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ENTREVISTA

La consejera de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha, abierta a reducir regadíos y compensarlo por “salvar” las Tablas de Daimiel

El agua vuelve a estar en el punto de mira de la política en España. Son muchos los frentes abiertos en un conflicto que enfrenta a las comunidades autónomas, como en el caso del trasvase Tajo-Segura y de la desalinizadoras, y que se ha visto agravado debido a la falta de lluvias. Esta circunstancia junto con la sobreexplotación de los acuíferos es también la causante de la situación crítica del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.

De este y otros temas relacionados con el agua hablamos con la consejera de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Castilla-La Mancha, Mercedes Gómez. Esta consejería es la que ha asumido las competencias en agua en la presente legislatura de Emiliano García-Page, que anteriormente dependían del departamento de Agricultura. Desde su nombramiento en julio, Gómez ha tomado la bandera de la defensa del agua para esta comunidad autónoma y también el objetivo de recuperar el maltrecho Parque Nacional. Este mismo lunes ha quedado constituida la Comisión Mixta entre el Gobierno de España y el Gobierno de Castilla-La Mancha.

¿Hay una nueva guerra del agua en España?

Hay algunos que pretenden que la haya o pretenden hacer creer que la hay, pero yo creo que no. Lo que hay es una defensa de intereses que pueden ser lícitos por cada una de las comunidades autónomas y los usuarios de las cuencas hidrográficas, pero realmente es fácil poderse entender si uno también se deja aconsejar bien.

De cualquier forma estamos ante un confrontamiento casi histórico entre Castilla-La Mancha y las regiones del levante por el trasvase Tajo-Segura. Ahora el Gobierno central debe aprobar nuevas reglas de explotación de esta infraestructura para garantizar el caudal ecológico del río Tajo. ¿Con qué líneas rojas parte Castilla-La Mancha para próximos encuentros con el Ministerio para la Transición Ecológica?

Efectivamente, estamos en un momento decisivo. Estamos convocados a una reunión técnica con la Dirección General del Agua el próximo jueves y vamos a ver qué podemos sacar en conclusión. Para Castilla-La Mancha hay algo fundamental, que viene además blindado por ley: la prioridad de la cuenca decente que hasta ahora no se había cumplido.

Estamos convocados a una reunión técnica con la Dirección General del Agua el próximo jueves y vamos a ver qué podemos sacar en conclusión sobre las nuevas reglas de explotación del trasvase

Ahora la línea roja está puesta en las necesidades de nuestra cuenca pero también en la buena calidad de las masas de agua. Nos han estado ninguneando esa posibilidad desde que en el año 2000 se puso en marcha la Directiva Marco del Agua y ahora estamos en una situación en la que no hay vuelta atrás.

Hay que cumplir sí o sí esos caudales ecológicos y eso es lo que va a marcar la línea roja de la capacidad de trasvasar o no. Todo ello teniendo en cuenta la situación de cambio climático, que está demostrando cada día que en la zona de los embalses de cabecera no hay aportaciones de agua como las que se pensaban cuando se pusieron en marcha los sistemas del trasvase en los años 80.

¿Tiene cifrado el Gobierno de Castilla-La Mancha cuál es el límite de trasvase para que realmente se cumpla ese caudal ecológico de la nueva planificación hidrológica del Tajo?

Hemos hecho nuestros propios estudios pero queremos que el Gobierno de España ponga encima de la mesa los suyos para poder compararlos y decidir cuál es la mejor situación. Vamos a seguir siendo generosos con las reglas de explotación, como hemos demostrado, pero ya estamos en una situación en la que no hay vuelta atrás y seremos muy exigentes. Veremos a ver hasta dónde puede llegar nuestra flexibilidad.

La pregunta viene al hilo de que el último trasvase ha sido el máximo que se puede hacer con las normas actuales, de 27 hectómetros cúbicos. Y la gran mayoría ha sido para regadío. ¿No hay una cifra calculada por Castilla-La Mancha para garantizar el caudal ecológico?

En estos momentos no puedo aventurar qué cifra es la que va a ser. Se consiguió un hito muy importante al bajar de 38 a 27 hectómetros cúbicos mensuales. Lo que no nos gusta es que esa transferencia de agua sea automática. Hay que tener en cuenta otras consideraciones distintas al Nivel 2. No nos gusta. Esa regla tiene que tener componentes de flexibilidad de acuerdo al cambio climático y lógicamente eso afectaría a la regla de excepcionalidad y también a la del 'no trasvase'. La línea de los 400 hectómetros cúbicos mínimos de embalsamiento es muy probable que tenga que elevarse. Todo eso hace que tengan que cambiarse todas las reglas de explotación en todos los baremos.

