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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La 'no campaña' del único alcalde de IU en una capital: “El votante normal del PP se fía más de nosotros que de los suyos”

En Zamora se ven esta campaña pocos carteles electorales. Salvo las grandes vallas que el PP sí ha puesto, no hay una publicidad excesiva. En la plaza de Viriato apenas se ven cuatro caras en otros tantos carteles; y una tapada, pero hay una ausencia destacada. Ni rastro de la cara del alcalde de la ciudad, Francisco Guarido, que se presenta a la reelección para un tercer mandato. Su modelo de campaña es otro: que se valore lo hecho en estos años para bien o para mal.

Guarido, con casi 65 años, lleva ya ocho como alcalde de Zamora. Los últimos cuatro con una mayoría absoluta aplastante, 14 de 25 concejales. Es el único regidor de una capital de provincia bajo las siglas de Izquierda Unida, que sigue defendiendo a capa y espada, y aspira a rematar sus proyectos pese a hacerse de rogar su candidatura, que asegura será la última.

La campaña electoral de Francisco Guarido en estas elecciones está siendo de baja intensidad obligado por un inoportuno desprendimiento de retina sufrido hace algunas semanas, que le ha obligado a reducir su actividad pública al mínimo. Atiende a elDiario.es tras celebrar los avances en materia de patrimonio en una ciudad que si de algo puede presumir es de ello. Todas las encuestas predicen que volverá a ser el más votado aun con cierto desgaste, y en juego está por ver si llega o no a la mayoría absoluta. Las apuestas son que Zamora seguirá siendo 'la roja' en el mapa del poder municipal, pero Guarido no es triunfalista y advierte que estará “donde los ciudadanos decidan” ponerlos, “en el gobierno o en la oposición”.

Dicen en las encuestas que Francisco Guarido va a seguir siendo, con toda probabilidad, el único alcalde de Izquierda Unida en una capital de provincia. ¿Por qué?

¿Por qué? Uf, vamos a ver. Creo que lo que se premia es un trabajo de grupo, en el cual, pues es verdad que yo soy el que va de número uno, pero es un trabajo de grupo. De hecho, lo que nos sorprende ahora en la campaña es que nosotros hacemos balance, cada concejal hace balance de su concejalía, muy distinto de lo que hacen el resto de los candidatos, que son propuestas de brindis al sol: voy a hacer esto, voy a hacer lo otro. Eso es lo que se valoró en el 2019 y es lo que se está valorando ahora. Un balance, por supuesto, pero también con propuestas.

La verdad es que hemos pasado cuatro años difíciles, nosotros y todos. Dos años de pandemia y uno de guerra de Ucrania. El mandato ha sido lo que nunca había pasado, yo creo, en democracia; es casi perder tres años. Y digo perder porque la guerra de Ucrania nos ha hecho, en alguna ocasión, que las empresas abandonen obras adjudicadas ya. Y no tenían la culpa ellos tampoco. Entonces el mensaje es, ha sido un mandato complicado para todas las administraciones. Nos han quedado por hacer cosas y tenemos que rematarlas en estos cuatro años. Y la gente lo ha entendido.

¿Eso es lo que le ha motivado a volver a presentarse? Porque lleva dos legislaturas como alcalde y otros 16 años más como concejal en la oposición. ¿No se ha planteado en algún momento dejar la actividad política?

Por supuesto. Hace muchísimo tiempo. Yo entré con 40 años en el Ayuntamiento y voy a cumplir 65. Es un ciclo ya bastante completo, ¿no? Pero bueno, mis compañeros no me han dejado, y la gente en la calle tampoco, es verdad. Me presionan mucho y lo agradezco, la gente quiere que siga yo y nuestros votantes también. Nuestro voto es casi todo prestado. Entonces, bueno, te dicen por la calle, 'Guarido, tienes que seguir'. Pues vamos a rematar estos cuatro años. Pero indudablemente habrá que pensar en un sustituto para las siguientes elecciones.

Eso sí, también aclaro que nosotros vamos a estar donde nos ponga la gente. Que nos pone en el gobierno con mayoría absoluta, ahí estamos. Que nos pone con una mayoría suficiente para gobernar en coalición, ahí vamos a estar. Que nos pone en la oposición, también. En el gobierno llevamos ocho años y esperamos un tercer mandato. La gente se fía de nosotros porque sabe que vamos a estar donde nos pongan. Si a mí me ponen en la oposición, ya he estado 16 años, no me voy a ir. Voy a aguantar en la oposición porque para eso te pone la gente. Tienes que estar a las duras y a las maduras, a lo que opina la calle. Y luego se ve que es verdad lo que decimos. Creo que eso se valora, que es importante.

