Los taxistas de Castilla-La Mancha reclaman a Fomento una “tabla de salvación” ante la pandemia

La Federación Regional del Taxi de Castilla-La Mancha “afronta sin duda la peor situación económica y social de su historia más reciente”, algo que señala el sector “aboca a muchos taxistas de la región a la desesperación y la ruina más absoluta” y puede “ser la puntilla” para las más de 1.500 familias que viven de este servicio público esencial.

Por este motivo, el colectivo se ha dirigido a la Consejería de Fomento para pedir una prórroga a la hora de sustituir aquellos vehículos que, por su antigüedad, deban hacerlo próximamente, como mínimo de dos años.

También reclaman ayudas económicas específicas para el sector del taxi y que ya se están otorgando en algunas comunidades autónomas y municipios. “El objetivo de estas ayudas debe servir para garantizar el servicio público del taxi, declarado de interés general y esencial, prevenir la exclusión social en el colectivo y el abandono definitivo del sector por parte de muchos taxistas”, sostienen.

También piden a Fomento que se elabore un informe que recoja los datos sobre  el descenso de servicios del taxi en Castilla-La Mancha de modo que pueda servir al sector para justificar la bajada de actividad ante mutuas y administraciones que lo requieran, “tal y como han hecho otras comunidades autónomas y ayuntamientos”. Una fórmula que, en su opinión, servirá “para presentar los recursos ante las mutuas que han denegado las ayudas en primera instancia”.

Por otro lado solicitan ayudas en los costes de instalación de pantallas de protección antipartículas desmontables y provisionales y también para los gastos de desinfección y prevención de contagios (mascarillas, guantes y geles hidroalcohólicos).

Estas medidas, aseguran, supondrían “una tabla de salvación para el sector” a las que reclaman utilizar el taxi por parte de las distintas administraciones públicas en sus  servicios de transporte “especialmente en lo que refiere al traslado de enfermos crónicos de larga duración, siempre y cuando no necesiten asistencia sanitaria durante el traslado, lo que supondría a su vez aliviar la carga a las ambulancias”. 

Recuerdan que el sector lleva “mucho tiempo apenas subsistiendo” tras la crisis económica de 2008, algo que se ha “agravado” tras prescindirse del taxi para el traslado de enfermos que acuden a diálisis a los hospitales, más recientemente con la liberalización de las VTC, y en la actualidad esta nueva crisis provocada por la COVID-19. 

Reconocen que aunque a muchos autónomos del taxi se les han aprobado la prestación por cese de actividad por reducción de ingresos de más del 75%, “surge la dificultad en acreditar con garantías la reducción de ingresos por el sistema de tributación que tiene el sector” y a eso se une la “peculiaridad” del taxi en Castilla-La Mancha en la que un 70% trabaja en el ámbito rural “y por tanto sin taxímetro ni emisoras de radio taxi que puedan justificar esa bajada de actividad”.

 Además, durante este estado de alarma los taxistas han visto reducida su actividad “en más de un 90%. Sin usuarios no puede haber actividad de transporte y por lo tanto ningún umbral de beneficio posible”.

“Más que nunca, el taxi debe ser incluido en los planes y campañas públicas de promoción y fomento del transporte público, concluyen.