En una entrevista con elDiario.es, la ministra Teresa Ribera afirmó que con las actuales reglas nunca ha faltado agua ni para los receptores ni para el curso alto del río, en los embalses de cabecera…

Eso no es verdad. Lamento contradecir a Teresa Ribera, que es una persona muy capacitada, entiende las problemáticas y tiene un papel bastante difícil en esta situación, pero no tiene razón, porque hemos visto cómo en algunas épocas ha habido restricciones de agua a los municipios de la cabecera del Tajo. Precisamente seguimos pendientes de que se terminen infraestructuras hidráulicas para el abastecimiento de esos municipios, pero estamos en 2024 y esa realidad de falta de agua ha existido.

También se nos olvida a veces el tema ambiental: los embalses de cabecera están en un entorno privilegiado, en una zona donde hay afecciones a los espacios naturales por no tener una lámina estable de agua en los embalses de cabecera y por no tener un caudal ecológico en el río Tajo para que todas esas riberas tengan agua suficiente y con calidad que permitan vegetación adecuada y conservación de fauna. Con todo ello estamos incumpliendo flagrantemente la Directiva Marco del Agua.

Page ha dicho este fin de semana que Castilla-La Mancha quiere agua para regar más. ¿Eso es factible con la crisis climática y teniendo en cuenta el argumento esgrimido durante años contra el trasvase de ‘agua para beber sí; para regar no’?

Dentro de los consumos de agua, primero tenemos que tener copado el abastecimiento humano, pero nosotros necesitamos fijar nuestra población y tener empleo y eso viene determinado por la agricultura y la ganadería. ¿Por qué vamos a renegar de nuestro desarrollo socioeconómico y no vamos a pedir agua también para nuestros regadíos? Por supuesto, exclusivamente la que se necesite, y para eso estamos dotándonos de infraestructuras de regadío muy exquisitas con el uso del agua, con mediciones muy exactas y potenciando la reutilización del agua residual urbana.

En la cuenca del Guadiana tenemos ya ejemplos de regadíos con agua depurada, en viñedos en espaldera, y no hay ningún problema. Por supuesto, no vamos a decir que no a un uso para el regadío de un agua que se nos niega porque se va a otros sitios.  

Se acaba de constituir la Comisión mixta entre la Administración central y la castellanomanchega para llevar a cabo un plan recuperación de las Tablas de Daimiel. La ministra tampoco ha aclarado si el plan para Doñana es trasladable a este caso. ¿Es un ejemplo a seguir?

Puede ser un ejemplo a seguir en cuanto al eje en el que se vertebra la planificación pero no tiene nada que ver lo que sucede en Doñana con las Tablas de Daimiel. En Doñana se está hablando de una agricultura súper intensiva, altamente contaminante, y además es un espacio salobre relacionado con unas marismas.

Las Tablas son un entorno de interior, con una agricultura de sostenibilidad, no de cultivos intensivos, y en una zona que conlleva una afección a diferentes masas de agua que confluyen en el Parque Nacional. Lógicamente, hay que actuar no solo en su recuperación ambiental, sino en esas masas de agua. El marco de actuación conlleva no solo coordinar y regular los usos agrarios y ganaderos, hay que hablar también de la caza, de la industria agroalimentaria, del ciclo integral del agua y de la depuración de los municipios.

También hay que ver la posibilidad de suministrar a los municipios aguas superficiales en lugar de agua de pozo, que es lo que hace que se puedan ver afectados esos acuíferos que luego confluyen en las Tablas.

Estoy convencida de que vamos a encontrar solución para las Tablas y para el desarrollo socioeconómico de la zona

¿Pero cuál es la propuesta específica de Castilla-La Mancha?

Hablamos de un ámbito de actuación con muchas medidas que son las que ahora, con la constitución de la comisión mixta, vamos a estar en disposición de poner encima de la mesa junto con el conocimiento que tiene Castilla-La Mancha de este entorno y con el apoyo del Ministerio como responsable del Parque Nacional. Estamos en un buen entendimiento y estoy convencida de que vamos a encontrar solución para las Tablas y para el desarrollo socioeconómico de la zona.

Cuando se habla del desarrollo socioeconómico de la zona, ¿existe la posibilidad reducir regadíos con compensaciones?

Sí que existe, pero lo primero es tener claro cuál es nuestro punto de partida. Estamos hablando de una agricultura que en la mayoría de los casos tiene regadíos puntuales en verano, en cultivos leñosos en los que se necesita una pequeña cantidad de agua, entre 400 y 800 hectómetros cúbicos de agua en verano. Habrá que prever qué infraestructuras y medidas hay que tener para poder tener acumulada ese agua e incluso el agua reutilizable de las aguas residuales. Pero hay otros cultivos como el melón, el ajo o la cebolla, que necesitan más agua, entre 10.000 y 16.000 metros cúbicos por hectárea. Son cultivos sociales y necesitan apoyo.

Hay que ver dónde tienen que estar ubicados y cuál tiene que ser la distribución para que los recursos puedan ser compatibles con el uso ambiental del agua en las Tablas. Eso es posible, ya tuvimos experiencias como el Plan Especial del Alto Guadiana, que en sus primeros años resultó eficiente. Podemos volver a conseguir ese consenso, teniendo en cuenta la importancia de nuestra industria agroalimentaria, asociada a este tipo de cultivos en esa zona, y que aporta casi el 18% de nuestro PIB. Hay que encontrar ese punto de inflexión.

