Para el Gobierno de Castilla y León los incendios forestales los marca el calendario y empiezan el 1 de julio, momento en que la Junta pone el operativo al 100 por 100. Que la naturaleza no se ajusta a agendas políticas quedó claro el 15 de junio, cuando unos cuantos rayos en Zamora provocaron el que es ya el mayor incendio de la historia de la Comunidad. Hasta el momento han ardido mas de 30.000 hectáreas de la Sierra de la Culebra y el Valle del Tera. Los 1.800 vecinos que han tenido que ser desalojados estos días están ya en sus hogares.
El día en que la realidad se impuso a la política rayo a rayo, la Junta de Castilla y León tenía declarado un “riesgo medio” de incendios. La ola de calor que asfixiaba a la Comunidad con temperaturas de hasta 40 grados no hizo temer que algo tan normal como una tormenta eléctrica pudiera desatar el infierno. Pero pasó. La noche en la que la Sierra de la Culebra, una de las áreas de la Unión Europea con mayor densidad de lobos ibéricos, empezó a arder, Zamora contaba con escasos recursos.
Fuentes de Medio Ambiente aseguran que los puestos de vigilancia, básicos para localizar los focos de los incendios, no estaban activos en su totalidad, porque la mayoría se ponen en marcha el 1 de julio. Poco después de que se diese la alerta el incendio se solicitaron refuerzos a otras provincias, señal de que en Zamora no había recursos suficientes. Los refuerzos de otras provincias (convoyes) necesitan unas horas para activarse y se usan para dar relevo en los días siguientes al del incendio. Este diario solicitó a la Consejería los datos de los recursos disponibles ese día así como los que lo estarán a partir del 1 de julio, pero no hubo respuesta.
Un operativo menor que el que habrá en julio y bajo mínimos porque no se había contratado aún a todo el personal
Sin embargo fuentes del caso sí han facilitado el operativo activo ese 15 de junio y la diferencia con el que funcionará a partir del mes que viene. No sólo se cuenta con menos medios por no haber arrancado la campaña, es que ni siquiera ese operativo a medio gas contaba con todo el personal por retrasos en su contratación.
En recursos de coordinación, el día del incendio había un técnico de guardia, uno menos que en julio, 6 agentes medio ambientales, que el mes que viene serán entre 15 y 20, ningún técnico de apoyo (suele haber uno cuando empieza la campaña) y una persona en la unidad de apoyo. En recursos de extinción se contaba esa tarde con 3 helicópteros de extinción (en las bases de Rosinos, Villardeciervos y Villaralbo) los mismos que estarán en julio, y tres cuadrillas helitransportadas. Pero las deficiencias del operativo no se deben sólo a la fecha en la que arranca la campaña. El día 15, deberían haber estado listas para trabajar 14 autobombas diurnas, pero como no estaban contratados todos los conductores y mangueristas, sólo hubo 9. No había autobombas nocturnas, si bien desde julio se dispondrá de 5. Respecto a los puestos de vigilancia, ni siquiera funcionaron los 5 que debían estar listos frente a los 18 que habrá el mes que viene porque no están contratados todos los escuchas (vigilantes): el día 15 trabajaron 3 puestos únicamente. Las cuadrillas diurnas planificadas en junio, 4 con 5 componentes, trabajaron todas, pero si el incendio se hubiese producido en julio, se habría contado con 15 cuadrillas de 7 componentes cada una, más del triple. No había cuadrillas nocturnas, pero en julio se contará con tres. Por último se dispuso de tres retenes de maquinaria (Bulldozer) que pueden tardar hasta una hora para salir a trabajar en un incendio, mientras que el mes que viene habrá tres “en modo retén” que significa que la máquina está siempre preparada para que el camión salga inmediatamente.
Esa escasez de medios autonómicos se ha suplido con equipos de Madrid, Extremadura, Galicia, Extremadura, Cantabria, Castilla la Mancha y hasta Portugal, además de los medios del Ministerio de Transición Ecológica y la UME del Ministerio de Defensa. Lo habitual en los grandes incendios, como el de la sierra de la Panamera en Ávila el pasado verano que arrasó 22.000 hectáreas, es contar con ayuda de otras zonas pero en esta ocasión los recursos autonómicos no eran ni el 50% del más del medio millar de efectivos necesarios para extinguir este incendio.
Un modelo de extinción “público-privado y flexible”
El modelo de Castilla y León de extinción de incendios es público-privado y “flexible”, según el Gobierno autonómico. Esto quiere decir que incorpora medios a medida que se van necesitando. Pero ante la ola de calor de junio esos medios no eran suficientes, denuncian los sindicatos forestales que anuncian movilizaciones este próximo miércoles en las Cortes de Castilla y León y no descartan llevar a los tribunales la situación generada. Las críticas se enfocan en el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, a quien recuerdan sus reiteradas declaraciones rechazando tener bomberos forestales todo el año, y en el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, por haber prometido “repensar” el modelo antiincendios tras el de Ávila del 2021 y que nada se haya sabido de su posible reforma.
