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INVESTIGACIÓN

Documentos de la Junta de Castilla y León muestran la falta de medios en el inicio del fuego de la Sierra de la Culebra

“Las cosas se hicieron perfectamente” en el incendio que asoló la Sierra de la Culebra en junio; este es el relato oficial que la Junta de Castilla y León ofrece para el primer gran incendio forestal del año que calcinó en la provincia de Zamora 25.000 hectáreas. Solo un mes después el fuego quemaba otras 31.473 hectáreas en la comarca vecina de Tábara y el discurso es similar.

En sus intervenciones, los máximos responsables del operativo contra el fuego en esta Comunidad han dejado claro que lo que sucede es que “a mucha gente le cuesta entender lo que está pasando este verano con los incendios forestales”, —según el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz—. También que en “determinadas posiciones del ecologismo extremo dificultan la actuación en el monte y su limpieza”, algo que aseguró el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones. El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, culpó a personas sin concretar de “intentar quemar” los montes y a la “anomalía climática”.

Sin atisbo de autocrítica por parte del Ejecutivo autonómico por lo sucedido, la Fiscalía ha abierto diligencias contra el consejero de Medio Ambiente de Castilla y León y “otros eventuales funcionarios” por una “posible comisión de hechos que pudieran ser constitutivos de delito” en el incendio de Sierra de la Culebra tras una denuncia de CCOO, a la que posteriormente se sumaron UGT y Greenpeace. En esa versión oficial de la Junta, este fuego no se habría podido controlar aunque hubiesen estado activos todos los efectivos. Para Arranz, no ha sido una cuestión de medios: el alcance del daño habría sido “el mismo” dada la naturaleza “explosiva” de las llamas y una situación meteorológica muy complicada.

Lo cierto es que la documentación interna de la Junta de Castilla y León, a la que ha tenido acceso elDiario.es, muestra la escasez del operativo en plena ola de calor y riesgo extremo de incendios. A pesar de ello, la Consejería de Medio Ambiente solo decidió autorizar la activación de 28 personas de medios terrestres para hacer frente a estas alertas los días 15 y 16 de junio, los mismos que tenía activados entre el 10 y el 14 de junio, ya en plena ola de calor. En la solicitud de activación de medios se utiliza esas previsiones poco halagüeñas para justificar una reclamación de efectivos acorde con la situación de riesgo medio a pesar de conocerse la gravedad del peligro.

En la comunicación interna que da respuesta a dicha petición, firmada por el director general José Ángel Arranz, se explica que las labores de prevención y extinción “deben de adaptarse en cada momento del año al riesgo existente”. Asimismo, incide en que las dimensiones del operativo deben adaptarse a las “condiciones de riesgo existentes en cada momento”. Pese a esta indicación la situación existente, solo se encontraba en condiciones de trabajar una cuarta parte de la plantilla.

En esas dos jornadas solo se activó a cuatro de las 15 cuadrillas de tierra que tiene la provincia de Zamora, compuestas cada una de ellas por cinco personas al encontrarse en una situación de riesgo medio, cuando en situación completa cada una la componen siete personas. Inicialmente solo se movilizaron a 28 personas de las brigadas contratadas para esos dos días: Las cuatro cuadrillas de tierra -de las cuales una no trabajaba el día 15 que comenzó el incendio de la Sierra de la Culebra por descanso-, un técnico de guardia, un conductor de guardia provincia y seis agentes medioambientales para los 10.561 kilómetros cuadrados que tiene la provincia de Zamora.

Preguntados por la cantidad y tipos de medios que había en Zamora antes de las 20.00 horas del día 15 de junio, el desempeño en su jornada normal de trabajo y cómo se actúa en casos de ola de calor y riesgo de incendio fuera de temporada de riesgo elevado, la Junta de Castilla y León remite a las explicaciones dadas por el consejero de Medio Ambiente en su comparecencia en las Cortes y a la rueda de prensa técnica dada el día 23 de junio. 

En ambas declaraciones institucionales no se precisa completamente la información solicitada. En el caso del personal en Zamora, solo queda reflejado el operativo que se fue incorporando a las tareas de extinción a partir de la madrugada, no el que estaba a lo largo del día.

Esta falta de personal y previsión también se refleja en el escrito presentado por CCOO a la Fiscalía, al que ha tenido acceso en exclusiva este medio. Según el texto, el 15 de junio había “una ausencia de medidas de activación del Operativo de extinción de incendios forestales de Castilla y León”. Para el sindicato, el contexto del incendio es el siguiente: “Ese miércoles era el tercer día de una ola de calor anunciada desde la semana anterior con temperaturas máximas de hasta 12º C por encima de la media del mes de junio”. Además, defienden, a las ocho de la tarde se declaraban “varios focos de incendios forestales en la provincia de Zamora debido a las tormentas secas”: hasta una decena de rayos fueron el detonante de la catástrofe ecológica. Según apuntan desde la central sindical, en esos primeros compases con “aproximadamente un 25% de los medios de los que se debería de disponer” fue imposible apagar todos los frentes.

