El sector galletero esquiva el abismo: “El fin de Siro habría cerrado el pueblo”

Javier Ayuso Santamaría

Venta de Baños (Palencia) —
14 de junio de 2022 22:37 h

0

“Acabo de oír un audio y ya hemos cobrado. Puri lo acaba de poner ahora mismo”. Así recibían un grupo de trabajadoras de Siro de Venta de Baños la noticia de que por fin iban a recibir la nómina del mes de mayo, paralizada para todos los empleados desde que así se los comunicara la empresa el 7 de junio. La alegría no es para menos. En este pueblo palentino, al igual que en el no muy lejano Aguilar de Campoo, El Espinar, en Segovia, y la localidad zamorana de Toro, este martes 14 de junio, se nota alegría, la atmósfera es diferente.

Y no por el bochorno que hace, sino porque después de meses de angustia, con unas semanas en que todo parecía abocado al desastre, no van a perder su forma de vida. El Grupo Cerealto Siro se queda en Venta de Baños, al menos otros dos años; y la pesadilla del cierre se ha tornado en esperanza de cara a revertir una situación que ha hecho que la fábrica galletera pasase de tener que hacer frente a pérdidas, impagos -primero a proveedores y luego a empleados- a poder recibir una inversión de más de 100 millones para recuperar el fuelle perdido.

Pero no todo es una alegría desbocada, como hay quien pudiera pensar. María Jesús y Montse reciben con cierto recelo la buena noticia. “Ahora estamos esperando a ver qué pasa con el nuevo inversor porque tampoco teníamos plan B. O se firmaba el acuerdo, o se cerraba”, afirma la primera. “Y entrabamos en concurso de acreedores. El día 20 estaba todo cerrado”, añade la segunda.

A esta tertulia, improvisada en el flanco izquierdo del ayuntamiento de la villa, se suma otro grupito de otras dos mujeres y un hombre. Todas ellas trabajan en “galletas”, como llaman ellas a la planta que el grupo iba a cerrar de no ser por el acuerdo y Manolo es jubilado tras pasar también por la factoría.

Ellos son un ejemplo del vínculo que tiene esta comarca del Cerrato palentino con la compañía. Entre estos vecinos están el pasado y el presente, en muchos casos, con todos los salarios del hogar vinculados a la producción de galletas.

Y como ellas más de 200 personas empleadas en un pueblo cuyo padrón marcaba, a 31 de diciembre, 6.401 personas, pero que la influencia de Siro abarca a toda la comarca palentina. El cierre de la planta arrastraría a más pérdidas de empleos, estimado en que por cada puesto directo otros tres viven de ellos, además de otros sectores como hostelería o  comercio. Por no contar las oficinas de la propia firma, que ocupan a más de 250 “y pico” personas o las 210 de la planta de aperitivos y pasta. Todo un verdadero “mazazo”, en palabras de la vicepresidenta del comité de empresa, Mónica de la Sierra, también presente en la conversación del día después.

Durante estas semanas, han pasado por muchos sentimientos: “Pena, rabia, coraje. De todo” asienten al unísono. “En mi casa vivimos dos de Siro”, asegura una de las empleadas. “Pues en la mía también…y un hijo”, apostilla. “En la mía somos tres, pero tengo una compañera que en su familia entran cuatro salarios. Imagina estar sin cobrar”, agrega.

Puestos en lo peor, como asiente Manolo, de cerrar “esto sería la ruina. Se habría cerrado el pueblo, porque aquí no hay nada ya”. En el pasado esta localidad ha visto como su importancia industrial se diluía. Venta de Baños nació y creció en torno al ferrocarril, como un gran nudo hacia el norte, tanto de pasajeros, como de mercancías, como de talleres. Además, en estas tierras también estuvo una planta de Azucarera cerrada hace dos décadas. Todo ello ha sucumbido y lo que mantiene esta zona rural son las galletas. 

Por eso, la noticia del plan de salvación y su ratificación por la plantilla ha devuelto el descanso a la hora de dormir, ironizan en el corrillo. “De momento, estamos un poco más tranquilos, esperanzados a ver qué pasa con el grupo inversor”, explican. Por ahora, la llegada de los dos grupos inversores ha supuesto la llegada de los salarios y que se haya recuperado la actividad en las plantas. Diez días después, el polígono donde Siro tiene sus fábricas vuelve a oler a galletas.

