Un ratón, una denuncia por injurias y la justicia exclusiva para vizcaínos: uno de los pleitos de la Chancillería de Valladolid
Parece más complejo de entender de lo que realmente es. Siglo XVI, dos vizcaínos residentes en Valladolid se llevan a juicio el uno al otro. Tienen varias causas cruzadas: una por “heridas” (lo que hoy sería un delito de lesiones), otra por cesión de rentas y una tercera por injurias, pero no en el mismo término en el que hoy en día se entienden este tipo de delito.
El doctor Zabala llevó a juicio a Juan Martínez de las Ribas —ambos vizcaínos— porque iba diciendo a sus conocidos que el doctor le había interpuesto un pleito en el que se le acusaba de haber matado a su ratón doméstico (o lirón, no queda claro) que tenía en una librería de Bilbao y al que le daba de comer con la boca, según los testigos interrogados. Pero los documentos que conserva el Archivo de Chancillería de Valladolid (entonces, máximo órgano judicial de la Corona de Castilla y ahora, uno de los ocho grandes archivos del Estado) no incluyen ese pleito por el ratón, porque de hecho no hay constancia de ese procedimiento judicial.
Lo que hizo el doctor Zabala fue acusar a Juan Martínez de las Ribas de propagar injurias contra él, por eso llevó el caso del Corregidor de Valladolid. Sin embargo, Martínez de las Ribas argumenta en el juicio que el Corregidor de Valladolid no debía encargarse de dirimir si hubo injurias o no, sino el Juez Mayor de Vizcaya. “No se litiga ni al ratón, ni que le hayan matado al ratón, ni que nada. Son dos vizcaínos que están en Valladolid. Y el corregidor de Valladolid no tiene jurisdicción porque son vizcaínos. Por eso la otra parte dice: 'No, no, este juicio tiene que decidirlo el Juez Mayor. Y todo el procedimiento va sobre este asunto”, explica desde su despacho la directora del Archivo de Chancillería de Valladolid, Cristina Emperador.
Los vizcaínos, hidalgos desde 1526
Los vizcaínos solo pueden ser juzgados en la Sala de Vizcaya, que estaba situada en la Chancillería de Valladolid. Daba igual que residieran en Cádiz o en Sevilla, debían trasladar el caso a Valladolid. “Desde 1526, todos los vizcaínos, por su origen, son hidalgos”, detalla la directora del Archivo desde 2009. Y otro de los beneficios que se les reconoce es que tendrán sus justicias inferiores al señorío, como tiene cualquier territorio de la corona, pero las apelaciones son ante la Chancillería Valladolid.
“La Sala de Vizcaya tiene un carácter especial. Se crea porque en la segunda mitad del siglo XIV, el Señorío de Vizcaya no se integra exactamente en la Corona de Castilla, sino que el rey de Castilla pasa a ser además el señor de Vizcaya. Y el Señorío de Vizcaya tiene unas características muy especiales, su propio régimen jurídico es especial”, concreta Cristina Emperador.
¿Qué es la Sala de Vizcaya Es una sala de jurisdicción especial, cuya competencia se ve delimitada por el fuero personal de los vizcaínos y presidida por el Juez Mayor de Vizcaya. “La Sala de Vizcaya se constituye como jurisdicción privativa y única para todos los vizcaínos, naturales y originarios del Señorío, tierra llana, villas, ciudad, Encartaciones y Duranguesado”, apunta Emperador en el artículo El archivo de la Real Chancillería de Valladolid y la Sala de Vizcaya: fondos documentales producidos por una sala de justicia en el Antiguo Régimen. Esta Sala judicial es única en la península, porque no tiene un homólogo en la Chancillería de Granada, como sí sucede con las salas de Hijosdalgo, de lo Civil y lo Criminal.
Cristina Emperador, desde su despacho lleno de archivos y documentación, recuerda que cualquier vizcaíno que estuviera fuera del Señorío podía hacer “una declinatoria de jurisdicción”. “Es decir, yo soy vizcaíno; mis causas sólo las puede ver el Juez Mayor de Vizcaya. Entonces, las causas de cualquier vizcaíno tramitadas fuera del señorío, sólo las puede sentenciar el juez mayor de Vizcaya. Lo cual es otro privilegio, claro. Imagina un vizcaíno que se va a Sevilla y tiene un crédito con alguien. Le meten preso por deudas y el vizcaíno dice: 'No, no, a mí no me puede juzgar el corregidor de Sevilla; el Juez Mayor de Vizcaya está en Valladolid. Y se trae la causa, tienen que venir las pruebas, los testigos...”, expone Emperador. Esta archivera por oposición desde 1990 asegura que no hay muchos casos así, pero sí existen, aunque normalmente llegaban a acuerdos extrajudiciales para evitar los costes del pleito.
Más de 20.000 pleitos de la Sala de Vizcaya
La Chancillería de Valladolid tiene más de 20.000 pleitos y expedientes producidos por la Sala de Vizcaya entre finales del siglo XV y 1834. Los cálculos que tiene la directora del Archivo es que los pleitos criminales suponen una tercera parte del volumen que suponen los pleitos civiles. El mayor número de pleitos conservados corresponde al siglo XVI, más de 7.000; una cifra que se va reduciendo con el paso de los siglos, especialmente en los procesos criminales. Uno de estos pleitos es precisamente el del doctor Zabala y Juan Martínez de las Ribas.
Al final, el caso de las injurias por el ratón quedó 'olvidado'. Es decir, se cree que llegarían a algún tipo de pacto, algo muy frecuente en la época pero que no dejaba rastro documental en la Chancillería. “Estos dos probablemente llegaron a un acuerdo extrajudicial. Otros pleitos 'olvidados' tienen sentencia de vista, pero la parte no ha pedido una ejecutoria. Y como no ha pedido una ejecutoria, pues se ha quedado como 'olvidado'. Pero lo más habitual es que no llegan a término”, explica desde su despacho la directora del Archivo de Chancillería de Valladolid, Cristina Emperador.
Este es solo uno de los cientos de miles de pleitos que atesora el Archivo de la Chancillería de Valladolid, cuyos fondos documentales podrían recorrer más de 13 kilómetros colocados en vertical. La directora del Archivo de la Chancillería de Valladolid tiene claro que trabaja en un servicio “para el ciudadano” y de la Justicia. “La Audiencia Provincial todavía nos solicita documentos que nosotros les servimos, para que lo tengan como antecedentes. En Cantabria hay consejos pequeños que están ganando pleitos por límites con los ejecutores de la Chancillería del siglo XVIII”, ejemplifica.
“Los archivos son históricos y son historia, pero no son solo historia; los archivos son a día de hoy los garantes de la transparencia, de derecho democrático y de la memoria histórica”, explica de una manera apasionada Cristina Emperador, que ejemplifica cómo el presidente de Argentina, Javier Milei, ha despedido a los archiveros que investigaban los crímenes de la dictadura argentina. Y así, un pleito sobre las injurias y un ratón (o lirón) puede servir para explicar la jurisdicción de la histórica Sala de Vizcaya, única en España y tesoro historiográfico.
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