CCOO entiende que “la manifiesta carencia” de medios de extinción y de ataque temprano motivó que los focos se extendiesen hasta provocar un incendio “de dimensiones extraordinarias” que, sumado a “la evidente previsibilidad de la situación de riesgo extremo de incendios forestales, junto con la falta de medios” suponen “una negligencia u omisión del deber que puede revestir carácter delictivo”.

Un operativo sin casi trabajadores

Otro de los factores que CCOO ha denunciado a la Fiscalía es la falta de personal. En el Centro Provincial de Mando tendrían que haber empleado un operador-escucha, un jefe de jornada con dos técnicos de guardia y un técnico de operaciones. Ninguno de estos puestos estuvo ocupado ese día. Quien sí trabajaba era un técnico de guardia, cuya figura es “ilegal-alegal” y cuyas funciones “no están recogidas en ninguna norma”. En el momento en que comenzó el incendio, el técnico de guardia tampoco se encontraba en el Centro Provincial de Mando, explica el sindicato en el escrito.

Solo había seis en seis agentes medioambientales cuando en época de peligro alto suele haber 22. En la denuncia se añade que “ni tan siquiera” había una persona por cada una de las nueve comarcas forestales que hay en la provincia zamorana. Ese día solo había activos cuatro de los 18 puestos de vigilancia que hay en temporada alta.

Para hacer frente al fuego, Zamora cuenta con 14 camiones autobomba, con 28 dotaciones de conductor y peón manguerista. De estos medios, solo estaban disponibles ocho dotaciones, “sin posibilidad de recambio porque la mayoría de las dotaciones que no estaban de servicio estaban de vacaciones”. También estaban mermadas las cuadrillas terrestres y solo se activaron 4.

En situación de peligro alto la provincia cuenta con 15 grupos de cuadrillas terrestres, formados por siete personas. En el comienzo del incendio “únicamente estaban disponibles tres de estas cuadrillas con una dotación de cinco personas cada una” —el número de personal se reduce al estar en riesgo medio—. Sobre su actividad, CCOO desconoce “si estás cuadrillas tenían algún módulo de parada”. Es decir: “un tiempo en horas durante el que dejan de trabajar en el monte y se encuentran a disposición de la Administración para la asistencia a incendios forestales”.

Por la noche no había cuadrillas nocturnas

Al caer la noche, en Zamora no se encontraban “activas ninguna de las seis dotaciones de autobombas y cuadrillas nocturnas”, algo que se suplió con otros medios solo a raíz de que se declarase el nivel 2 del Plan INFOCAL a la 1.40 de la madrugada. Tampoco había retenes de maquinaria con sus bulldozers —que se han demostrado cruciales para frenar el avance de las llamas— ya que “no estaban disponibles para su asistencia inmediata a incendios forestales, como sucede durante la época de peligro alto. Las tres máquinas que tiene Zamora para este tipo de labor se encontraban trabajando en sus tajos ordinarios, lo que supuso ”un importante retraso en su incorporación a las labores de extinción“.

Tampoco había aviones anfibios. Según lo expuesto por el sindicato en la base aérea de Rosinos de la Requejada, donde habitualmente el Ministerio de Transición Ecológica ubica dos aviones anfibios con una elevada capacidad de carga, no estaba funcionando. Otros medios aéreos también estaban diezmados: dos de los tres helicópteros estaban operativos, por lo que una de las cuadrillas tuvo que moverse por carretera. Las tres ELIF de la provincia estaban movilizadas, pero con un único turno. Es decir, según las cuentas de la denuncia, “de los nueve turnos que funcionan habitualmente en época de peligro alto, solo había tres”.

Estos empleados llevaban trabajando desde las 14.00 horas y su jornada acababa a las 22.00 horas. Los incendios comenzaron a surgir sobre las 20.00 horas y no fue hasta las 1.40 horas cuando se activo el nivel de riesgo 2 y se posibilito la llegada de más medios. En esa primera noche, según lo expuesto en la denuncia y lo publicado por la Junta, no aumentaron el número de cuadrillas de tierra, ni autobombas, siendo las tres y ocho dotaciones que había al principio del día. Una situación parecida a las ELIF, de las tres iniciales solo se acabó sumando una.

La falta de medios, “propio de una precampaña en los meses de diciembre, enero o febrero”, demuestra, si se compara con el relato del incendio de la Junta, que “influyó en la propagación de los focos de incendio”. Además, el personal del operativo y los técnicos eran “plenamente conscientes de los graves riesgos de la semana del 13 al 19 de junio”, no solo de incendio forestal, sino de un gran incendio forestal“, como reflejan comunicaciones internas a las que ha tenido acceso este medio. Por ejemplo, en uno de estos mensajes se insta a ”extremar las precauciones“ siendo ”lo más ágiles posible en la adopción de actuaciones de extinción“ debido a ”la situación“ de esa semana.