Habla de voto prestado. ¿Ese voto prestado es más personal a usted es a Izquierda Unida como partido?

Vamos a ver, como partido no. A Izquierda Unida como partido no, o no solo por lo menos, porque cuando viene una elección general nosotros, si tenemos en las municipales el 48%, en unas generales tenemos el 8%, es decir, el 40% es voto prestado, clarísimamente. Pero no es un voto prestado hacia mí solo, que algo aportaré. Es a un grupo también. Nosotros hemos demostrado desde el 2015 que nuestros concejales saben trabajar, sabemos gestionar la economía, sabemos gestionar la cultura, sabemos gestionar el deporte y lo hemos demostrado. Entonces es una valoración de grupo.

De hecho, en la campaña electoral está interviniendo todo el grupo, cosa que no hacen los demás que lo centran exclusivamente en el candidato. Nosotros lo centramos en el grupo, pero no porque a mí me haya pasado esto [se refiere al desprendimiento de retina que sufrió hace unas semanas] que tampoco puedo, por desgracia, moverme mucho, sino porque era la idea y era nuestra intención. Así lo hicimos también en el 2019.

¿Y cómo es ese voto prestado, capaz de sacar mayoría absoluta?

Es un voto prestado de un espectro político amplísimo. Claro, por eso el PSOE tiene tres concejales. Es decir, hay mucha gente del PSOE que nos vota. Es verdad que confía más en nosotros. Pero es que también hay gente del PP que nos vota o que no se fía de los suyos. Entre otras cosas, porque en estos cuatro años hemos limpiado en el Ayuntamiento algún caso de corrupción que hundía sus raíces precisamente en la época del PP. La gente del PP es de derechas, pero no le gusta la corrupción. La gente sencilla, la gente trabajadora que vota al PP, lo que quiere es transparencia y que el dinero se use en servicios. No se puede robar, ¿no?

Yo eso creo que es una cualidad también del votante normal del PP. Y en ese sentido, bueno, pues se fían más de nosotros que de los suyos. No hay que despreciar ningún voto. No hay que despreciarlo. Tenemos un voto transversal. Es un voto que hay que respetar.

Y hemos demostrado también que podemos gobernar para todos. Porque en el año 2015, cuando entramos decían 'estos ponen la ciudad patas arriba, van a quemar los conventos' y tal. Y no. Nosotros somos gente normal, sencilla. Tenemos una ideología de izquierdas, todo el mundo lo sabe. Somos de Izquierda Unida, todo el mundo lo sabe. Hay concejales que son del Partido Comunista, todo el mundo lo sabe.

Aquí nunca se ha ocultado... las siglas de IU permanecen como en pocos lugares.

No, no, no, en absoluto, en absoluto. Pero es que no tienes por qué ocultarlo. Creo que uno tiene que estar orgulloso de lo que es y a lo que pertenece. Si la gente te quiere votar, te vota. Nunca hemos ocultado eso jamás. Y eso creo que también da una garantía. Lo nuestro es un cúmulo de circunstancias que hacen que la gente normal, sencilla, los trabajadores, los jubilados, los jóvenes se fíen más de nosotros porque saben que vamos a gobernar para todos de una manera racional. Combatir la corrupción, además, no debería tener ideología. No debería tenerla.

Lo que pasa es que a todos les temblaron las piernas sabiendo qué había y a nosotros tuvimos que dar el paso de suspender a funcionarios de empleo y sueldo. Algo que ha sido duro en lo personal porque yo tengo denuncias de esta gente que se revolvía en su puesto. Pero al final te vas fuera, suspendido de empleo y todo eso está ahora en el Juzgado de lo Penal. Eso nos lo agradece la gente de la derecha, nos lo agradece mucho. Hemos hecho lo que no hicieron los suyos. 

La derecha tiene un axioma político que el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida verbalizó con su famoso “seremos fascistas, pero sabemos gobernar”. ¿Zamora es el ejemplo de que desde la izquierda también se sabe?

Bueno lo de la derecha, no siempre. Zamora es un ejemplo de que seremos de izquierdas, pero sabemos gobernar. Aquí hay un mantra históricamente de que la izquierda es buena para los servicios sociales y tal, pero la economía, pues, bueno, estos chicos son muy alegres y en esto de economía no saben nada, ¿no? Hemos demostrado que sabemos gestionar la economía, entre otras muchas cosas.

