El consejero de Cultura de Castilla y León, Gonzalo Santonja (Vox), llegó a cobrar hasta por tres vías distintas dinero público mientras dirigía el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, una Fundación presidida por el Gobierno autonómico. La Junta de Castilla y León ocultó que ya entonces le estaba pagando mediante una comisión de servicio, un nombramiento de carácter temporal mediante el que un funcionario desempeña puestos o funciones especiales distintas a las específicas del puesto de trabajo al que había sido adscrito.
El gobierno autonómico, respondiendo a una petición de Transparencia de elDiario.es, ha reconocido que Santonja, a quien nombró director del Instituto de la Lengua el 1 de agosto de 2002, obtuvo desde ese momento y hasta 2013 una comisión de servicio, en concreto el puesto de trabajo 51270 que corresponde a técnico asesor en la Consejería de Educación y Cultura (hoy son dos departamentos distintos) con un nivel 28 y un complemento específico 15. El salario que percibió, y que Transparencia no ha querido precisar más allá de remitir a este diario a las órdenes publicadas entonces, rondaba los 50.000 euros anuales.
“Fue un sueldo camuflado para que cobrase por ser director sin que se supiese”, indican fuentes de aquella Consejería. Durante 11 años esa comisión de servicio se fue renovando año a año sin que el Patronato de la Fundación Instituto de la Lengua fuese informado. Tanto es así que durante años aprobó unos discretos “honorarios” del director, que se reflejan en algunas actas pero no en la contabilidad de la Fundación, donde en el apartado de presupuesto de gastos el sueldo del director es el único que aparece en blanco.
A excepción de uno, todos los miembros del tribunal que decidió concederle la cátedra tuvieron una relación posterior con el Instituto que dirigía Gonzalo Santonja
La información que proporciona la Junta sobre las comisiones de servicio otorgadas a Santonja coincide con la que también ha proporcionado la Universidad Complutense de Madrid tras una petición de elDiario.es a través de su portal de Transparencia, salvo porque establece esas comisiones en dos periodos, desde el 2 de agosto de 2002 al 25 de octubre de 2004 y desde el 28 de octubre de 2004 al 30 de junio de 2013.
Aunque cuando la Junta lo nombró director en 2002 se publicó que era catedrático de la Complutense, no fue así hasta el de 25 de octubre de 2004. A excepción de uno, todos los miembros del tribunal que decidió concederle la cátedra tuvieron una relación posterior con el Instituto que dirigía Gonzalo Santonja: comisariaron exposiciones, publicaron libros o los coordinaron o fueron ponentes de ciclos de la Fundación. En 2005, en una reunión del patronato “se propone dotar una partida de 25.000 euros correspondiente a la actualización de honorarios del director durante el presente ejercicio con su categoría profesional de Catedrático de la Universidad Complutense”, si bien finalmente se acuerdan 16.700 en 2006 “por los servicios de asesoramiento intelectual y científico”.
La Universidad Complutense detalla a este diario que “el profesor Santonja presentó una solicitud de compatibilidad el 8 de junio de 2005, de la que desistió, sin llegar a producirse pronunciamiento por parte de la UCM”. En esa etapa Santonja también había comentado al patronato que atravesaba una “enojosa” situación profesional y que no sabía si seguiría al frente del Instituto porque tenía una “situación difícil” con su comisión de servicio. No se dieron más explicaciones, pero es evidente que siguió con esa comisión por la que nadie del patronato preguntó, mientras le aprobaban un sueldo (el segundo) por dirigir el Instituto de la Lengua.
Dos sueldos que sortearon filtros legales
¿Cómo logró pasar los filtros legales alguien que percibía dos sueldos públicos, uno como funcionario y otro como director de una Fundación? Por un lado, la comisión de servicio en la Consejería de Educación se concede por primera vez cuando está unida a Cultura y, por lo tanto, el mismo consejero que la concedía en Educación, Tomás Villanueva, presidía el patronato de la Fundación también como responsable de Cultura, y no puso pega alguna.