El pasado 9 de junio la Junta de Castilla y León activaba la alerta de ‘peligro medio' de incendios forestales de forma indefinida ante la ola de calor. Según los sindicatos era necesaria la declaración de ‘peligro alto’, pero no se podía hacer sin contar con los efectivos habituales de la época, sin contratar todavía. A comienzos de esta semana la Junta realizaba llamadas en la bolsa de empleo para los contratos que empiezan el 1 de julio y finalizan el 30 septiembre.
Vecinos luchando contra la reactivación de un foco “porque no hay más medios”
Un ejemplo de la falta de medios se vivió este sábado a menos de dos kilómetros en línea recta del Puesto de Mando Avanzado (PMA) que ha gestionado el incendio de la Sierra de la Culebra y ubicado en Serracín de Aliste. La reactivación de un foco tuvo que ser apagado por una veintena de vecinos bajo las indicaciones de un bombero forestal “porque no hay más medios”.
El foco se reactivó pasadas las cinco de la tarde en las inmediaciones de la localidad de Cabañas de Aliste. Sus vecinos habían vuelto por la mañana tras ser desalojados los días previos cuando los focos del sur de la sierra permanecían extinguidos o controlados. El calor y el viento provocaron la reactivación de varios de ellos en la zona sur y este de la sierra y los vecinos de Cabañas acudieron para evitar que se extendiera por la comarca de Aliste hacia abajo. El fuego había llegado al propio pueblo el día anterior y calcinado partes de unas naves agroganaderas situadas a las afueras. El nuevo foco amenazaba cultivos y extenderse entre trigales, viñedos y arbolado.
Guiados por la pericia del bombero forestal los vecinos lograron parar el fuego gracias a un cortafuegos improvisado con tractores y cisternas que ellos mismos manejaban. En poco más de una hora se controlaba el foco y la tranquilidad volvía por momentos, con las dudas de si duraría mucho tiempo.
“Los macro incendios son fracasos de gestión de los primeros momentos, por eso la prevención y el tiempo de respuesta es fundamental”, se lamentan desde Apamcyl, la asociación que engloba a los agentes medioambientales de Castilla y León. Y reiteran su reivindicación de que el operativo funcione todo el año para prevenir incendios o dedicarse a otras tareas necesarias en invierno como ayuda en caso de nevadas.
El modelo público-privado de Castilla y León supone que las contrataciones directas de la Junta de Castilla y León son el personal que se ocupa de las más de 220 torretas de vigilancia, que actualmente apenas son el 25% del total, y el de las autobombas. El resto del personal destinado a cuadrillas terrestres o aerotransportadas se subcontrata a través de empresas privadas de gestión forestal, en función de la demanda. Los sindicatos denuncian que del total de 4.500 trabajadores que dice el Gobierno autonómico que componen el operativo antiincendios en temporada alta, del 1 de julio al 30 de septiembre, no estaban contratados esta semana más del 30%.
El incendio de la Sierra de la Culebra ha pillado al Gobierno de PP y Vox en pleno montaje del operativo. Según ha podido conocer este periódico el pasado lunes ni siquiera estaban contratados los emisoristas del centro autonómico de mando, que coordinan las acciones en toda la comunidad en la lucha contra incendios. Los helicópteros contratados por la Junta y Ministerio han llegado esta misma semana, apurados para su uso contra el incendio de mayores dimensiones jamás conocido en Castilla y León. Y las empresas privadas que suponen el grueso del operativo no han recibido los contratos todavía para sus cuadrillas que deberían empezar a trabajar el 1 de julio.
En los últimos años las críticas al operativo antiincendios de Castilla y León, una de las comunidades más afectadas por el fuego, se repiten con denuncias sobre precariedad, falta de coordinación y escasez de medios. El plan Infocal lleva en vigor desde el año 1999 sin actualizar, en dos décadas en que el cambio climático ha cambiado las circunstancias de la lucha contra el fuego pero el Gobierno de Castilla y León mantiene en julio, agosto y septiembre su foco.
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se ha desplazado estos días hasta puestos de mando para informar sobre los trabajos del operativo y anunciar un plan de recuperación de la zona. En todo momento, Mañueco ha obviado la escasez de medios y se ha basado para anunciar un plan de ayudas, en la experiencia del incendio del año pasado en Navalacruz (Ávila), cuando el fuego en un vehículo en una cuneta acabó arrasando el monte sin que se considerase un incendio forestal hasta que fue demasiado tarde.
Cuando se disponía a dejar Villanueva de Valrojo, junto a otras autoridades, los vecinos han reaccionado con indignación, y han proferido insultos al paso de los vehículos oficiales.
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