En el 2015 teníamos 14 millones de deuda, se tardaba en pagar a los proveedores por lo menos 200 días con el PP gobernando y ahora, en estos momentos, no tenemos deuda. No hemos subido los tributos en los ocho años y hemos mantenido una situación, por ejemplo, en que la ayuda a domicilio se ha triplicado.

Zamora es un ejemplo de que seremos de izquierdas, pero sabemos gobernar

La situación económica ahora es desahogada para el Ayuntamiento, pero también es verdad que es un momento complicado para todos. Por ejemplo, en personal las nóminas han subido cinco millones desde el año 15. En la energía gastamos el triple en el alumbrado público, en los colegios la energía se ha disparado. Entonces, cuando le preguntan a los candidatos del PP: '¿Usted qué haría con los tributos?' y te dice: 'Yo voy a bajar los tributos'... Pero vamos a ver, eso no se puede. No se pueden decir mentiras. Eso lo dijeron en el año 2011 cuando el PP gobernaba. Y volvió a gobernar. 'Vamos a bajar los tributos', y los subieron el 35%.

Todo el mundo entiende que, llegado a este punto al que hemos llegado, con ocho años congelados, habrá que empezar a subir el IPC poco a poco, de manera pausada, porque el Ayuntamiento tiene que tener recursos.

Zamora, y más su provincia, es uno de los epicentros de los peores datos de despoblación y de demografía de España junto a todo el noroeste. ¿Cómo se puede revertir eso?

A día de hoy ha habido muchos planteamientos, pero nada parece exitoso, desde luego de lo que se haya planteado. Si es que se ha hecho algo, porque la Junta de Castilla y León, por ejemplo, de todas sus medidas no empezó ninguna nunca.

Entonces, ¿qué está pasando en esta parte de España?

Que hay un problema muy grave de demografía. Hay un problema muy grave de envejecimiento, que eso incluso tiene un coste mayor en los servicios públicos.

¿Cómo se puede replantear? ¿Qué puede hacer un alcalde que gestiona una ciudad que tiene una de esas situaciones?

Todos podemos poner un granito de arena, todos, también el Ayuntamiento, pero esto es una política de Estado. Los temas de despoblación han salido mucho en campaña electoral y hay gente que se atreve a decir que la culpa es del Ayuntamiento. Esto está pasando en toda la franja de la raya de Portugal, en Castilla y León. Está pasando en Extremadura. Está pasando en Asturias también. Pasa en Galicia. Y, dentro de Castilla y León, Zamora sufre, pero también sufren Salamanca y León. Creo que debe ser una política de Estado, con un nuevo modelo de producción.

¿Qué sucede en Zamora? Que aquí lo vemos con mucha intensidad. Se ha destinado gran parte del territorio para las industrias macro, aquí proliferan las macrogranjas, las grandes extensiones de placas solares y en zona de montaña, los molinos. Yo creo que eso no es correcto. Las industrias macro, sobre todo la agricultura industrial, claro, ese sitio es despoblado. Esto no se pone en Madrid. No se puede tener sitios como estos para ciertas cosas. Esto se llama simplemente capitalismo. Entonces, la política de Estado tiene que ser una ordenación del territorio diferente. En concreto, en Zamora, se produce mucha energía. Pongamos que las industrias que se instalen tengan un plus de esa energía que aquí se produce.

Los pueblos de Zamora, igual que la capital, se están despoblando y hemos llegado al límite de todo

Zamora capital vive de la agricultura y de la ganadería, de todos los pueblos que la rodean, que antes se compraban aquí la casita, pero eso ya ha llegado a su final también. Si el mundo rural cae, caemos todos. Porque los pueblos, igual que la capital, se están despoblando y hemos llegado al límite de todo. Protejamos la agricultura y la ganadería. Se están cerrando explotaciones en el entorno, explotaciones ganaderas con 150 vacas de leche. Y se están cerrando porque no compensa. Lo que no puede ser es que se venda por debajo de los costes de producción. Tiene que haber un replanteamiento del modelo productivo y más en estas zonas.

Los grandes incendios que hubo este verano en Zamora, bueno, todo el mundo coincide que esos incendios tienen mucho que ver con la despoblación y con el abandono del campo. Algo habrá que hacer. Desde el Ayuntamiento creamos todo el empleo que podemos. Estamos ahora en la tasa de reposición del Ayuntamiento en el 110% por tener una situación económica saneada.