En 2003 se forman dos consejerías distintas y cada una con un titular, por lo tanto podían saber, o no, que Santonja gozaba de dos sueldos. Pero aun así, el interventor de la Junta habría advertido la irregularidad al revisar los gastos y facturas de la Fundación, y no ocurrió. Según ha podido saber este diario hay una razón para que pasase inadvertido: la Junta solo revisaba la parte que correspondía al dinero que aportaba, y los cobros de Santonja se cargaban a la parte del presupuesto que aportaban el resto de patronos (diputaciones, ayuntamientos, universidades...) y que nadie fiscalizaba.
Las facturas de Santonja al Instituto de la Lengua: cobró por una ilustración de la Biblioteca Nacional
Tanto es así, que Santonja siguió sumando partidas a su favor a través de una tercera vía: mediante su mercantil, Monbrún SL. Aunque elDiario.es solicitó todos los pagos realizados desde la Consejería de Cultura o la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua a esa sociedad, la Consejería demoró su respuesta para acabar concluyendo que es la propia Fundación la que debe facilitar esa información. Este diario sigue sin recibir respuesta alguna de la administración sobre las cantidades exactas que percibió la sociedad limitada de Santonja, es decir, la tercera fuente por la que recibía dinero de la administración.
elDiario.es sí ha tenido acceso a algunas de estas facturas. En 2007, Santonja facturó al Instituto de la Lengua al menos 3.480 euros euros en concepto de “gastos de gestión, representación y dietas de la exposición 'El Cid en el Teatro del Siglo de Oro'. Este diario también ha podido comprobar una factura del 30 octubre de 2009 por 5.916 euros con el concepto ”ilustraciones, cubiertas y maquetas“ de varios libros que editó el instituto. Entre ellos están los volúmenes del 18 al 20 de la colección Libros Singulares, por los que factura la portada y la ilustración. En el caso de 'Larra en las elecciones de 1836', la ilustración por la que Santonja cobra es un retrato realizado por Rosario Weiss que pertenece a la Biblioteca Nacional, y que como confirmaron desde la propia institución ”es de acceso libre y gratuito“. Las fuentes consultadas dudan de que Gonzalo Santonja llegase a maquetar nada, dadas sus dificultades con la informática.
En diciembre de 2015, cuando había finalizado su comisión de servicio y se había incorporado de nuevo a la Complutense, aunque seguía en el Instituto de la Lengua, también facturó a este 4.356 euros en concepto de “cesión de derechos”. Gonzalo Santonja no ha respondido a las preguntas de este diario. El pasado mes de abril sí precisó que “desde el año 2000” cuando fue nombrado, “la Consejería de Educación y Cultura tramitó” su “situación administrativa” y le indicó “la solución aprobada por el Patronato de la Fundación primero en julio de 2005, y después ejecutada a partir de 2006”.
Tras dos años ejerciendo la docencia en la Complutense, y tal y como publicó este diario el pasado mes de abril, Gonzalo Santonja consiguió que la fundación contratase sus servicios como “director científico” en un contrato que se firmó el 1 de enero de 2016. En él se especificaba que la fundación estaba interesada “en el asesoramiento sobre la dirección científica de contenidos de diversas exposiciones y proyectos culturales” por parte de Gonzalo Santonja, catedrático en ese momento del Departamento de Filología Española II de la Facultad de Filología de la Complutense y que el “investigador” estaba dispuesto a hacerlo. El contrato se justificó en base al artículo 83 de la Ley Orgánica de Universidades que regula la compatibilidad de los profesores universitarios con trabajos y proyectos de carácter científico.
Santonja se reencontrará con el patronato de la Fundación que tan bien conoce este martes, que es cuando está prevista una reunión en la que se tratará la partida que destinará al organismo la Consejería de Cultura que ahora dirige el propio Santonja. Estará frente a un grupo que el pasado verano aprobó su salida y la designación de un consejo asesor para dirigir el Instituto de la Lengua. Santonja no quería jubilarse, tanto es así que fuentes de la Cultura han asegurado a este diario que en octubre cumple 72 años, dos más de los que él reconoce.