El presidente en funciones de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, no logrará la investidura si no da a Vox lo que quiere: que detalle el nuevo organigrama de la Junta, que determine las competencias de las consejerías y que firme un segundo acuerdo, esta vez con proyectos concretos para desarrollar en la futura legislatura. Fuentes del partido de Santiago Abascal han confirmado a elDiario.es que “no hay ninguna prisa” por investir a Mañueco y tampoco considerarían un fracaso no hacerlo, ya que en este momento hay “una total pérdida de confianza” fruto de las jugadas que cree que ha hecho el PP.
Según Vox, Mañueco pretende dejar al vicepresidente, Juan García-Gallardo, sin competencia alguna. “Una cosa es que no quiera estar al frente de una consejería y otra que no pueda hacer nada”, argumentan. La propuesta de García-Gallardo es hacerse cargo de la Dirección General de Comunicación, si bien aceptaría que la 'chequera mediática' siguiese en manos del PP. Pero en el Partido Popular no están dispuestos a ceder la política de comunicación de la Junta, y menos cuando es una atribución directa del presidente. “García-Gallardo dijo que no quería ninguna consejería y que tampoco quería ser portavoz, si ahora se arrepiente es problema suyo”, aducen en el PP. La portavocía del Gobierno siempre ha recaído en el vicepresidente, así fue en la legislatura anterior, cuando se le cedió sin cortapisas a Francisco Igea, y en las precedentes. Sin embargo, Vox no la ha reclamado, ya que García-Gallardo no se siente cómodo con la prensa y se queja de que “siempre preguntan lo mismo”. Tampoco el PP se la ha propuesto. Sí que pide el futuro vicepresidente presidir la Comisión de Secretarios, un puesto clave para controlar qué asuntos van al Consejo de Gobierno, pero el PP no quiere cederla y eso sí que ha estado en manos de vicepresidentes en otros tiempos.
Vox insiste en derogar la Ley de Violencia de Género y anular del Decreto de Memoria Histórica y el PP insiste en “lo firmado”
Respecto al organigrama de la Junta, en el que se determinan competencias de cada consejería, Vox no admite que el PP siga “dando largas” con la excusa de abordar la cuestión “después de la investidura”, porque sospechan que una vez lograda, Mañueco no les dará lo que piden, entre otras cosas que Tierra de Sabor –marca que identifica en el mercado productos agroalimentarios de Castilla y León de calidad diferenciada– sea de la Consejería de Agricultura y no de la administración B de la Junta, o que las inversiones en Industria estén en la Consejería de Industria y Empleo y no cuelgue del Instituto de Competitividad Empresarial, que depende de la Consejería de Economía.
También quieren claridad sobre el Decreto de Memoria Histórica: si piden una Ley de Concordia es para eliminarlo, y lo mismo con la Ley de Violencia Intrafamiliar, que de ningún modo quieren que “coexista” como dijo Mañueco, con la Ley Autonómica de Violencia de Género. Además piden precisar más el polémico asunto de la “inmigración ordenada”, suavizado en el documento, porque Vox quiere que claramente se refleje que la Junta colaborará con la Policía denunciando a los “inmigrantes ilegales”. El PP tampoco se aviene a esas reclamaciones y se limita a recordar “lo que se firmó” el pasado 10 marzo, cuando se alcanzó un apresurado acuerdo diez minutos antes de que se constituyese el Parlamento autonómico.
La desconfianza de Vox aumenta conforme pasan los días. Entre otras cosas creen que el PP filtra la versión de que la investidura se retrasa porque carecen de personas competentes para dirigir las consejerías, cuando, aseguran, todo se debe a las pocas ganas del Partido Popular de concretar la acción y los objetivos del gobierno de coalición. Tampoco ha sentado nada bien conocer el nombramiento del exconsejero de Cultura, Javier Ortega, como jefe de Estudios y Documentación de la Cultura, porque es una consejería que reclaman para sí y debe ser Vox quien nombre a sus cargos de confianza.
Desconfianza hacia Mañueco: “traicionó a Ciudadanos”
Pero además, existe la sospecha de que Mañueco, que tras los resultados del 13F manifestó su voluntad de “gobernar en solitario” a pesar de no tener la mayoría, pueda usar la investidura para, una vez jurado el cargo de presidente, romper el pacto a los pocos meses y gobernar en minoría hasta las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023, momento en el que disolvería las Cortes para convocar elecciones. No habría posibilidad de moción de censura y Vox se quedaría en la oposición, sin opciones. “Traicionó a Ciudadanos”, recuerdan.
En cualquier caso Mañueco ya está apurando la fecha límite que le pedía Génova para la investidura. Feijóo no quiere comenzar a presidir el PP con el peso de haber facilitado la entrada de la ultraderecha en un gobierno autonómico, pero la pugna entre Mañueco y Santiago Abascal no ha permitido, hasta ahora, que Mañueco llegue al Congreso Extraordinario –que se celebra el próximo fin de semana en Sevilla– más que como presidente en funciones.