Como es una sociedad envejecida hemos triplicado la ayuda a domicilio. Ahí se crea empleo. El Ayuntamiento hace lo que puede, pero desde luego lo que no vamos a hacer es lo que suelen hacer el PP y grupos localistas, que es el famoso cheque bebé y 2.000 euros por tener un hijo. Nosotros ante eso lo que decimos es lo que puede hacer el Ayuntamiento, escuelas infantiles. Tenemos dos y estamos creando una tercera. El cheque bebé es además un cheque de 2.000 euros para el que cobra al año 100.000 y para el que cobra al año 10.000, pues no. En todo caso hay que ayudar a la gente que más lo necesita. 

¿Cuál es el modelo de la ciudad de Zamora entonces?

Zamora busca un modelo de ciudad que le ofrezca servicios públicos de calidad a sus vecinos. Es una ciudad donde predomina mucho el pequeño comercio, que lo pasa fatal ahora mismo y ha sufrido mucho en los últimos tiempos. 

Estamos ayudando a las empresas a digitalizarse, a vender por internet. Pero claro, estamos compitiendo con verdaderas multinacionales, es muy difícil. Tenemos el pequeño comercio y la hostelería y el factor turismo, que hemos crecido muchísimo también recuperando ya los números anteriores a la pandemia.

Y tenemos cosas como la Semana Santa, por ejemplo, que creían que nos la íbamos a cargar y no. Todo lo contrario. Yo creo que si se habla con la Junta de Semana Santa te dirá: 'No, estos de ahora nos ayudan más que los de antes'. Defendemos un modelo de Semana Santa que para nosotros es un motor económico y cultural. La Semana Santa es un hecho cultural y es un hecho económico. Lo que sí hemos hecho es separado totalmente al Ayuntamiento de la religión, cosa que antes estaban bastante unidas. Yo dije 'no' al juramento del silencio donde los alcaldes se postraban ante el Cristo y hacían un pequeño discurso político. Dijimos que no y creo que se agradeció muchísimo.

¿Separar eso no deja de ser cumplir fielmente la Constitución?

Claro. Pero es que aquí se ha aprovechado mucho el mundo político de todas estas cosas de las tradiciones y de las cosas populares. Nosotros no salimos nunca en las procesiones y la gente lo respeta.

En otras ciudades de Castilla y León alcaldes progresistas sí hacen eso…

Nosotros no, y lo llevamos en el programa. Cuando se nos vota saben lo que vamos a responder. Luego individualmente cada uno puede hacer lo que quiera. También se subía una virgen al salón de plenos y se la velaba toda la noche. Eso se acabó radicalmente con nosotros y se entendió. ¿Qué pinta una virgen en un salón de plenos? Allí es donde discutimos cuestiones políticas, no tiene ni sin ningún sentido. Es más, no solo lo entendió, sino que se agradeció porque estaban hasta las narices de que el Partido Popular lo manejara todo en el sentido de aprovecharse de las costumbres. La derecha juega mucho con ese populismo religioso. 

Siendo uno de los referentes de la izquierda en España, ¿cuál es su opinión del momento de la izquierda en España y en concreto del movimiento Sumar de Yolanda Díaz?

Ayer [por el sábado 20 de mayo] estuvo en la fiesta que hicimos con Cayo Lara y la idea que tenemos es la misma. Se perdió una oportunidad única en el año 2014 de poder mantener nuestras siglas, de aguantar el tirón, de dejar que otros crearan otros partidos.

Todo el mundo es muy respetable. Pero aguantar, no aguantamos; fuimos muy flojitos de pantalón. Nos temblaron las piernas y dijimos: 'nos arrimamos'. Se cometió un error. A medida que pasa el tiempo la situación es mucho más difícil porque si se da el paso siempre integrarse en batiburrillos de siglas, pues acabas perdiendo presencia, visibilidad, protagonismo de tu propia representación. Y es lo que nos está pasando ahora. El tiempo juega contra nuestro modelo. Nuestro modelo es el de Zamora, mantener las siglas y presentarnos tal cual.

