El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, está obligado a cortar y después a apagar los diferentes incendios que se le han generado en los últimos meses. No sólo me estoy refiriendo a los forestales sino también a los más difíciles de sofocar que son los originados por sus ‘compañeros’ de gobierno.
Mañueco huele desde hace algún tiempo a chamusquina como ocurría en épocas pasadas con las hogueras de la Inquisición, si bien él tiene la potestad de cortar unas llamas que, y no parece darse muy por enterado, ya le están acorralando.
Don Alfonso, aunque sea verano y vacaciones, debe tomar ya una decisión, decisión que como máximo responsable de la Junta está obligado a hacerlo.
No soy nadie para exigir dimisiones, aunque tampoco se me puede negar el derecho a pedir responsabilidades, y si eso exige ceses, pues adelante y que cada ‘palo aguante su vela’.
Sobre lo que puede pasar, aún aventurándome en exceso, creo que a no tardar mucho, con el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ‘va a mover el banquillo’ y que como León es León el recambio será del Viejo Reino y a ser posible una mujer. En ese caso nuevamente surge el nombre de Ester Muñoz, actual delegada de la Administración Autonómica en esa provincia.
Bien es cierto que al haber abierto la Fiscalía diligencias previas, Mañueco no puede ‘dejar a su consejero a los pies de los caballos’ y un cese en estos momentos significaría reconocer desde el propio Gobierno que es culpable de algo, por lo que antes de que se archiven dichas diligencias no se moverá nada.
Por lo que a Vox, socios, amigos y compañero de viaje se refiere, por mucho que algunos vaticinen un nuevo adelanto electoral para mayo del próximo año, estoy convencido de que tal cosa no puede suceder y voy a justificar mi afirmación.
Aunque las encuestas, incluidas las de Tezanos dan al PP en ascenso y a Vox en caída, para esas fechas que como dice el Romance Viejo del Prisionero ‘era por mayo cuando hace la calor’ en muchos ayuntamientos de Castilla y León, así como en decenas de otros lugares de España, los populares van a necesitar obligatoriamente a los de Abascal para configurar mayorías.
Por eso mismo no se puede romper, puesto que Feijoo va a depender de los de Vox para desbancar a los socialistas de muchos municipios en los que ahora gobiernan solos o en compañías diversas.
El momento para que Fernández Mañueco rompa con Vox será cuando se lo exija su Presidente Nacional, en el instante en el que Sánchez convoque Elecciones Generales. Justo ahí y coincidiendo con las mismas se decidirán a ‘soltar lastre’, algo que ahora muchos en el PP desean pero que no pueden llevar a cabo.
Sobre el futuro del actual presidente de la Junta hay opiniones para todos los gustos. Desde que será sustituido en su momento por alguien que ahora es procurador (Carriedo como siempre es el tapado) a casi seguro que desde Génova se propondrá otro nombre, mandando como sucede en estos casos al depuesto bien a un cargo ministerial o al cementerio de elefantes y canongía que es en lo que se ha convertido el Senado de España.
Opinar en la vida y mucho más en política significa que un segundo es una eternidad, por lo que hay que ir despacio para no equivocarse y tropezar, aunque ahora lo importante, Don Alfonso, es no quemarse todavía más.