas pocas cadenas. Voces que se plantaban delante del micrófono para hablar de tú a tú a los que sintonizaban sus ondas.
Ondas que a menudo se tornaban en ácidas y críticas frente a la realidad que dibujaba la crisis económica de finales de los 70 y comienzo de los 80, en una sociedad también aburrida en lo cultural que empezaba a adentrarse en la ruptura creativa que supusieron los años 80. La música alternativa, las maquetas de nuevos grupos, la contra cultura, los fanzines y revistas alternativas que la gente joven empezaba a desplegar para hacerse oír, fueron el magma, el crisol en el que también cristalizó la eclosión de las radios libres. También el compromiso social y los movimientos ciudadanos, vecinales, ecologistas, juveniles etc, encontraron en este cauce comunicativo una forma de transmitir sus inquietudes ante la falta de atención de los medios clásicos tanto públicos como privados.
En realidad el nacimiento de la radiodifusión libre en España hay que situarlo a finales de los setenta, una referencia fundamental del nacimiento de este fenómeno en nuestro país lo encontramos en 1979 con el surgimiento de Onda Lliure (Onda Libre) en Barcelona emisora que sería clausurada por la policía en varias ocasiones, lo mismo ocurriría poco después con Radio Pica también en Barcelona.
Pero la presión de esos cierres no hizo más que impulsar un movimiento que poco a poco se abrió un hueco en los diales con sus ondas irreverentes y críticas en muchas ciudades de todo el país.
Las áreas metropolitanas serán donde más auge tomará este movimiento y de ellos Madrid fue quizás una de las ciudades más prolíficas. De aquellas pioneras, todavía resuenan algunos de sus nombres como La voz de la experiencia de Radiocadena del wáter mordaz como pocas, que tomó el testigo de lo que fuese Radio la voz del Pobre que emitía esporádicamente desde el barrio de Chamberí a finales de los 70, Onda Verde de marcado compromiso ecologista, Onda Latina en el distrito de la Latina o Radio Vallekas radios ambas comunitarias implicadas con los problemas vecinales y sociales de sus barrios, Radio Carcoma, Radio Cero ligada a la plataforma anti OTAN, Radio Topo en Zaragoza y así un sinfín por todo el país.
En Castilla la Mancha la existencia de radios libres fue algo más discreta que en las grandes zonas metropolitanas. Albacete fue la ciudad que acogió más proyectos radiofónicos de estas características, Radio Karacol, Radio Manuela y Onda 1. En esta ciudad se llegó a celebrar en 1985 el VIII Encuentro Nacional de Radios Libres con la presencia de más de 30 emisoras de todo el país. En Albacete los cierres y los problemas de estas radios con el delegado del gobierno fueron constantes al igual que en Talavera de la Reina donde cada vez que la delegación del gobierno cerraba la emisora reaparecía con un nuevo nombre, así estuvieron en las ondas bajo las denominaciones de Radio Luna, Radio Alba, Radio Selene y, por último, Radio Kaos.
Una de las radios veteranas que permanece hoy en antena es Onda Polígono en Toledo, radio comunitaria que nació por iniciativa de la asociación de vecinos del barrio del polígono y que hoy sigue su trayectoria de compromiso social y vecinal realizando además de la actividad radiofónica otras muchas como organización de conciertos etc. De aquellos tiempos también sobrevive Radio Kolor en Cuenca, con una amplia trayectoria. En otras localidades de la región también existieron pequeñas experiencias de este tipo la mayoría de las cuales de corta vida.
Los cierres gubernativos fueron la permanente espada de Damocles que se cernía sobre sus antenas. Hoy en cambio internet hace posible que renazcan y nazcan nuevos proyectos comunicativos libres e independientes, las radios en internet que no pueden ser clausuradas. Muchas de aquellas radios en la actualidad emiten en directo por streaming o mediante podcasting.
Hoy internet también se ha convertido en un cauce para quienes tiene cosas que comunicar y se deciden a montar su propia radio. Existen múltiples servicios en la red que hacen realmente sencillo para cualquiera abrir su propio canal comunicativo a todo el mundo pudiendo convertir un dispositivo móvil en una radio que emite en internet.
Un ejemplo de hasta dónde puede llegar una experiencia de este tipo es radiocable.com brillante proyecto de periodismo radiofónico que nació en el dormitorio de un domicilio en una vivienda del centro de Madrid. Radio Cable ha llegado a obtener múltiples reconocimientos, entre otros el Premio Ondas en el 2006. Fernando Berlín presenta cada mañana desde su casa su programa matutino La Cafetera, dando un repaso a la actualidad con gafas de ironía y crítica, es un magnífico ejemplo de radio combativa e independiente que demuestra como internet se puede convertir en el nuevo “éter digital”, por el momento libre y abierto a todos.