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Burgos y Soria, las provincias 'sin paro' por motivos tan distintos como el repunte de la industria y la despoblación

Las provincias de Burgos y Soria han rozado en el último año cifras de paro cercanas al pleno empleo ya que ambos territorios de Castilla y León han conseguido bajar su tasa de paro hasta el 6%, un dato muy próximo al 5% que se considera como desempleo estructural. Este concepto, según Carmen Fernández Aguilar, directora del Grado en ADE de la Universidad Isabel I, “es aquel que se explica por cambios en la estructura económica de una o varias industrias. Es decir, este desempleo se genera porque los demandantes de empleo, el mercado laboral y el tejido empresarial, no logran encontrar el perfil de trabajador que buscan..

Para conocer la situación de estas provincias vecinas, que presentan similitudes y también diferencias, hay que ubicar a ambas dentro del contexto de pérdida de población que se puede registrar en Castilla y León. En el caso de Burgos, con 352.331 habitantes en los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, desde 2010 hasta 2022 ha perdido un 5,63% de habitantes, lo que se traduce en 21.000 personas menos. Soria, con una población de 89.549, también ha perdido un porcentaje ligeramente superior en el mismo lapso de tiempo, en concreto su padrón baja un 5,79%, lo que representa 5.367 personas menos.

Su población activa también es similar en cuanto a porcentaje. En el caso de Burgos es del 59% -unas 174.300 personas-, mientras que la de Soria es del 60,4% -unas 45.700 personas, siendo esta tasa la más alta de toda Castilla y León. De forma pareja a la pérdida de población, en ambas provincias también se ha dejado notar en la población activa ya que desde 2010 han bajado un 5,12% y un 2,14%. respectivamente, lo que significa que la primera ha perdido casi 5.000 empleados y la segunda cerca de mil.

Si se desglosa a la población activa por sectores, en Soria se puede ver una composición en la que el sector servicios concentra al 59,6% de los activos, la industria el 22,6%, la agricultura al 8,8% y el 6% a la construcción. Además, el 3% son parados que buscan primer empleo o han dejado su último empleo hace más de 1 año.

Por su parte, Burgos, presenta una composición similar en cuanto a estructura, pero con diferencias en sus porcentajes. La agricultura representa el 6,5%, la industria el 21,9%, la construcción un 4,4% y el sector servicios el 64,4%, mientras que los parados que buscan primer empleo o han dejado su último empleo hace más de 1 año representa el 2,8%.

Los datos publicados por el Informe del Mercado de Trabajo 2022 del Gobierno de España recogen que Castilla y León cuenta con “el 4,7% de las empresas de España, pero sólo con el 3,5% de las actividades (696) de 50 a 249 empleados, y apenas el 2,7% de las grandes compañías (126) con más de 250 trabajadores”, expone Fernández Aguilar.

Además, la docente universitaria explica que “la estructura empresarial de la Comunidad está integrada” casi en su totalidad, por pymes, con el 99,9% entre 0 y 249 asalariados“. ”En este sentido, las pymes sin asalariados (86.003), suponen el 54,7% del tejido; y las que tienen trabajadores (71.002), el 45,2%“, apostilla.

En los casos de Burgos y Soria, el tejido empresarial se mantiene gracias a las pequeñas empresas, la primera con 25.218 pymes de sus 25.218 empresas y la segunda con 5.664 de sus 5.670, como recoge el último informe del Ministerio de Industria sobre Estructura y Dinámica Empresarial en España, en su dimensión territorial.

“Se ha de resaltar”, continúa “que, pese a que el espíritu emprendedor en Castilla y León languidece, en la provincia de Burgos goza de mejor salud”. Según el citado estudio, ·se pone de relieve que la Comunidad, cuenta con 659,3 empresas por cada 10.000 habitantes, frente a una media en España de 710,5·. El dato supone que Castilla y León se sitúe en el puesto 12 de las 17 autonomías. En cambio, “Burgos se posiciona por encima de la media de la Comunidad y se acerca a la media de España, con 708,8 empresas por cada 10.000 habitantes”, comenta Fernández Aguilar. En el caso de Soria, ese mismo estudio recoge una cifra menor que la media autonómica y nacional con 638,9 empresas por cada 10.000 habitantes.