¿Encontrar ese punto de inflexión, teniendo en cuenta que el Parque Nacional lo gestiona el Gobierno de España y la agricultura el Ejecutivo castellanomanchego, puede suponer alguna arista si la Administración central pide una amplia reducción de regadío?

Creo que no, porque si se reducen regadíos para salvar las Tablas, habrá medidas compensatorias sobre todo en las zonas más cercanas al Parque, debido a que no se pueda mantener una agricultura o ganadería asociada. Se establecerán las medidas necesarias para compensar. Estoy convencida. Además, el Ministerio en ningún momento ha dicho que no vaya a haber suficiente crédito para acometer esas medidas. De hecho, en estos momentos, para la compra de fincas de regadío alrededor del Parque, el Ministerio tiene una partida de 65 millones de euros. En todo caso, el problema puede ser que no encontremos el consenso con nuestros agricultores y ganaderos para que se lleve a efecto. Pero creemos que vamos poder poner encima de la mesa de las organizaciones agrarias medidas consensuadas que se puedan poner en marcha.

El Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados ha presentado una Proposición No de Ley en la que plantea que la Cámara inste al Gobierno a elaborar una regla de explotación específica para el trasvase Tajo-Guadiana, más conocido como la Tubería Manchega. ¿Qué opina?

Me quedé pasmada cuando lo vi. El Tajo-Segura es una única infraestructura y debe tener unas únicas reglas de explotación para todo. Porque el agua que pueda ser cedida está en los embalses de cabecera y sale de esa infraestructura. Por lo tanto, las reglas deben ser las mismas para cualquier circunstancias, se vaya a evacuar esa agua en el Segura, en el Guadiana o en el Júcar. No tiene ningún sentido hacer una regla específica para el Guadiana. No sé qué persigue el Partido Popular con esta maniobra, salvo distraer.

Acaba de mencionar el Júcar. El 72% de la cuenca de este río está en Castilla-La Mancha. Albacete se acaba de incorporar al Consejo del Agua de la Confederación Hidrográfica. ¿Cuál es la posición exacta del Gobierno regional respecto a este río?

Es la misma que para cualquier otra cuenca que discurre por Castilla-La Mancha, y tenemos siete. Vamos a defender a los intereses de nuestros usuarios en la cuenca del Júcar, de ahí que se haya incorporado Albacete. Tenemos que hacerlo, no solo en cuanto a abastecimiento y regadío, sino también respecto a espacios naturales muy importantes que están regados por esta cuenca, como las Hoces del Cabriel. Tenemos buenas relaciones con todas las confederaciones hidrográficas y nos entendemos; otra cosa es que luego se plasme en las planificaciones hidrológicas y en el devenir de las necesidades, que sean más o menos rápidos en atender nuestras demandas. Ahí se dan diferentes situaciones.

Ahí está ese otro trasvase, el Júcar-Vinalopó. ¿Se mantiene la postura frentista de Castilla-La Mancha?

Sí, porque realmente no conocemos las reglas del juego. La Confederación toma decisiones de forma unilateral y nos gustaría que en los órganos de gobierno se pudiesen atender todas las situaciones y escuchar todas las demandas. Y una de las situaciones que se han dado es que se han reducido drásticamente, casi la mitad, los posibles consumos de agua en un plan especial de sequía que están aplicando y no se ha negociado. Son medidas que no nos gustan. Hay que consensuarlo.     

¿Es partidaria de trasvases desde otros ríos como el Ebro?

Lo que tendría que haber es una política en general que analizase dónde existen excedentes, si es que los hay. y que con estudios científicos que avalen que eso es así, se establezcan aquellas medidas necesarias para llevar el agua allá donde haga falta, sobre todo para abastecimiento humano. Esa debería ser la política general, que fue la que, con el extinto Programa AGUA con Cristina Narbona como ministra de Medio ambiente, hizo posible la construcción de desalinizadoras en el levante español que hemos pagado todos los españoles. Aunque desgraciadamente se han quedado sin utilizar, ahora se está recuperando el tema porque hay necesidad de esa agua.

Usted ha dicho que la Comunitat Valenciana, Murcia y Andalucía están tirando el agua a la basura. ¿En qué se basa?

Se trata de informaciones que vimos basadas en informes de universidades como la de Alicante y otras instituciones. Decían que, como consecuencia de los mercados mundiales de cítricos y de cultivos hortícolas, estamos viendo cómo no se están recogiendo estas producciones, lo que conlleva que se tiren. Y son producciones que están sustentadas con el agua del trasvase Tajo-Segura. La estimación es que se habrían tirado del orden de 20 hectómetros cúbicos en Valencia, 17 en Murcia y de casi 12 en Andalucía. Esos son dos trasvases en normalidad que hemos tirado a la basura y agua que se podría haber quedado en la cabecera del Tajo para tener una lámina estable y los recursos necesarios para el caudal ecológico del río.