A pesar de lo que ha costado la ya famosa Torre del Vino de Socuéllamos (y lo que seguirá costando a los socuellaminos, 500 años para pagar solo su construcción, mantenimiento aparte), el Ayuntamiento de Socuéllamos se ha mostrado muy satisfecho por la acogida de este edificio en su primer mes de actividad. El centro del vino ha sido visitado por 2.912 personas, algo que desde el Ayuntamiento resaltan que es un gran logro, con una media de asistencia diaria de 180 personas.
El Ayuntamiento se felicita por el éxito a su juicio de la iniciativa: no obstante para que la obra sea rentable necesitaría acoger 133.000 visitantes anuales, o lo que es lo mismo, más de 11.000 mensuales, por lo que la cifra de visitantes está muy lejos de hacer de la obra algo beneficioso económicamente para la localidad. A ello hay que sumar que los primeros días del museo fueron jornadas de puertas abiertas, por lo que no se cobró entrada, así que los ingresos generados por estas casi 3.000 personas son cero euros.
Uno de los hechos que según concretamente la responsable del edificio, Hortensia López, han ayudado a que acuda más gente a visitarlo es la polémica que ha generado, que a su juicio ha hecho que aumenten los visitantes. También ha ayudado el mes con más días festivos como era de esperar, por lo que este mes se espera que sea, con su inauguración, la cifra de visitantes muy superior a la que será la media del año.
El recurso que más llama la atención a los visitantes es el altísimo mirador de 40 metros de altura y once plantas, si bien la responsable del edificio indica que después la gente se queda sorprendida por lo que hay dentro del edificio, que no solo es un mirador. En próximas fechas les ofreceremos un reportaje extenso de lo que es por dentro la Torre del Vino que, como dice la responsable del centro, no es solo el mirador, aunque sin duda es de lejos la mayor atracción del edificio.
La responsable del centro también señala que la gente se va muy contenta del complejo y que quedan sorprendidos por la diversidad de cosas que ofrece. Y así es: preguntados a numerosos socuellaminos por su opinión del edificio, un 80% resaltan que es muy interesante, bonito y llama la atención. Sin embargo casi el mismo porcentaje (entre un 65 y un 70%) nos decían que “conforme están las cosas, el dinero no era para gastarlo en esto. Hay muchas cosas antes que esto”. Es decir, que gusta el edificio, pero no gusta lo que ha costado ni que el Ayuntamiento se haya endeudado de esa manera para varias generaciones.
Además la mayoría de visitantes de la torre son de la propia localidad, lo que demuestra que han sido más los curiosos que se han acercado a verla que turistas en sí que hayan elegido Socuéllamos como punto a admirar por su edificio. Ni con esas estadísticas, la Torre del Vino se llega a cercar a cubrir ni un cuarto de todos los gastos.