La doctora Rosario Serrano Vargas, licenciada en Bioquímica y doctorada en Ciencias por la Universidad de la UCLM ha trabajado también como investigadora en conjunto con el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha y también profesora de la institución regional. “Siempre me gustó la medicina y la idea de contribuir a mejorar la salud de los demás desde la investigación científica me pareció muy atractiva”, explica la profesional. “Desde la visión de una niña, crees que la investigación es descubrir cosas importantes cada día, no te imaginas un trabajo tan poco a poco”, recuerda, aunque resalta que sus expectativas se han visto cumplidas “en muchos aspectos”.
Serrano Vargas se dedica al área de la Biomedicina y a la investigación en oncología. “Creo que es importante que los grupos de investigación tengan un buen balance entre hombres y mujeres, cada uno aporta maneras diferentes de pensar y puntos de vista distintos. Las mujeres somos muy prácticas en el trabajo, hay que hacer lo que hay que hacer y cuanto antes mejor, nuestro lema es optimizar el tiempo y los recursos, la organización es lo nuestro”, asegura. Actualmente, su equipo y ella trabajan en nuevos tratamientos para pacientes resistentes a la quimioterapia, basado en fármacos de titanio.
“Nuestro objetivo más inmediato, ya que nos acaban de dar un proyecto a nivel nacional, es combinar estos fármacos con estrategias que activen el sistema inmune para combatir los tumores desde dentro, con el sistema inmune del paciente. Queremos reducir las combinaciones de fármacos, sintetizando moléculas que combinen todos nuestros objetivos”, señala.
El papel de la mujer en la ciencia
“Creo que las mujeres han demostrado durante décadas que no es una cuestión de sexos, que las capacidades para dedicarse a la ciencia son idénticas a las de los hombres, que hay cuestiones sociales que había que resolver primero para que pudiéramos hacerlo al mismo nivel. El reconocimiento de la mujer en el mundo científico creo que ya es unánime”, asegura. Serrano señala que la presencia de hombres y mujeres en la ciencia es “igualitaria o incluso superior”, dependiendo del “nivel al que nos refiramos”.
“No existe esa brecha en a nivel de estudios de postgrado al menos en mi área de conocimiento, la brecha existe más arriba cuando se trata de dirección de grupos de investigación, liderar proyectos de investigación competitivos o altos cargos del mundo académico o científico”, resalta. Pero esta situación va cambiando, y para ello señala la presidencia del CSIC, ostentada por Rosa María Menéndez, o la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María A. Blasco.
“Personalmente no he tenido ningún obstáculo importante en mi carrera por el hecho de ser mujer”, asegura, aunque concede que “obviamente” el camino de la conciliación familiar es “complicado” y que requiere de un “gran esfuerzo personal”. De esta manera, acaba aconsejando a las niñas con interés en la ciencia: “que nada de lo que oigan les asuste, ni techos de cristal, ni áreas predominantemente masculinas”. “No necesitan compararse con nadie, y dedicarse a la ciencia, si es lo que les apasiona, no les obliga a renunciar a nada, ni en lo personal ni en lo profesional, los límites sólo están en su mente, en lo que ellas decidan”, concluye.
Este artículo está escrito en base a un cuestionario contestado por la profesora Rosario Serrano.