Tras 26 años de éxitos deportivos, un emblema como lo es la nadadora Silvia Lara Perea –1982– dice adiós a las competiciones. Por el camino quedan incontables títulos y momentos que han hecho de ella todo un símbolo de superación a la hora de romper barreras y desafiar estereotipos.
Siempre con una sonrisa en la cara, su alegría y su amor por el agua contagia a todos los que la han visto disfrutar de la natación, algo que seguirá haciendo independientemente de que haya dejado de lado el apartado competitivo. Toca celebrar ahora la longeva trayectoria de una gran deportista cuyo ejemplo ha inspirado a muchas personas.
La nadadora conquense declara que está muy contenta tras su retirada, ya que “llevo muchos años aquí”, compitiendo a nivel regional, nacional e internacional. “Creo que ya hay que darle paso a la nueva generación, a los jóvenes”, cuenta Silvia, que, por otra parte, se despidió de las piscinas como si estuviese en su mejor momento, como una joven más: consiguiendo una plata y un bronce en el Campeonato Regional que se celebró el pasado fin de semana en Ciudad Real.
Silvia dio comienzo a su idilio con el agua debido a una recomendación médica tras operarse del corazón. No tardó en enamorarse del agua: “Me gustó el mundillo este y ya, ‘pa’rriba’ todo el rato”, cuenta. Empezaría a entrenar en el Club Natación Cuenca en 1997, acompañada de su hermana y sus amigos, sin competir. En el 99, en Toledo, participaría en su primera competición.
Una piscina a su nombre
Desde entonces ha conseguido, brazada a brazada, innumerables títulos regionales, nacionales e internacionales, aunque de entre todos ellos, es capaz de seleccionar unos pocos que atesora con especial cariño. “La piscina a mi nombre, Silvia Lara Perea, el título de Hija Predilecta de Castilla-La Mancha y cruzar el Estrecho de Gibraltar”, rememora. 26 años después, reconoce que no se esperaba haber tenido una carrera deportiva tan exitosa.
“Si te digo la verdad, pues no. Y ser famosa, menos todavía”, cuenta entre risas. Por otra parte, se acuerda también de sus récords nacionales en 100 y 200 estilos, así como en 50 y 100 brazas.
Además, gracias a este deporte declara que ha encontrado a grandes amigos, como sus compañeros de la sección especial del CN Cuenca –inseparable de Paco y Alfonso–, así como sus entrenadores, acordándose de Cristina –su primera entrenadora–, Rubén, Patricia, Arantxa, Mario, Javier, Rafa, Tomás… que le han acompañado en este gran viaje.
Viaje que, por cierto, no le separará de las piscinas, insiste Silvia. Simplemente, dejará atrás las competiciones, pero seguirá entrenando y disfrutando de la natación, como siempre. “Como todas las tardes, porque me gusta mucho el agua desde que tenía cuatro años. Voy a seguir entrenando para mantenerme”, cuenta la nadadora, que además tiene otros proyectos en mente. Aparte de su trabajo en la Universidad de Castilla-La Mancha, Silvia quiere ponerse ahora al otro lado de la piscina como auxiliar de entrenadora.
En lo deportivo, continúa jugando al fútbol sala con ADOCU, aunque quiere probar una disciplina más con el baloncesto, ya que Amiab está trabajando en esta sección. “En todos los sitios estoy”, bromea, y es que también es miembro de la junta directiva y la organización de Fecam –Federación de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual de Castilla-La Mancha–.
Sin duda, un ejemplo de superación, dedicación y amor por el deporte que lanza este mensaje a todo el mundo: “Que entrenen duro, que sean activos, que no se queden en su casa y que aprieten el culo, con perdón”, cuenta casi entre risas. Cuando le preguntan cómo le gustaría ser recordada, responde con sencillez y sinceridad: “Pues como ‘la’ Silvia Lara Perea de toda la vida, la que siempre ha sido la correcaminos de la piscina”, concluye.