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Veinte familias podrán recuperar los restos de sus familiares represaliados en Almagro, tras más de una década de investigación

Un total de 26 represaliados son los que se han podido localizar tras cinco semanas de exhumación de una de las fosas comunes de Almagro, en un trabajo conjunto entre el Laboratorio de Antropología Forense de la Universidad Complutense de Madrid y el equipo de Mapas de Memoria, el proyecto del Centro Internacional de Estudios de Memoria Social y Derechos Humanos de la UNED con el apoyo de la Diputación de Ciudad Real. Es el total de los que se buscaban en este proyecto financiado gracias a las subvenciones del Ministerio de Presidencia. “Las conclusiones son muy buenas”, asegura María Benito, que ha coordinado el equipo de Antropología Forense.

Al localizar todos los cuerpos que se buscaban, ahora comienza una nueva etapa, en la que se procederá a la identificación de los cuerpos, ya que algunos estaban “mezclados” y todavía deben ser individualizados para asignarles una identidad y poder entregarlos a las familias. El carácter indiscutiblemente mediático de la exhumación, que ha llegado a tener una gran relevancia nacional, ha ayudado en la tarea de localizar familias. Desde Mapas de Memoria celebran el triunfo que supone haber pasado de tener sólo dos familias localizadas, a contar con el apoyo de más de una veintena.

“Esta mañana me contactaba otro familiar al despacho de la Universidad que no estaba localizado y que se habían interesado en la exhumación. Todo esto nos permitirá trabajar en la identificación de los restos óseos que hemos encontrado”, reflexiona Benito. En cuanto al trabajo técnico de la exhumación, Benito explica que al ir excavando se dieron cuenta que había tumbas excavadas directamente en la roca madre. “Esto también ha permitido que el estado de conservación de los restos haya sido muy bueno, hemos encontrado también materiales y tejidos asociados a los individuos”, explica. Una veintena de personas de la Universidad Complutense de Madrid ha estado trabajando en estas labores.

Alfonso Villalta, miembro del equipo de Mapas de Memoria, recuerda que el trabajo de investigación de la represión en toda la provincia de Ciudad Real comenzó hace ya más de diez años, y que sin esta parte “menos atractiva” de la búsqueda de la memoria histórica logros como el de la exhumación de Almagro no sería posible. Se refiere a las largas jornadas en los distintos archivos buscando los nombres de las víctimas de la represión vivida durante la posguerra y el franquismo. “Recordemos que esto se ha realizado para todas las fosas, incluyendo la de Manzanares que ha exhumado ahora la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica”, recalca.

“Ha sido un necesario un trabajo previo, de largo recorrido para poder realizar estas exhumaciones con garantía de éxito. Aunque hasta que no se abre la fosa no se puede saber lo que se encontrará, pero para llegar a este punto se necesita mucha información, un trabajo amplio y muy minucioso, que es lo que ha llevado a cabo Mapas de Memoria”, insiste Villalta. No se trata de algo “casual”, sino de la unión de muchos factores de personas que quieren dignificar la memoria democrática de estas zonas.

Setenta fueron las personas asesinadas en Almagro. Sólo se ha intervenido, esta vez, en la fosa de extramuros, en la que fueron arrojados 28 cuerpos, de los que se ha exhumado ahora 26, puesto que dos ya habían sido retirados. “Ha sido una intensa labor de búsqueda de familiares, acompañando y colaborando con el Laboratorio de Antropología Forense, que ha estado trabajando, digamos, fosa abajo, mientras nosotros lo hacíamos fosa arriba”.

Frágil reconstrucción de la memoria

La búsqueda de familiares es esencial, primero por motivos técnico-científicos, para realizar las pruebas de ADN, pero también para poner “rostro a las siluetas que no conocíamos mucho más allá de los datos con los que contábamos”. El rostro de hijos, hijas, nietas y nietos que ya no vivían siquiera en el pueblo donde sus familiares fueron fusilados o asesinados. “Hemos intentado llevar a cabo esta metáfora que es buscar y ponerle rostro y dar voz a las personas asesinadas”, afirma Villalta.

Por eso, ha agradecido el papel que han cumplido los medios que han difundido la labor, pues han servido para encontrar más familiares. Pero no sólo eso, sino que los investigadores han acudido a dar charlas pedagógicas a centros educativos para poder lograr mayor repercusión de su trabajo. “Los alumnos han venido a ver la fosa y a entender que esto también es parte de su historia”, reflexiona el investigador.

“Debemos pensar en todo lo que significa esto, en reconstruir ramificaciones familiares que se han ido perdiendo, no porque la hija no piense en el padre, sino porque la hija se ha tenido que ir lejos y con ella, todos los recuerdos. Esto es lo que estamos reconstruyendo, tirando del hilo frágil de la memoria, y por eso es tan importante que los familiares se den cita y que están emocionadísimos por ello”, afirma. Este martes 8 de junio, en la Universidad Popular de Almagro, se llevará a cabo un acto de clausura y homenaje de la fosa común y las personas que se han podido rescatar de la misma, aunque sea más de ocho décadas después.