El Obispado de Albacete ha tenido que pedir disculpas y rectificar una carta de respuesta a una petición de apostasía, por llamar ‘María del Mal’ a la mujer que lo solicitaba. El nombre real es María del Mar González, una vecina de la pequeña localidad de Aýna, en la Sierra del Segura albaceteña, que presentó en 2017 la documentación necesaria para apostatar de la Iglesia católica.
“Una anécdota que queda para el recuerdo y que sigue siendo el cachondeo de muchos”, explica del Mar González cuyo caso se ha conocido después de narrarlo al programa 'La Ventana' de la Cadena Ser. Por su parte, el Obispado ha explicado que se trata de un “error” a la hora de mecanografiar el nombre. Cuando la afectada se percató del suceso se dirigió a la Secretaría del Obispado para pedir explicaciones. “Pensamos que fue simplemente un fallo tipográfico pero la sorpresa ha sido que a los seis años sale en los medios de comunicación”, han señalado desde la organización religiosa.
Sin embargo, María del Mar ha explicado que le “costó” conseguir la rectificación de su nombre. “En ningún momento se amenazó a esta señora, fue un intercambio de correspondencia como suele ocurrir. Por ello la información de ‘La Ventana’ de la Cadena Ser nos sorprende”, replica el Obispado. “Lo que más me molestó que en ese momento no me pidieran disculpas”, añade la afectada.
“Nosotros no juzgamos la fe de nadie, simplemente anotamos sus decisiones”
El Obispado albaceteño explica que una vez que se recibe la carta y se contesta, lo habitual es remitir la partida de bautismo a la parroquia correspondiente, junto con una nota marginal donde se escribe la decisión tomada por la persona. “No tiene más trámites. Lamentamos que se esté dando más importancia de la que tiene, porque no es la única persona que ha tomado esta decisión”, explican.
“Es un acta que no se puede destruir, pero se anotan todos los acontecimientos trascendentales en la vida de esa persona. Nosotros no juzgamos la fe de nadie, simplemente anotamos sus decisiones”, añaden desde el Obispado.
Para realizar el procedimiento es necesario presentar e indicar la documentación correcta y compulsada para saber que no hay una suplantación de identidad. La vecina de Aýna explica que decidió apostatar porque fue bautizada “sin consentimiento”. “Ese fue mi motivo para renunciar a la Iglesia católica ya que es obligatorio indicar una causa. Por ejemplo, mis hijos no están bautizados y si cuando sean mayores de edad quieren hacerlo, no se lo voy a prohibir”, dice la albaceteña.
Comenta que ha vivido una situación “algo incómoda” por su decisión de apostatar en su círculo familiar. Y no solo eso, ya que incluso el cura de su localidad habló en público de su caso, sin dar su nombre.
La albaceteña no es la primera en apostatar en su familia, ya que entre sus hermanos ya ha precedentes de renuncia. Su hermana apostató unos meses después sin ningún problema.