Las medidas anticovid de Castilla y León contienen la expansión del coronavirus, con una incidencia todavía por encima de 900 casos

Los casos confirmados de COVID-19 bajan por segunda semana consecutiva. Si hace quince días Castilla y León notificaba 17.965 contagiados (semana del 18 al 24 de enero), la primera semana de febrero se ha saldado con 8.804, la mitad. Las medidas anticovid de la Junta de Castilla y León contienen la expansión del coronavirus, aunque la incidencia es todavía muy alta: está por encima de 900 casos (últimos 14 días). La media española es de 746 casos por cada 100.000 habitantes.

La tendencia es descendente desde hace dos semanas, aunque los casos confirmados no caen tan rápido como subieron después de las navidades. A pesar de todo, al incidencia acumulada en los últimos 14 días supera los mil casos en Palencia (1.805), Segovia (1.204), Soria (1.164), León (1.075) y Salamanca (1.064).

Sin embargo, se siguen detectando nuevos casos todos los días y la presión hospitalaria continúa siendo muy alta en toda la comunidad. Los hospitales de Castilla y León, que antes de la pandemia tenían 166 camas de UCI, llevan doce días atendiendo a más de 400 pacientes críticos, 300 de los cuales tienen COVID-19. En total, hay 1.884 hospitalizados en planta por coronavirus -cifra ligeramente inferior a la de hace una semana- y 314 en las unidades de críticos.

Además de los pacientes de COVID, los hospitales deben atender a muchas otras personas con otras patologías y enfermedades. Además de los hospitalizados de la pandemia, hay otros 2.830 pacientes ingresados por otros motivos y otro centenar en las UCIs. La Sanidad pública se está apoyando en los hospitales privados, donde se está operando pacientes desde hace semanas.

En las siguientes gráficas se puede observar la tendencia de los nuevos casos confirmados y las camas ocupadas en los hospitales por pacientes con coronavirus en planta y en la UCI. Esto nos permite ver cómo evoluciona la curva de contagios sin sumar los días anteriores, como hace la incidencia acumulada, aunque también figura en estos esquemas. La tendencia de los nuevos casos no está consolidada al haber incluido los datos del sábado y del domingo, cuando suelen detectarse menos contagios.

Las decisiones de la Junta de Castilla y León

Castilla y León ha tomado decisiones muy polémicas como el adelanto del toque de queda a las 20.00 horas -una cuestión sobre la que todavía tiene que pronunciarse el Tribunal Supremo tras el recurso del Gobierno-, pero no son las únicas restricciones que ha impuesto. Desde principios de enero se decretó el cierre del interior de los bares, centros comerciales y gimnasios, una medida que se ha prorrogado este lunes hasta el 23 de febrero.

El 16 de enero, ante una incidencia disparada, la Junta de Castilla y León impuso el toque de queda a las 20.00 horas, implantó el cierre perimetral de las nueve provincias y limitó las reuniones a 4 personas -aunque en terrazas pueden juntarse hasta seis-.

Dos semanas después, el Consejo de Gobierno decidió tomar medidas “excepcionalísimas” en los municipios en los que detectaran una incidencia “desbocada” que supere los 1.500 casos por cada 100.000 habitantes y no aseguren un “decrecimiento constante”. Actualmente hay 25 municipios de Castilla y León con estas limitaciones, aunque solo seis tienen más de mil habitantes. La única capital sin hostelería es Palencia, que lleva desde el 1 de febrero con estas restricciones 'extra'.

Lo que, en principio, no se puede medir, es qué impacto concreto han tenido unas medidas u otras, algo que se pone en cuestión desde la oposición en Castilla y León. El secretario general autonómico del Partido Socialista, Luis Tudanca, aseguraba en una entrevista a elDiario.es que la Junta ha utilizado el adelanto del toque de queda “para hacer ruido y tapar su propia incompetencia”.

Preguntado al respecto, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, explicó hace unos días que veía “difícil” atribuir el descenso de los contagios a una sola medida. “Adelantar el toque de queda tiene un efecto porque el tiempo de reuniones en bares o en casas también se reduce”, reconoció Simón, aunque se tomó después de implementar otras “medidas muy potentes”.