Riesgo en medio en un escenario de ola de calor y sequía

El 15 de junio había una ola de calor con una subida de temperaturas anómala para las fechas. Los mapas de la Junta aportados en la denuncia en la Fiscalía indicaban que el riesgo era extremo, el nivel más alto. El estrés hídrico de la vegetación y los 20 grados de temperatura mínima —una cifra “extraordinariamente alta”— provocaron que el incendio se propagara tan rápidamente durante la noche.

También parecía factible que hubiera una tormenta seca. En la Sierra de la Culebra se esperaban entre 0,01 y 0,3 rayos por kilómetro cuadrado, es decir, “una más que probable posibilidad de tormentas eléctricas en la zona”. Además de las tormentas, los vientos “incrementaban los riesgos de un incendio peligroso”. Además, los incendios por rayos y tormentas son frecuentes en esta comarca, no son algo nuevo a lo que se tienen que hacer frente.

La humedad era muy baja, con unos índices de entre el 15% y el 19% y que facilitaron la propagación del fuego. También se esperaban rachas de viento de 30 kilómetros por hora. CCOO precisa que los pronósticos meteorológicos y todos los indicadores de riesgo de incendio forestal “estaban en valores elevadísimos y eran conocidos por los responsables de la Consejería de Medio Ambiente y de la Dirección General de Patrimonio Natural”. Pese a ello, no se tomaron medidas acordes a la peligrosidad. Para el sindicato, “la única actuación” de la Junta frente al grave riesgo meteorológico fue la declaración de Peligro Medio, una situación que “resulta absolutamente insuficiente” para el riesgo que se vivía esa semana.

¿Qué pasó el día 15 y cómo se inició el incendio?

El incendio se detectó a las 19.48 y el primer medio se posicionó sobre el terreno a las 20.04 horas. El documento de análisis de la Junta señala un “despacho inicial contundente” por parte del helicóptero y cuadrilla helitransportada de Villardeciervos (ELIF Z2), vehículo autobomba (C-9.9) y cuadrilla de tierra (R-1.9) y un Agente Medioambiental como Jefe de extinción. Estos eran “mínimos y claramente insuficientes”, según la denuncia, porque la cuadrilla de tierra “estaba trabajando en Pías a más de una hora de camino en coche”. En otras situaciones menos peligrosas, como reflejan, este envío de personal es “muchísimo más ”contundentes, por lo cual “no se despacharon más efectivos porque no había”.

Para el sindicato, los medios deberían haber sido muchos más, porque la zona en la que se detectan los primeros conatos tiene “el máximo peligro y riesgo de propagación”.

En los dos fuegos que se inician el 15 de junio de 2022 a las 20.00 horas entre Sarracín de Aliste y Ferreras de Abajo se despachan inmediatamente dos vehículos autobomba y dos agentes medioambientales: seis personas son enviadas sin ningún aeronaves o cuadrillas de tierra para el apoyo. “Este puede considerarse, no un despacho insuficiente de medios sino directamente una temeridad por el riesgo en que deja a los trabajadores que acuden a esos focos”, señala el texto enviado a Fiscalía.

Fueron catorce rayos, un número muy elevado, pero resultó imposible enviar más efectivos. “No se despacharon más medios porque, sencillamente, no había”, zanja Comisiones en la denuncia. De haber contado con el operativo desplegado al completo, se habría permitido “un ataque inicial” a los rayos “sin que estos llegasen a producir un gran incendio forestal”.

La motivación de la denuncia es señalar la falta de medios iniciales, la ausencia de previsión pese a las alertas provenientes de dentro y de fuera de esta Administración. Esos primeros momentos son cruciales para el desarrollo de incendio, la forma en que el operativo afronta estas situaciones cuando cuenta con el personal necesario permite el control habitual de los fuegos producidos por rayos y que, atacados y controlados durante la noche o en la mañana siguiente, no suelen producir incendios significativos.

La Administración autonómica debería haber declarado la época de Peligro Alto de incendios, “pero no solo eso”, reclama el sindicato. CCOO considera que debería haberse fijado alguno de los estados de alerta meteorológica —como se ha hecho con riesgos “menores”— y haber previsto la activación completa del operativo.

Dos relatos conviven entre el 'todo perfecto' que ha ofrecido la Junta y lo denunciado por CCOO: el oficial, que asegura que no se podría haber contenido el incendio, aunque hubieran mandado a cien personas al terreno en la primera noche; y las denuncias sindicales que lamentan la falta de previsión, medios y la falta de decisiones. Será la Justicia la que decida si hubo negligencias y si alguien tiene que pagar por ello, mientras Zamora sigue quemada.

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