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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

GUADALAJARA

La exposición que reivindica la construcción del movimiento feminista en España desde las provincias

'Feministas por la Alcarria' es el fin de una “trilogía” de exposiciones que han funcionado como un escaparate de la historia del feminismo y la lucha por la igualdad en Castilla-La Mancha. Así lo explica su comisaria, Araceli Martínez, que también trabajó en la muestra que mostraba a las mujeres que consiguieron el voto femenino en 1931 y también sobre la manifestación sufragista de 1921. Se puede visitar en la plaza de Dávalos de la capital provincial.

Pero tal como lo indica su nombre, explica la que fuera directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, en este caso se trata de llevar la historia a una perspectiva local. Eso sí, de la mano de destacados nombres de mujeres con relevancia nacional y que tienen, de una u otra manera, una relación con Guadalajara. “Se trata de observar su compromiso y testimonio sobre el feminismo, pero también su mirada sobre la provincia de Guadalajara y la explicación de distintos hechos históricos”, recalca.

Por ejemplo, la manifestación feminista de Barcelona de 1910 también tuvo su eco en lugares como Guadalajara o Toledo, aunque no con el mismo cariz. “Los orígenes de la celebración del 8 de marzo en España también tienen su reflejo en Guadalajara. O también el primer intento de construir un Congreso Femenino en 1883, que también tuvo un recorrido en Guadalajara”, explica la también senadora del PSOE.

La exposición quiere mostrar cómo el movimiento feminista tuvo eco en las ciudades más pequeñas de principios de siglo XX, aunque fuesen las que estaban más cercanas a Madrid. “Por ejemplo, podemos señalar que en la articulación del movimiento feminista, a partir de la Liga para el Progreso de la Mujer, una de las personas que la constituía fue una profesora de un pueblo de Cuenca”, recuerda.

El objetivo es transmitir que en la configuración de la historia de España también hubo protagonistas en las provincias. “La historia está escrita en gran parte e interpretada en clave androcéntrica. Ya es difícil hacer hueco para la historia de las mujeres, y si además añadimos la dificultad de tener fuentes más precarias, pues hay un problema para averiguar la posición y la condición de las mujeres en ciudades como la nuestra [Guadalajara]”, reflexiona Martínez. “El movimiento feminista era mucho más lento y precario de lo que había en ciudades más grandes”, remata.

Cuatro mujeres reconocidas

En la exposición se nombra a cuatro mujeres feministas españolas que por varios motivos recalaron en Guadalajara. Nombres como Carmen Baroja, escritora y etnógrafa que llegó a la localidad de Tendilla donde tenía fincas y acudía “con asiduidad”. “Trajo a Guadalajara una manera diferente de ver nuestro paisaje y nuestros personajes”, resalta Martínez. Otro nombre es el de la oftalmóloga Elisa Soriano, que estudió en el Instituto General y Técnico de Guadalajara. Una de las principales sufragistas del país, que fue pionera en el campo de la Medicina, al enrolarse en la Civil como médica para viajar por el mundo.

Martínez también menciona a Carmen de Burgos, periodista y escritora, que realizó unas descripciones de Guadalajara con un cariz distinto, a través de una mirada “femenina y feminista”, que no existe de otra manera. Finalmente, también Emilia Pardo Bazán, que realizó un viaje junto a su hija y a una amiga en 1888 y que describe elementos arquitectónicos de la zona que ahora han desaparecido. “Habla de la ciudad, de lo que se encontró y el agrado que le produjo”, describe la experta. “La incursión de las feministas en una sociedad de provincia acercaba a sus habitantes a nuevos modelos de mujer”, ha señalado Martínez.