Soria: despoblación y falta de mano de obra

Soria registró en el tercer trimestre de este año la décima tasa de paro más baja de España, con un 8%, una cifra que ha crecido respecto al mismo ejercicio de 2021, cuando la provincia anotó su mínimo de 6,16% de desempleo.

Una de las características de Soria es que su tejido empresarial está formado por multitud de mircropymes con un trabajador, como apunta la presidenta de la sección de Soria del Colegio de Economistas de Madrid, Mercedes Ciria Berzosa. Otro factor es la dispersión de sus habitantes con una densidad de población 9,2 habitantes por kilómetro cuadrado, un dato que es diez veces menor que la densidad de población de España y tres veces más baja que la de Castilla y León.

Esta provincia tiene su propia realidad, ya que las cifras sin contexto crean una ilusión de que quien quiere trabaja en Soria y lo cierto es que, aunque en verdad en parte, hay una escasez de trabajadores fruto de la pérdida demográfica, una situación que es un “verdadero problema” para las empresas.

El análisis del mercado laboral de Soria muestra a una población muy envejecida y con un complicado relevo generacional -aquellos que empezaron a trabajar en los años 60 y se jubilan no tienen reemplazo- lo que dificulta la viabilidad económica de la provincia. Despoblación y falta de mano de obra van juntas. Como explicaba María Ángeles Fernández Vicente, directora general de la patronal soriana FOES, a este periódico “el problema es un drama” ya que la industria quiere crecer y se topa con que no hay gente. “Cualquier empresa que llames y que preguntes cuál es su mayor problema te dicen: no tengo trabajadores”. Esta realidad también la sostiene el empresario soriano Jesús Izquierdo quien asegura que “en multitud de sectores estamos buscando gente para ampliar el personal”.

Las necesidades de Soria pasan requerir mano de obra en sectores clave como la logística con el Grupo Molinero -con unos 700 empleados-, como empresa centrada en el transporte de productos perecederos; en el sector agroalimentario con Soria Natural, dedicada al cultivo y elaboración de productos naturales, como un peso pesado; la producción de energía, con Solarig, como productor independiente de renovables y especialista en fotovoltaica. También cuenta con empresas dentro del sector financiero o el de componentes de automóvil.

El clavo ardiendo al que se agarran los sorianos, al igual que sus vecinos de Teruel o en la provincia de Cuenca, es que las medidas de fiscalidad diferenciada anunciada por el Gobierno surtan un efecto.

Dichas políticas, como relató el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en el anuncio del plan, “permitirán una reducción de las cotizaciones empresariales en los contratos indefinidos ya existentes y en los nuevos contratos indefinidos que se firmen” en esos territorios mediante la reducción del 5% en la cotización por contingencia. La bajada será del 15% en el caso de los nuevos contratos indefinidos registrados en el ámbito provincial y del 20% en los nuevos contratos indefinidos en empresas situadas en municipios de hasta 1.000 habitantes y cuya sede social y fiscal esté en dicha localización.

Soria es esa gran desconocida ya que su posición central dentro de la península le deja, por carretera, a algo más de dos horas de Madrid y Valladolid y a dos horas de Zaragoza. También se encuentra a una hora de las estaciones de AVE de Tudela, en Navarra, y de Calatayud, en Zaragoza. Todo ello, sin olvidar la gran deuda que las administraciones tienen con la provincia a la hora de dotarla de infraestructuras de comunicación ya que no cuenta con autovía directa a Valladolid y una apuesta clara por el tren -solo cuenta con una línea con Madrid- y autobús.

Además de esto, Ciria Berzosa defiende que Soria tiene más virtudes como la proximidad de los servicios públicos o centros de trabajo “que se encuentran a 15 minutos o 30 minutos”, cuando en ciudades como Madrid el transporte interno se eleva a más de una hora.

La demanda histórica de la fiscalidad diferenciada abre la puerta al retorno de la población perdida y servir de efecto llamada para aquellas empresas que encuentren estos beneficios atractivos. También para aquellas personas que pueden realizar sus tareas en remoto y que aspiran a una buena calidad de vida, algo que desde la pandemia ya se está viendo, como afirma la economista.

