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El secretario de comunicación de Ciudadanos en Salamanca dimite tras ser pillado en una discoteca en pleno toque de queda

Laura Cornejo

1 de enero de 2021 12:23 h

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El secretario de comunicación de Ciudadanos en Salamanca, Carlos Mateos, renunció a su cargo orgánico el pasado miércoles, después de que la noche antes la Policía Municipal le propusiese para sanción por una supuesta fiesta ilegal en una discoteca de la capital charra y por su falta de colaboración con los agentes de la Policía Municipal.

La renuncia de Mateos se ha conocido por un tuit del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, Cs, quien ha celebrado el trabajo de los agentes y ha comunicado su dimisión.

Mateos fue sorprendido en la madrugada del día 30 de diciembre formando parte de una pequeña fiesta ilegal organizada en un conocido local de ocio nocturno de la capital charra, según informa el digital Salamanca 24 horas. Lejos de mostrarse arrepentido, y después de que los agentes de la Policía Municipal lo localizase escondido tras la barra, se dirigió de forma chulesca hacia los policías y les espetó: “A vosotros os pago yo”.

La Policía Local, que estaba realizando labores de control y vigilancia, vio luz en el interior del establecimiento. Así, decidieron acercarse hasta la puerta, puesto que era más tarde de las 00:00 horas de la madrugada y el toque de queda ya se había iniciado dos horas antes. Allí pudieron comprobar cómo desde dentro del local se podía escuchar música, voces y risas.

Los agentes al no poder acceder al pub llamaron a la puerta y tras varios minutos sin responder nadie, el dueño del local les abrió asegurando que él y un empleado estaban recogiendo el local. Sin embargo, cuando los agentes de la Policía Local entraron en el local pudieron comprobar que allí había restos de bebidas que acababan de ser servidas, así como una cachimba preparada para su consumo.

A pesar de las afirmaciones del dueño de la discoteca, asegurando que allí estaban ellos dos solos, y después de registrar las dos plantas, localizaron detrás de una barra y escondidas a otras cinco personas, entre ellas el secretario de comunicación de Ciudadanos, Carlos Mateos, y el ex directivo de Unionistas que dimitió después de participar en la fiesta ilegal de Castellanos de Moriscos. Todos sin mascarilla y sin guardar distancia de seguridad.

Al ser localizados, el dueño de la conocida discoteca reconoció que no estaban cumpliendo las medidas sanitarias obligatorias, mostrando su arrepentimiento. Carlos Mateos, según el digital, se dirigió en actitud desafiante y chulesca a los agentes de la Policía Local con frases como “a vosotros os pago yo. Hay cosas más importantes para usar el dinero público” o “vuestro jefe soy yo y me da igual estas sanciones”.

Mateos, una vez fuera del local, se negó a seguir las recomendaciones de los agentes que le pedían que se marchara a casa, puesto que estaba incumpliendo el toque de queda: “hago lo que me da la gana”, aseguró. No obstante, uno de los presentes en la fiesta ilegal lo terminó convenciendo para que se marchara no sin cesar, eso sí, sus palabras contra los agentes.

Las siete personas fueron propuestas para sanción, tanto el responsable del local como el resto de los asistentes por no usar mascarilla, no respetar el límite de reunión de seis personas e incumplir el toque de queda.

La versión de Mateos: “No había ninguna fiesta, estaba trabajando”

La versión de Mateos, tras una conversación con elDiario.es, difiere de la que se ha conocido en la mañana de este viernes. El ya exsecretario de comunicación ha atendido a este periódico y ha matizado las circunstancias en las que ocurrieron los hechos. Periodista de profesión, Mateos tiene una empresa de organización de eventos, entre otros la Nochevieja universitaria de Salamanca, que por las restricciones de la pandemia ha tenido que centrar su actividad en la creación de webs. “Tenía que hacer fotos de la discoteca para la web, su dueño es mi socio, convivimos en la oficina, que está 50 metros del local, a diario”, ha explicado. Esa noche, acordaron hacer las fotos con el local ya cerrado y limpio. “Es un poco absurdo, porque yo mismo podría haberme hecho un certificado de empresa para justificar estar trabajando a esas horas, pero por ser absurdo, no lo hice”, argumenta.

Así, pasadas las 22.00, hora del toque de queda, estuvo haciendo fotos en el local, dónde estaba también un representante de refrescos. “Llevo una racha complicada. En octubre mi madre enfermó de COVID y estuvo 17 días ingresada, con una neumonía bilateral, me la he traído a vivir conmigo porque no se ha recuperado. En noviembre tuve un golpe con el coche y quedó en siniestro total, me dieron 2.000 euros. Esa noche mi socio me dijo que ese representante me podía conseguir otro coche. Y por eso estábamos cuatro en una mesa, detrás de la barra pero no escondidos, cuando llegó la Policía. Estoy yo como para fiestas”, ha asegurado.

“Una de las personas que estaba conmigo sí que dijo a la Policía que le parecía una vergüenza esta caza brujas, que si no tenían nada mejor que hacer. Y el policía le llamó ”chaval“, le mandó a la mierda y le advirtió de que podía ponerle una multa por desacato. A partir de ahí, yo que soy un poco torito y lo reconozco, le dije que no podía multar por estar en el bar, y sí proponer para sanción, que es diferente, y le pedí su número de placa. Como se negó, y dijo que era el oficial al mando, le dije que no mandaba sobre nosotros, y le hice foto, algo innecesario, lo sé, pero tengo el derecho a hacer alegaciones si hay propuesta de sanción”, ha matizado.

Mateos reconoce también que llegó a decirle que le pagaba el sueldo pero en un contexto distinto al que se ha interpretado. “Yo no tengo ningún cargo público ni me paga Ciudadanos, soy autónomo, un empresario arruinado, en este momento y pago una cuota de 367 euros, así considero, y siempre ha sido así, que cualquier empleado público está al servicio de los ciudadanos, que son los que pagan”, ha precisado. No obstante, no elude su responsabilidad en el caso de que le multen por no llevar mascarilla.

Mateos también ha mostrado malestar por la cronología, errónea, de su dimisión. “Esa noche yo a las doce de la noche ya estaba en casa, y a la mañana siguiente -día 30- tuve claro que tenía que dimitir. No se había publicado nada, no he cometido ningún delito, pero una propuesta de sanción perjudica a mi entorno, así que las 10.00 de la mañana llamé a la teniente de alcalde del Ayuntamiento de Salamanca, Ana Suárez, y le conté lo ocurrido. Poco después, contactó con la secretaria autonómica de Comunicación, Marta Sanz, para relatarle los hechos y poner el cargo a su disposición. Así, ha lamentado el tuit del vicepresidente sobre su dimisión, algo que ocurrió dos días antes y no este viernes.