Guías turísticos y la ola de calor: un dilema entre salud y el “bajón importante” de clientes

Toledo, ciudad monumental. Donde se alza la vista, hay un edificio histórico que apreciar. Y es la razón por la que cientos de miles de turistas se acercan todos los años a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad para su disfrute. Y el turismo va en alza. Cada vez se logran mejores números, y el sector ha dado casi por superado el bajón sufrido por la crisis sanitaria del coronavirus. En 2022 las pernoctaciones ya llegaron a niveles prácticamente de prepandemia. En 2021 la ciudad recibió más de medio millar de turistas y la estancia media ya se acerca a las dos noches, un hito en el que el sector trabaja desde hace muchos años. En la ciudad ya no hay tampoco temporada alta y baja, el sector trabaja al mismo nivel durante todo el año.

Pero, ¿qué pasa cuando los 40º asolan las estrechas calles del Casco Histórico? Lo que suelen ser tumultos de turistas encabezados por guías turísticos se vuelven lugares asolados, con apenas pequeños grupos que se pertrechan en las sombras que logran encontrar.

“La ola de calor que sufrimos es un desafío para los guías turísticos”, explica Mónica Ralero, de la cooperativa de guías 'Toledo a Pie'. “Nos afecta a nosotros, pero también a los turistas que llegan a la ciudad”, señala. Menos turistas, menos negocio, en definitiva. “Intentamos llevar nuestra labor de la mejor manera posible, pero está siendo muy complicado, sobre todo por la falta de sombras y la falta de fuentes que hay en la ciudad. Todo esto nos lo pone un poquito más difícil”, asegura. En su caso personal, por ejemplo, ella sufre de alergia al sol.

“Llevo protección solar a tope, porque tengo que tener mucho cuidado. También, en vez de tomar agua, tomo electrolitos porque así se sobrelleva mejor el calor. Y claro que afecta al número de turistas, muchísimo. Hemos notado un bajón importante esta semana”, cuenta. En la capital castellanomanchega se ha llegado a los 41º, que no son temperaturas históricas, pero sí de alerta severa por calor.

“La gente que viene de Madrid -uno de los principales orígenes de turistas en Toledo- suele venir en las horas principales, llega sobre las 11 de la mañana, y se vuelve sobre las 18.00 o 19.00 horas. Y claro, cuando vienen no quieren estar en un bar o en un lugar con aire acondicionado. Quieren estar ver la ciudad. Y es un problema para nosotros, porque no sabemos si dar o no el servicio”, admite Ralero.

En el caso de los turistas extranjeros, la guía destaca que “saben a lo que vienen”. “Si vienes a Toledo en julio, sabes que vas a pasar calor. No se quejan y vienen totalmente preparados para recorrer el lugar”, asegura. De todos modos, su equipo se ha informado porque “todos los años” ven golpes de calor entre turistas. “Nos hemos informado de cómo tenemos que actuar. Yo, por ejemplo, llevo toallas en el bolso para mojarlas y ponerlas encima de la persona afectada y así bajar su temperatura de forma rápida. Lo llevamos a la sombra y evaluamos si hay que llamar una ambulancia”, explica.

Entre las pocas medidas que pueden tomar, se encuentran retrasar las rutas de la tarde, y adelantar las de la mañana. Así evitan las horas más calurosas del día, y también buscan los lugares con sombra. Y, “por supuesto”, recomiendan encarecidamente a los turistas que vengan con agua, que lleven ropa cómoda y fresca, sombrero y protección solar.

En las Tablas de Daimiel o Cabañeros simplemente no se sale durante el día

Jesús Pozuelo es guía de la empresa Destinos Manchegos, que realiza rutas y una serie de actividades turísticas en los Parques Nacionales de Cabañeros y las Tablas de Daimiel, así como en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, entre Albacete y Ciudad Real. “Simplemente, en Daimiel y Cabañeros no se hacen actividades durante el día, principalmente por la temperatura y el riesgo que puede tener en la salud de nuestros clientes”, asegura.

Pero no solo eso. Y es que uno de los principales objetivos que persiguen estas rutas en estos entornos naturales es la observación de fauna. “Y los animales son mucho más inteligentes que nosotros. Y no salen en las horas de más calor, están guarecidos. Por lo que no hay nada que observar”, afirma. “Esto es lo que prima y, si no hay animales que ver, entonces no se sale, además de por la comodidad y esto a pesar de que contamos con coches climatizados”, añade.

Las rutas se realizan entonces más bien durante los amaneceres y los atardeceres, que es cuando la temperatura es más soportable y cuando sí hay fauna salvaje que se pueda observar. “Pero la gente la verdad es que no cancela, porque las actividades están pensadas para soportar el calor. Si a lo mejor estos días hemos llegado a los 41º, 42º, pero normalmente suele haber 38º en verano. Estamos preparados para que las actividades se celebren en los extremos del día”, recalca Pozuelo.

El caso es diferente en las Lagunas de Ruidera, porque hay posibilidad de refrescarse en las cristalinas aguas. “Gracias a ellas, se matiza la temperatura y se pueden realizar las actividades, como el kayak o el buceo. Pero ni los guías ni los clientes pueden hacer una actividad de senderismo, realmente, es una locura. Aunque, en Ruidera por lo menos te puedes bañar”, concluye.

Consecuencias a nivel económico

Para Castilla-La Mancha, la consolidación del sector turístico se busca para conseguir que se reafirme la contribución que hace al Producto Interior Bruto de la región. Así lo señala el Plan Estratégico de Turismo de la región entre 2020 y 2023. Pero tanto el calor como la sequía que sufre España desde hace unos años puede poner en riesgo el papel del turismo en este sentido. Los índices a principio de año mostraban una buena salud del sector turístico, pero siempre con precaución.

“Muchos observadores estarán muy atentos al termómetro en particular, dada la ola de calor que se está gestando y que afecta a toda España”, declaraba a elDiario.es Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank. “Dependiendo de la gravedad, es probable que haya efectos económicos negativos, posiblemente también en el turismo”, aseguraba. Incluso medios de comunicación internacionales, como el New York Times, advertían de cancelaciones en otros años por las ola de calor en España.