Burgos: tercera tasa de paro más baja y segundo PIB industrial más alto

Burgos tuvo la tercera tasa de paro más baja del país un 6,24% en el tercer trimestre de 2022 y se debe en buena parte a la industria que acoge y que arrastra al resto de sectores. Para Íñigo Llarena Conde, responsable jurídico de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), la suya “es una provincia intermedia con casi 353.000 habitantes y con una capital con 175.00 personas, que, junto con el alfoz, los municipios cercanos y la población flotante suma unos 200.000 habitantes, por eso nos alejamos de las provincias pequeñas y tenemos y necesitamos de una serie de servicios”. Esto último, se puede ver en su composición de activos, donde el sector terciario concentra al 64,4% de los activos.

Pero Burgos tiene un “elemento diferenciador” y es el peso industrial en su economía. La provincia tiene el segundo PIB industrial más alto del país, que representó el 32,3% en 2020, y solo se encuentra por detrás de Castellón, cuyo sector secundario representa el 36,6% de su PIB, como refleja el INE. 

Ahora estos negocios ya se encuentran en una segunda generación de trabajadores, al comenzar el relevo por jubilación de aquellos ‘baby boomers’ que empezaron en los años 60, algo que tampoco acaba de estar asegurado, aunque sin ser una necesidad tan acuciante como en Soria.

La composición de la industrial burgalesa se reparte en tres áreas principales: el metal, los automóviles y el sector agroalimentario. En Burgos se producen “todos los componentes de un automóvil”, como defiende Llarena, a lo largo de toda la provincia con el Grupo Antolín. Por ejemplo, en la capital se encuentra el Grupo Correa, que fabrica maquinaria pesada, una fábrica de Firestone, que produce neumáticos y hay plantas de Campofrío, Mahou-San Miguel o del grupo Pepsico.

También hay otros campos representados en la ciudad del Arlanzón como fábricas de cerámica, vidrio o químicos. Todo ello lleva a que “una cuarta parte” de la población de Burgos trabaje en la industria, algo que sin duda lleva a fijar la población, como apunta el representante de los empresarios. Además, acoge dos polígonos industriales que explican el motivo del asentamiento de grandes empresas ya que cuentan con suelos con ocho y cuatro millones de metros cuadrados, “una extensión casi tan grande como el casco urbano”, explica Llarena Conde.

Pero la provincia también acoge más industria con otros dos polos como son Aranda y la Ribera del Duero, que además del vino provee de neumáticos con la planta de Michelín o su fábrica de medicamentos, y al norte el eje Miranda de Ebro, con la empresa aeronáutica Aciturri, además de conectar con la vecina Álava y con Haro, en La Rioja.

Todo ello, como apunta Llarena, en buena parte se debe a la conexión vía carretera con la A1 como eje vertebral de la provincia lo que le permite una situación geográfica “privilegiada”, como lo define el representante de FAE.

La receta burgalesa no pasa solo por las empresas, los trabajadores también tienen una parte importante del empuje económico como factor clave en la productividad. Esto se debe en buena parte a la formación, ya que cuenta con dos universidades, la Universidad de Burgos, de carácter público, y la Universidad Isabel I, privada, pero de implantación online, además de numerosos centros de Formación Profesional. Estos últimos, defiende el jurista, siempre están llenos, en especial los que tienen que ver con la rama de mecanizado y al hacer prácticas en empresas “salen colocados”. Otro factor es que “el burgalés es un trabajador serio”, como defiende Llarena Conde.

Burgos, como casi todas las provincias de Castilla y León, se tiene que enfrentar a retos de cara al futuro y esto es lo que le une con Soria, ya que la despoblación y la falta de retorno de talento y estudiantes que tienen que irse fuera pone en serias dudas la viabilidad del modo de vida. Quizás el problema de Burgos es más a medio o largo plazo, mientras que el de Soria es inmediato, lo que hace que no haya que pasar por alto sus demandas. Como asegura Llarena Conde, “hay un éxodo de jóvenes” a Madrid y Valladolid y una vez allí no regresan. Una diáspora que en Soria conocen bien.