En la Plaza Miguel Echegaray de Quintanar de la Orden, en la Mancha toledana, está el famoso Monumento al Carro sobre un gran pedestal, justo en el centro de una rotonda y al lado de la Casa Pic, un edificio modernista de gran belleza. En esta localización se realizaba antiguamente la compraventa de carros para transportes y labranza. Esa labor ya no se lleva a cabo pero sí es un sitio por donde circula mucha gente: el ideal para tomar el pulso social a unos vecinos y vecinas que se han visto sorprendidos tras ver cómo en un par de días su pueblo era noticia nacional y centro de la polémica.
La censura por parte del Gobierno municipal de PP y Vox de la obra de teatro ‘Qué difícil es’ por aparecer sus actores en ropa interior no ha dejado a casi nadie indiferente. Hay gente que directamente “pasa” del tema. No quieren líos ni alimentar más polémica. Pero muchas personas sí hablan con elDiarioclm.es, y todas ellas para dejar claro que la obra tendría que haberse representado en la localidad. “Te guste más o menos. Tiene que haber esa libertad”, nos comenta una de ellas.
Aunque la concejala de Cultura, María del Carmen Vallejo (PP), negó la mayor y dijo que los motivos de la censura de la obra no tenían que ver con lo denunciado por las compañías teatrales, sí dijo que este espectáculo “no era del gusto” de la sociedad quintanareña. ¿Esto es así?
Lo cierto es que, tras hablar con una decena de vecinos y vecinas en la calle, en los bares y en los comercios, este periódico no ha encontrando “censores”. Damián, opositor de 28 años, afirma que la situación es “decepcionante” porque esa obra trata cuestiones como el bullying o el suicidio, y ambos problemas están “a la orden del día” en Quintanar de la Orden.
“Ya sufrimos que no se colocase la bandera del Orgullo LGTBI (poco después de constituirse el nuevo Ayuntamiento de PP y Vox). Eso ya me dio mucha rabia. Pero esto ya es de vergüenza. Una cosa es que la obra fuera racista u homófoba, porque sería odio, pero justamente aborda temas sobre la libertad”.
Cuenta que en el municipio se han realizado charlas sobre prevención del suicidio con la Asociación Luz de la Mancha y recientemente, ya con el gobierno de las derechas, otra sobre la ansiedad asociada a esta cuestión. “Y ahora coges y me censuras una obra de teatro que trata de eso. Me choca, me avergüenza y me da rabia”.
“Con las cosas tan bonitas que tenemos en el pueblo, la gran vida cultural, el arte urbano, salir por esto en los medios de comunicación es una vergüenza, después de lo de la bandera del Orgullo y lo de los carteles del 25N”, lamenta.
¿Le escandaliza a Damián ver a hombres en ropa interior? “Para nada. Estamos todos los días viendo publicidad sobre ello. Es naturalidad. Es lo más normal del mundo”.
A Arturo, periodista jubilado, de 69 años, le sorprendió la polémica en un principio pero después pensó que era normal, “tal y como está el tema” y gobernando quien gobierna en el municipio. “Nunca había sucedido nada de esto en el pueblo. No sé cómo el Área de Cultura del Ayuntamiento ha podido llegar a este punto. Si es porque salen en calzoncillos es de risa, y si es por los temas que se abordan, son cuestiones del día a día que a todos interesan”.
Tampoco le escandalizaría y asustaría ver a hombres en ropa interior en una obra de teatro. “Yo ya tengo muchos años y he visto muchas cosas”, dice entre risas, y añade: “Además, si abordan temas de actualidad contra la violencia y a favor de la libertad, a lo mejor nos enseñan más de lo que ya sabemos”.
Le resultó asimismo muy sorprendente escuchar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, referirse a esta cuestión. “Pero esto es a lo que nos llevan estos pactos que se están haciendo. La concejala (de Cultura) no se ha debido de dar cuenta de lo que estaba haciendo y ahora es muy difícil echarse atrás”. “Me hubiera gustado ver la obra, suelo ir al teatro. Si veo que no es mi interés, simplemente no voy”, concluye.
También a Natalia, estudiante de Farmacia, de 21 años, le hubiera gustado ir a ver ‘Qué difícil es’. “Vengo al pueblo algunos fines de semana y siempre aprovecho toda su oferta cultural, que siempre hay de todo. No me hubiera escandalizado por ver unos calzoncillos, como si hubieran ido desnudos. Me escandaliza lo que está pasando aquí con el nuevo gobierno y lo que está pasando en toda España. Escandaliza la censura, no unos calzoncillos, y escandaliza que seamos noticia por eso. Es una lástima”, subraya.
Al comunicarle que la obra finalmente se representará en La Roda (Albacete) por decisión de su alcalde, Juan Ramón Amores (PSOE), se alegra. “Joder, me pilla muy lejos, pero lo mismo cojo y voy, menuda curiosidad ya”.
Julián, albañil de 43 años, nos dice mientras pasa a toda pastilla que él, sin embargo, no hubiera ido a verla. “Que yo no soy muy cultureta. Pero es que es eso, si no quieres verla o no te gusta así de entrada, pues no vayas. A mí ver a unos tíos en calzoncillos no me llama la atención pero tampoco me escandaliza. A estas alturas… vamos. Es que es de risa”.
A nosotros no nos han preguntado (si nos gusta). ¿Cómo lo saben?
De un bar sale un matrimonio, Alfonso y Lola. Él no se ha “enterado de nada” de la polémica y se lo cuenta su esposa. Ambos coinciden en que no van mucho al teatro pero que “ahora” les gustaría verla. Y afirman que si es una comedia y aborda temas importantes, “mucho mejor”. Preguntados por su cancelación debido a que puede no ser de su gusto, Lola dice “flipar”: “Pues es que a nosotros no nos han preguntado, ¿cómo lo saben?”.
Por último, Jimena, de 18 años y estudiante de Filología Hispánica, se apresura a llamar “censura con todas sus letras” a lo sucedido. “No se me ocurriría otra manera de llamarlo, porque no es el primer caso de España en lugares donde gobierna la derecha y porque no llamarlo así me parecería más censura todavía. Sería como intentar restarle gravedad a algo que ya de por sí es muy grave”, remarca.
Admite esta joven que puede que, de primeras, le podría sorprender que los actores estuvieran en ropa interior, pero que esto es algo que “puede pedirlo el contexto de la obra” como es el caso. De hecho, consulta información del espectáculo mientras hablamos con ella y afirma rotundamente que iría a verla y que al transcurrir en un camerino, es “lógico que estén en calzoncillos”. “Enfadarte por esto es como enfadarte porque hay libros en una biblioteca”, bromea.
No es una muestra completa de lo que piensa todo el pueblo, pero sí las opiniones al azar de una ciudadanía que ahora se quedará sin una oferta cultural y a la que, como dicen, no se ha consultado. Y coinciden todos, además, en pedir que su pueblo comience a ser conocido por otras cuestiones, como su cultura, su patrimonio y su acogida.