El río Gigüela, diez años después de que lo hiciera la última vez en el año 2014, ha comenzado a aportar agua de forma natural al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, uno de los humedales más importantes de la Península Ibérica.
Así lo han dado a conocer a EFE fuentes del parque nacional, que han indicado que el agua comenzó a llegar a última hora del domingo a este humedal que tradicionalmente se sustentaba de los aportes de las aguas superficiales de los ríos Gigüela y Guadiana, y de los aportes de las aguas subterráneas del denominado Acuífero 23, declarado desde los años 80 del pasado siglo como sobreexplotado.
Las lluvias recogidas en el último mes de marzo, que en Castilla-La Mancha en lo que va de año hidrológico, desde el 1 de octubre de 2023 al 31 de marzo de 2024, se elevan a 375,3 l/m2, un 129 % del valor de referencia, han provocado que el río Gigüela, que tradicionalmente ha permanecido seco durante años, haya vuelto a llevar agua.
Fuentes del parque nacional han comentado que en estos momentos aún no se ha procedido a aforar la cantidad de agua que puede estar entrando en el parque, si bien han señalado que aún es pronto para saber qué repercusión puede tener y cuántas hectáreas de terreno podría llegar a inundar.
Cauce que vuelve a ser visible
Según los datos consultados de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), el río Gigüela a su paso por Villafranca de los Caballeros (Toledo), según la estación automática de aforo, lleva un caudal de agua de 9,69 metros cúbicos por segundo (m3/s), una cantidad de agua que se reduce a 6,76 m3/s a su paso por la estación automática de aforo que se encuentra aguas abajo de Villafranca de los Caballeros, ya por el municipio ciudadrealeño de Herencia.
Desde hace días, también es notable y visible en el cauce del río Gigüela a su paso por Villarta de San Juan y Arenas de San Juan, a unas pocas decenas de kilómetros del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
El cauce del río Gigüela sufrió las consecuencias de la Ley de Saneamiento y Colonización de las Márgenes de los ríos Guadiana, Záncara y Cigüela, de 1956, que se centraron en la desecación a través del dragado de los amplios encharcamientos que formaban esos ríos manchegos y sus principales afluentes en su discurrir por la Llanura Manchega mediante su canalización, que ahora provoca que buena parte del agua acabe infiltrándose en el Acuífero 23.
Desde el pasado día 29 de marzo, el río Gigüela a su paso por Herencia lleva un caudal permanente de 4,81 m3/s, cantidad que ha llegado hasta los 8,66 m3/s el pasado 2 de abril, hasta situarse a día de hoy en 6,71 m3/s.
El último ejemplo de las tablas fluviales
Las Tablas de Daimiel fueron declaradas en 1973 parque nacional por su importancia para la conservación integral de las aves acuáticas, en 1981 fueron incluidas en el Programa MaB (Hombre y Biosfera) al declarar La Mancha Húmeda como Reserva de la Biosfera y en 1982 fueron reconocidas como Humedal de Importancia Internacional por el convenio Ramsar, mientras que en 1988 recibió la calificación como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel es el último representante de un ecosistema denominado tablas fluviales, que se formaron por los desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela y que es utilizada por la avifauna acuática como área de invernada, mancada y nidificación.