Ese aroma embriagador ya se huele por el pueblo. “Se nota en las terrazas, también en la piscina, que la semana pasada sólo había cinco apuntados y el primer día suele haber ‘tela marinera’. Ayer a las tiendas que fui era la comidilla”, explican las mujeres del corrillo. 

Aquí llega el apartado de agradecimientos. Todos se muestran orgullosos de cómo se ha negociado. “Esto es de todos”, defiende De la Sierra. “Fíjate lo que se han movido que han llegado a Madrid... y de ahí al cielo”, comentan.

La clave Maroto

Para Montse, Isa, María Jesús y Pili también señalan con orgullo cómo se ha conseguido el acuerdo. Todas coinciden: Reyes Maroto se las ha ganado. La ministra de Industria fue personalmente a todas las fábricas a explicar el plan. En Venta de Baños, cuentan, “ella dijo que quería entrar por donde entraban todos los trabajadores, por los vestuarios” comenta una. “Ay madre a ver si se ha encontrado alguna zapatilla!”, exclama otra. “Es muy cercana, te daba tanta confianza que era como una de nosotros”, asienten todas. “Entraba muy orgullosa”, dicen.

Las anécdotas se suceden, por ejemplo, “cuando paró en la puerta y nos vio fumando nos dijo: Fumad el cigarro tranquilos que ahora entramos. ¿La ministra, eh?”, relata una de ellas. “En estos momentos nos ha salvado la vida”, sostiene.

Es de bien nacidos ser agradecidos, como dice el refrán. La “marotomanía” parece haber llegado al pueblo y no es para menos, como explican el alcalde socialista, José María López Acero, y la vicepresidenta del comité de empresa y también teniente de alcalde, Mónica de la Sierra.

El papel del Ministerio de Industria se antoja crucial en el ‘final feliz’. Como desvelan ambos representantes el Ministerio “llevaba semanas trabajando sin decir nada. Solo cuándo tenían algo concreto nos han llamado”. 

Han sido dos semanas realmente duras para el pueblo, también para quienes representan a los vecinos. El miércoles, a petición de Venta de Baños, la Junta de Castilla y León convocaba a alcaldes de los pueblos afectados y a los comités. En ese momento los grupos inversores se habían retirado, las plantas estaban paradas y los trabajadores no habían recibido la nómina.

En esa primera toma de contacto con una administración, los trabajadores sacaron el compromiso de renegociar el plan de viabilidad que empresa y fondos habían propuesto. Un acuerdo inicial lesivo para las condiciones de los empleados. En esa ronda, se convoca un segundo encuentro con la Junta y en el aire con el Ministerio.

El alcalde explica que “el problema que hubo” es que “la ministra llamó a Mañueco varias veces para que fuesen a Madrid a reunirse y se suspendiese la reunión del jueves por la tarde. Hay que dar la razón a la ministra porque esa reunión no tuvo nada que sacar”. 

López Acero asegura que en el encuentro, mantenido el jueves en Valladolid, el consejero de Economía, Carlos Fernández Carriedo, -que desempeñó funciones propias de la consejería de Empleo e Industria, en manos de Vox y por la que su titular ha sido duramente criticado- acabó diciendo que el problema no se podía solucionar ahí y que la oferta estaba en el Ministerio de Industria. Ellos -la Junta- no conocían tampoco a los inversores. “Aunque, como dijo ayer Mañueco, han mantenido reuniones con la empresa, aquí quien ha aportado todo ha sido el Ministerio”, apunta De la Sierra.

Y de Valladolid a la capital en un minibus fletado por el propio Gobierno. Por el camino, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, les anticipaba que “había una propuesta que mejoraba la inicial de la empresa”. En la sede del Mministerio de Industria  las negociaciones se alargaron hasta las 3:30 de la madrugada. Por fin había un acuerdo firme, como un gol en el descuento. “Empezábamos a respirar”, desvela la teniente de alcalde y trabajadora de la fábrica.

Con todo ya firmado, el móvil del alcalde y de la segunda al mando está lleno de llamadas dando las gracias, algo que saca una sonrisa a los dos y llena de emoción los ojos de De la Sierra, quién agradece todas las muestras de cariño.

Además no solo destacan la labor negociadora de Reyes Maroto sino también destacan su presencia “a pie de fábrica” para explicar las nuevas condiciones. “Dio un baño de humildad a los trabajadores. Hasta un compañero ha pedido que sea la pregonera de las fiestas del pueblo” -algo que también secunda el corrillo de trabajadoras que decidieron atender a elDiario.es-, sostiene la vicepresidenta del comité. “Si ella acepta, está hecho”, confirma el alcalde.