Como mal menor el movimiento de Sumar lo puedo entender entre comillas. No me queda otra opción que votar a ese movimiento porque está integrado mi partido. Y yo en mi partido soy minoría. La opción es mayoría, pero yo lo respeto. Quien gana, gana. Ya lo valoraremos cuando haya otra asamblea de Izquierda Unida si se ha hecho bien o no se ha hecho bien. Hoy por hoy estamos integrados en ese movimiento y yo, por lo tanto, como mal menor lo apoyo. Lo acepto, pero no es ningún ideal. De hecho, nos estamos reinventando en cada elección. Ya no es Unidas Podemos, cada vez hay un nombre nuevo. Y en cambio, en Zamora, Francisco Guarido es Izquierda Unida.

Como mal menor el movimiento de Sumar lo puedo entender entre comillas

A Yolanda Díaz, por ejemplo, con todos mis respetos, en la Asamblea local de Izquierda Unida no la hemos elegido. Nadie nos ha preguntado, por cierto, quién sería el candidato. Nuestro candidato natural sería nuestro secretario general (de IU), en eso somos muy tradicionales. Sería Alberto Garzón, pero delegamos esa situación en otras personas que nadie ha elegido y parece que no nos va a quedar otro remedio que apoyar, como digo, como mal menor.

Ante eso lo que hay es la situación de PP y Vox. En Castilla y León ya estamos viendo con esta situación con una Vicepresidencia de la comunidad que llevan los temas de empleo que ha hecho muchísimo daño. No convocan nuevos planes de empleo. No nos hace daño a nosotros sino a cien personas que podrían trabajar seis meses. Es que no se les entiende. No les importa. Les da igual Zamora. Les da igual Castilla y León. Ellos solo quieren hacer publicidad para ayudar a Abascal. 

Aquí presentarán las mociones y las propuestas en el Ayuntamiento de viva España, viva la bandera, viva la patria. Esto es un Ayuntamiento, es otra cosa. Que no vivimos ni de las banderas, ni de poner en el balcón del Ayuntamiento cinco banderas de España el día de la patria. Aquí hay que gestionar otras cosas. Se han cogido cuatro topicazos y les da resultado.

¿Y cómo se combaten los discursos de extrema derecha?

Se combaten como lo estamos haciendo nosotros aquí. Con propuestas serenas, que la gente vea que podemos hacer una política social fuerte y una gestión económica racional. Se combate de esa manera, porque es la única manera de hacerlo.  Aquí tienen un voto muy ideologizado, parece. Estuvieron a punto de entrar ya la otra vez. Luego tienen un diputado nacional por Zamora de tres: uno PP, uno PSOE y uno Vox. Eso dice que es un partido potente. Pero, ¿ha aparecido alguna vez por aquí el diputado nacional? ¿Le importa algo Zamora como provincia? Le da lo mismo. Le da igual. Vox no tiene ningún interés por Zamora. Solo se combate con educación, con cultura, con ideología y haciendo una buena gestión de las cosas, como creo que estamos haciendo nosotros

Si repite como alcalde, ¿Cuál es la prioridad absoluta para finalizar el proyecto de Francisco Guarido como alcalde de Zamora?

Tenemos que hacer el parque de bomberos que nos fastidió la guerra de Ucrania. Lo teníamos adjudicado y abandonó la empresa. Del cuartel de la Policía van a empezar las obras. Hay que cambiar las cuatro travesías que hay en Zamora, que ya no tienen sentido porque las circunvalaciones están hechas por fuera, que ya tenemos los proyectos hechos.

Y tenemos el tema de la muralla, propiedad del Estado, que estamos despejando mediante acuerdo con los propietarios y expropiaciones para que se pueda disfrutar. También ha llegado el momento de la vivienda. Ahora que se habla tanto de la vivienda, nosotros tenemos suelo para hacer mil viviendas en Zamora de alquiler social, que cedemos gratis.

Esas cosas que tenemos pendientes todavía que hacer van a ser clave en los próximos años. Y lo vamos a dejar todo rematado. Y después de cuatro años tendremos que buscar un sustituto en la lista que sea capaz de hacer frente a la situación.

Creemos que el PSOE es un aliado natural si es necesario y si tenemos que echar mano de un gobierno de coalición es nuestra opción. La Diputación de Zamora está todavía gobernada por los mismos, toda la vida, y ahora me vienen diciendo: 'Zamora necesita un cambio'. ¿Un cambio? Pero si lleváis toda la vida vosotros. Dejadme a mí respirar un poco, dejadme. Yo he estado ocho años, vamos a ver si estoy doce, y luego que la gente compare. Lleváis toda la vida. ¿Zamora necesita un cambio? No digo que no, pero no de vosotros. Vamos a poner a otros, que a vosotros os hemos conocido, joder, cuarenta años aquí en el gobierno.