Taxistas en la España vaciada durante la pandemia: “El transporte escolar nos da vidilla”

Rocío Amores se levanta cada día temprano para ocuparse de sus dos negocios: es taxista rural y regenta la tienda de ultramarinos de su pueblo.

Vive en Caracuel de Calatrava, un pequeño municipio de Ciudad Real con poco más de 130 habitantes. Autónoma, separada y madre de una niña de siete años lleva una década conduciendo un taxi. “Lo hice cuando el taxista del pueblo se jubiló y fue arriesgando porque tuve que invertir bastante”.

Este año, en agosto y en un acto más sobrio de lo habitual, recibió el ‘Quijotaxi de Honor 2020’ que otorga la Asociación Provincial del gremio. “No me lo esperaba, es un orgullo”.  

Durante este curso escolar es la encargada de realizar una de las rutas que la Consejería de Educación castellanomanchega confía a los taxistas.

En su caso, su cometido es recoger, sobre las 7,20 horas, a un estudiante de 13 años que cursa Secundaria y que vive en una finca aislada en la provincia de Ciudad Real y trasladarle hasta Corral de Calatrava desde donde tomará un autobús escolar hasta la capital provincial. Son unos 26 kilómetros de ida y vuelta cada día. “Le devuelvo a casa pasadas las tres de la tarde”.

No es la primera vez que realiza el trabajo, pero cuando le preguntamos por las circunstancias especiales en las que ha de desarrollarlo este año nos dice que lo afronta “con preocupación, con respeto, pero bien porque todos tenemos que acostumbrarnos a convivir con esto”.

“El primer día el niño me comentó que volvía con dolor de cabeza por tener que llevar todo el día la mascarilla puesta en clase. En la finca no le ha hecho falta llevarla”. El taxi en que el cada día se encuentran usuario y conductora tiene ocho plazas. Espacio suficiente que Rocío desinfecta cada vez que se utiliza.

Este servicio fijo durante el curso escolar le permite vivir. “Si no fuese por el transporte escolar sería imposible. Vivo en un pueblo en el que no hay bancos, no hay peluquería, pero casi todo el mundo tiene coche. Los servicios que puedo hacer son, sobre todo, para gente mayor y ahora con la pandemia no se mueven tanto. Creo que en estos meses he hecho tres o cuatro viajes”.

Pero su caso no es el único. Marino Griñán es también taxista rural en Iniesta (Cuenca) desde el año pasado. Da servicio a alumnos de Educación Especial en su taxi de nueve plazas que incluye a un adulto acompañante entre Casasimarro, Quintanar del Rey, Villagarcía del Llano e Iniesta, un trayecto en el que invierte hora y media entre ida y vuelta cada día.

Es además copropietario de una empresa familiar en la que se encargan de varias rutas escolares. “Este servicio nos da vidilla, aunque no salgamos del calvario que estamos pasando” y es de los que piensan que hay que dar normalidad al trabajo a pesar de la crisis sanitaria. “Uno intenta protegerse más, limpiar el vehículo, llevar la mascarilla y que los chiquillos se pongan el hidrogel en las manos. No podemos meternos en una cúpula. Más no podemos hacer. Solo esperar a la vacuna”.

Antes que taxista fue conductor de ambulancias. “Llevo toda la vida llevando a niños y abuelos. Es una satisfacción. Son los más agradecidos” y reconoce que “si no tuviese esto, no tendría nada porque en el ámbito rural hay poca población y pocos negocios que puedan mover gente. El taxi rural está mal por la poca demanda y se aguanta porque se trabaja en otras cosillas”.

“Es un servicio que le sale barato a la Administración. Imagine un autobús entero para cuatro niños”, explica.

“Hay mucha necesidad, casi estamos regalando los precios”

La mayoría de estos taxistas rurales no tienen una ruta fija durante cada curso escolar. La Consejería de Educación adjudica los contratos menores cada curso escolar dependiendo de las ofertas presentadas o bien a través de subastas para un servicio de cuatro años. Una por taxista. “Solo nos permiten una ruta con cada licencia”, explica Rocío .

Además, los profesionales del taxi han de competir. “Antes los taxistas hacían las rutas de su pueblo, pero esto ha cambiado porque sale a subasta y puede hacerlas quien quiera. Por ejemplo, la de Caracuel la estaba haciendo un señor de Piedrabuena y este año la hace otro de Los Pozuelos”.

Reconoce que hay “mucha necesidad” y que “casi estamos regalando los precios”. Eso mejor que nada, nos dice, teniendo en cuenta que el pasado curso no fue muy rentable para el colectivo.

“Solo nos pagan los días que hay clase. El curso pasado, cuando se suspendieron las clases se comprometieron a pagar el 50% del servicio. Nos pagaron marzo y abril. Estamos esperando para el resto”. Una situación similar a la que relata Marino Griñán.

Coincidiendo con el inicio del curso escolar, la Federación del Taxi de Castilla-La Mancha que se integra en CECAM confirmaba el “compromiso” de la consejera de Educación, Cultura y Deportes, Rosa Ana Rodríguez, para que los pagos correspondientes al servicio de transporte escolar se realicen a mes vencido “para aliviar la dura situación económica por la que está atravesando el sector”.

Según las mismas fuentes, se están manteniendo contactos para resolver el tema de las indemnizaciones pendientes derivadas de la suspensión de las rutas por la crisis sanitaria el pasado curso escolar.  

Desde que se declaró el estado de alarma en el pasado mes de marzo, apunta el colectivo, “el sector ha sufrido unas pérdidas económicas esenciales para su supervivencia”, ya que, para la gran mayoría de los taxistas, los contratos de ruta escolar suponen, aproximadamente, el 80% del total de los ingresos anuales, sobre todo en el caso de los profesionales que viven en el ámbito rural.

Ahora, el inicio del curso escolar se contempla “con esperanza y como una manera de volver a la nueva normalidad, conviviendo con las condiciones impuestas por la pandemia”.

364 rutas escolares realizadas por taxistas

En Castilla-La Mancha hay un total de 1.003 rutas escolares dependientes de la Consejería de Educación de las que 364 se enmarcan en las llamadas ‘rutas turismo’ que realizan los taxistas, según los datos facilitados a eldiarioclm.es por el departamento.

Es decir, este tipo de ocupación da trabajo a casi un tercio de los taxistas de Castilla-La Mancha, según las cifras que maneja la Federación castellanomanchega del Taxi.

Por provincias, Albacete cuenta con 30 de estas rutas, en Ciudad Real hay 194, en Cuenca hay 15, en Guadalajara 31 y 94 en la provincia de Toledo.

A estas rutas específicamente escolares hay que sumar las convencionales que utilizan los estudiantes y que dependen de la Consejería de Fomento, las llamadas rutas de ‘transporte zonal’ y que suman 1.049.

En conjunto, son 23.835 los usuarios de alguna de estas rutas de transporte vinculado a los centros educativos. Casi la mitad se encuentran en la provincia de Toledo (11.539), en Albacete las usan 2.364 alumnos, en Ciudad Real 3.167, en Cuenca son 2.652 y en Guadalajara los usuarios suman 3.843.