De las pancartas y calderos a la novela, la lucha contra el pantano de Riaño sigue viva pidiendo su vaciado

Antonio Vega

21 de agosto de 2021 09:47 h

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En tiempos en que el vaciado de los pantanos por parte de las hidroeléctricas para obtener grandes rendimientos económicos genera una gran controversia, hay un embalse que muchos desearían ver vaciado del todo por el sufrimiento y destrucción que supuso su construcción hace más de tres décadas. El de Riaño, en la provincia de León. Convertido en símbolo de la lucha ecologista en una España en la que apenas se conocía por entonces el valor de la conservación del medio ambiente.

34 años después de la destrucción completa del valle de Riaño y la inundación de 9 localidades total o parcialmente (Anciles, Burón, Éscaro, Huelde, La Puerta, Pedrosa del Rey, Salio, Riaño y Vegacerneja) y la expulsión de sus vecinos y vecinas, la lucha contra el embalse se convierte en novela de la mano de Alfonso González Matorra. Este sábado presenta en el (nuevo) Riaño su primera obra literaria, ‘Tocan las campanas a Concejo’ (Letrame Grupo Editorial).

En su novela, con el subtítulo de ‘Riaño, el sueño’, el autor realiza un homenaje “a los paisanos de la tierra, a mis antepasados y a las personas con las que he convivido desde niño”. En ella ficciona lo acontecido en una localidad -Riángulo- que se conmociona al verse en un conflicto que les va a llevar a la desaparición. A través del presidente del Concejo, el ancestral sistema leonés de gobierno en pueblo, Honorio Balbuena, se narra la historia de cómo el llamado ‘progreso’ arrasa de forma abrupta una forma de vida. Cualquier parecido con la realidad es siempre más que posible.

La intención del autor, conocido también como ‘Fonso’ o su pseudónonimo Agustín Lasai, es que la historia de la lucha de Riaño no caiga en el olvido. “La gente joven cuando hablan de defender la naturaleza es importante, pero no hay que olvidar que el pantano (de Riaño) ha sido el mayor atentado ecológico y social de este país. Y tenemos que desandar este camino, sin rencores, para que esto desaparezca”, explica. Su anhelo, “recuperar el valle y reconstruir un pueblo a imagen y semejanza sería un hito, y es posible, aunque sea vaciándolo a calderos”.

González Matorra es, además de autor de esta novela, uno de los montañeses que más se resistieron contra la construcción del embalse de Riaño. Fue uno de los 3 jóvenes que en la madrugada del 6 al 7 de julio de 1987 avisaron al pueblo de que llegaban los militares para ocupar el valle, desalojar a sus vecinos y derribar todas las viviendas. El inicio del fin del valle de Riaño, cuyo llenado de agua comenzó el 31 de diciembre de ese mismo año. Años después, tras curar las heridas internas provocadas por el drama de ser expulsados de sus viviendas, impulsó la Plataforma para la recuperación del valle de Riaño, que ha reivindicado el vaciado del pantano más allá de una utopía. “Se me encendió el alma, llevaba 20 años dormido, y llevo 15 años con el caldero a cuestas”, recuerda el escritor novel. 

Y esta novela es una nueva forma de lucha para ‘Fonso’ González Matorra. Si en los últimos años impulsó el movimiento de vaciado del pantano ‘caldero a caldero’, regalando calderos de metal a personalidades para que comprendieran la necesidad de su vaciado, ahora lo hace en formato novela. “Es una novela, pero incluye una reflexión y sentimiento, mucha dedicación y mucho mimo”, señala para remarcar que “Llevo mucho tiempo con el caldero dando caña, y después de las decepciones y las alegrías quería mostrar otra faceta para mostrar de otra forma las ganas que tengo de que desaparezca el pantano. He querido hacer mi reivindicación pero de una manera un poco más literaria. Seguimos en la guerra pero de otra manera”.

Aunque Balbuena es uno de los hilos conductores, la novela es una obra coral, donde los espacios de pueblos y paisajes toman protagonismo propio. González Matorra reconoce que “Es una historia que puede ser perfectamente real pero desde el enfoque desde el sentimiento de admiración y recogimiento. También con el ingrediente de la lucha, de algo duro que cambia el destino de las gentes, el conflicto al que todos se enfrentan para salvar la montaña y su forma de vida”. El labrador y ganadero Balbuena tiene que tomar como presidente del pueblo decisiones importantes que nunca antes sospechó que iba a tener que tomar. Una situación a la que muchos se enfrentaron en la montaña leonesa hace más de 30 años.

En los últimos años el activismo de Riaño ha ido cambiando, que el propio González Matorra reconoce, “Ya no soy tan actividas de levantar la pancarta pero seguimos haciendo lo mismo pero de otra manera”. Ahora a través de redes sociales, en especial un activo grupo de Facebook Riaño Vivo, se rememora la historia de la localidad y los pueblos que quedaron anegados bajo las aguas.

Actualmente Riaño vive, por su parte, un gran momento turístico.  En la localidad se ha impulsado el uso recreativo del pantano con iniciativas al calor del reclamo de los ‘fiordos leoneses’, además de reclamos turísticos como el ‘banco más bonito de León’ o un columpio gigante, de gran éxito, o hasta poder hacer un safari con bisontes. Y en este punto ‘Fonso’ valora que  “Riaño puede tener éxito hasta con pantano, pero sin pantano sería la ostia”. Y no pierde la esperanza de su vaciado, ya que “nadie debería dar por hecho que esto es para siempre, hay que hacerlo desaparecer (el pantano) porque ya no tiene sentido”.