La incidencia en Castilla y León se estabiliza estos últimos tres días pero se esperan dos semanas “muy difíciles y duras” en las UCI. Así lo han señalado este martes la consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el coordinador clínico de las UCI en Castilla y León, Jesús Blanco Varela, durante una rueda de prensa. Blanco Varela ha recordado que las restricciones tardan en hacer efecto: la incidencia empieza a bajar -de momento- tras 14 días de limitaciones, que tardan en evaluarse otros 14 días en los hospitales y otros 14 en las unidades de UCI. El índice de reproducción del virus está en 0,91, por debajo de uno, lo que Casado ha calificado como “buena noticia”, sobre todo porque el 23 de octubre este índice era de 1,36. “Pero no debemos relajarnos”, ha instado.
La previsión que han hecho ambos es de que las dos próximas semanas sean “muy muy difíciles”, porque presumiblemente “van a incrementarse los pacientes ingresados y críticos, con el impacto que supone para la actividad no COVID”, ha señalado Blanco Varela. De momento, ya han tenido que extender sus UCI los hospitales Clínico y Río Hortega (Valladolid) y los Complejos de Palencia, Burgos, Salamanca y León después de que sus unidades de críticos se hayan visto “sobrepasadas”.
Además, la alta ocupación de COVID en algunos hospitales altera la actividad programada en quirófanos. Según ha detallado la consejera de Sanidad, en Burgos se ha transformado un quirófano y se está trabajando con la empresa Recoletas para realizar operaciones no COVID en su hospital privado. En Palencia se ha extendido la UCI en dos quirófanos y en Soria, en uno. En el Clínico de Valladolid, se deja de operar en siete de sus 21 quirófanos para utilizar estos espacios como UCI y en el Río Hortega, otros dos de los 18 quirófanos. En Medina del Campo, se ha hecho lo mismo pero con uno de los tres quirófanos. En Zamora ha habido “algún quirófano” cerrado, aunque se espera que vuelva a abrir en breve. Los que mantienen la actividad en la UCI estructural son los complejos de Ávila, Segovia y los hospitales comarcales de El Bierzo (León), Miranda de Ebro y Aranda de Duero (Burgos).
Para Casado, la situación actual es “muy similar” a la del 26 de marzo, salvo que ahora “se puede mantener la actividad programada y ordinaria”, mientras en la primera ola “toda la actividad hospitalaria estaba centrada en el COVID”. Por ello ha destacado el “excelente” trabajo de los profesionales de Sanidad.
Dos semanas “muy duras”
A pesar de que las próximas dos semanas se prevén “muy duras”, como ha advertido Casado, Blanco Varela ha subrayado que la capacidad de atención en las UCI extendidas es “todavía muy alta” y están “preparados” para atender las patologías no demorables y graves que nos sean COVID. Además, el coordinador de las unidades de críticos descarta que puedan colapsar las UC, si la tendencia continúa así.
“Lo previsible es que se permita predecir con cierta seguridad que las UCIs extendidas no van a llegar a colapsar, aunque habrá una enorme sobrecarga para los profesionales”, ha indicado Blanco Varela, quien ha anunciado que esta “sobrecarga” puede ser todavía mayor en los próximos días. “Hay que ser conscientes del impacto que tiene nuestro comportamiento habitual sobre estos profesionales”, ha solicitado.
También ha garantizado que la extensión de las UCI no supone “un detrimento del tratamiento” de los pacientes de críticos. “A veces se utilizan quirófanos de cirugía mayor, reanimaciones post anestésicas y post quirúrgicas”, ha concretado.
La edad media de los ingresados en la UCI es “ligeramente inferior”, con pacientes de entre 60 y 70 años, aunque hay una paciente “extremadamente enferma” con 29 años y otro con 78 años. “Esto no respeta a ninguna edad”, ha recalcado Blanco Varela, que ha lamentado que haya “pacientes jóvenes extremadamente graves”. Además, hay que tener en cuenta que los tiempos de estancia medios son entre 15 y 20 días, aunque se pueden alargar todavía más. Esto “dificulta la renovación de pacientes y la disponibilidad de camas”.
El responsable de las UCIs en Castilla y León ha alertado de lo que supone acabar ingresado en una unidad de cuidados intensivos: “Uno puede acabar en UCI y no es un hecho banal, es muy grave. Por lo menos un tercio de los pacientes que ingresa fallece y los mayores de 80 años que contraen la enfermedad fallecen por encima del 85%”. Además, los que sobreviven tienen “secuelas importantes” que afectan a “muchos órganos, especialmente al sistema nervioso”. “Se sufre también cuando uno sobrevive”, ha apostillado.
Otras cuestiones
La consejera de Sanidad ha asegurado que ayer se reunió el comité de expertos de COVID-19, que rechazaron los cribados masivos y generalizados y apostaron por un uso extensivo de las pruebas en grupos con “baja trazabilidad” -no se sabe dónde se contagiaron- o con “alta incidencia”, como se ha realizado en San Andrés del Rabanedo y como se pretende utilizar en Miranda y Aranda próximamente. “Una prueba no supone estar protegidos del coronavirus. No quiere decir que dentro de 4 horas no contraigamos la enfermedad”, ha recordado Casado.