Soria está más presente que nunca en unas elecciones autonómicas. El riesgo de ruptura del bipartidismo ante la posible irrupción de la plataforma Soria ¡YA!, como parte de la España Vaciada, ha obligado a muchos dirigentes políticos a desviar un poco la atención hacia los nuevos numantinos, la última resistencia a abandonar sus casas. La calle del Collado de Soria -la principal vía comercial y peatonal de la capital- ha visto pasar en las últimas semanas a muchos dirigentes políticos autonómicos y nacionales. “Calle arriba, calle abajo y unos torreznos”, resume un grupo de mujeres mientras ultiman sus cervezas en la terraza de un bar. “Soria vaciada no, lo que es, es Soria vacilada”, bromea con sorna Isolda, una de estas sorianas, que no están nada contentas con los líderes políticos.
“Tiene su parte positiva, pero los que vivimos aquí nos damos cuenta de que lo que dicen nosotros ya lo sabemos. Llevamos toda la vida esperando que terminen cosas que han empezado y que no terminamos de ver”, reprocha Francisco. Ana Cristina asegura que lleva a Soria “en el corazón”: su madre era de Soria pero se marchó a Zaragoza hace décadas. “Me parece estupendo pero que continúa esta labor de comunicación y las labores que tiene, que no acabe mañana. Que sigamos oyéndolo siempre. Hay que apostar por Soria y tendrá futuro, claro”, defiende esta maña y soriana.
La directora general de FOES (la patronal soriana), Marian Fernández, destaca la importancia de que se ponga a Soria “en el mapa”, aunque lamenta que aunque hayan acudido muchos políticos no han hecho “ninguna declaración” o presentado algún “proyecto para Soria”.
Otros no son tan optimistas. “Se podían haber ahorrado el viaje. Cuando vienen todos los ministros y los de la Junta y dicen que nos comprenden mucho, es todo mentira. No han estado en Soria en su puñetera vida. Son promesas huecas”, critica otra de ellas, Ana. Isolda le pregunta: “¿Cómo era el dicho? Ese de prometer hasta meter y una vez metido...”. Otra, al fondo, remata: “Nada de lo prometido, eso es”. A su lado, María Jesús comenta con ironía: “Pero qué bueno está el torreznillo de Soria, ¿eh?”.
El desencanto con la política es evidente, porque no ven que se solucionen problemas que llevan décadas enquistados: las autovías -la A-11 inauguró su primer tramo en Valladolid hace 18 años-, los servicios de autobuses, la radioterapia -que el expresidente Herrera ya prometió en 2007-, el internet en todos los pueblos -desde 2005-, y la falta de empleo. Y derivado de todo ello, la despoblación.
Jorge está estudiando una especialización tras terminar el grado en Educación Primaria. Aunque le gustaría quedarse en la provincia, no cree ni que vaya a opositar en la que hoy es su casa, porque hay muy poca oferta laboral. “La posibilidad de trabajar de lo que has estudiado en Soria es bastante reducida, independientemente del ámbito en el que te hayas especializado”, lamenta.
La mitad de la población de Soria se concentra en la capital, y solo diez municipios tienen más de mil habitantes. Otros 118 municipios -que no pueblos- no llegan siquiera al centenar de habitantes. En la última década, Soria ha perdido casi el 7% de su población, según los datos del INE. Solo en los dos últimos años la provincia ha registrado un saldo migratorio favorable, después de más de una década de pérdida de población, y solo por un centenar de personas. El envejecimiento de la población soriana es uno de los más agravados del país. dos de cada diez sorianos tiene más de 70 años.
“Aquí no hay gente, somos todos muy mayores ya la mayor parte y además no hay trabajo”, se queja una señora mayor -que prefiere no identificarse-, bastón en mano, sentada al sol junto a la parroquia. Julia, con su marido se acerca a saludarla, y comenta: “No hay fábricas ni cosas para que se quede la gente joven. En vez de marcharse, muchos se quedarían. Pero, ¿qué hacen aquí?”, se pregunta.
Muchas de las personas entrevistadas para este reportaje coinciden en que la presencia mediática se ha incrementado en la provincia tras cobrar importancia la despoblación a nivel nacional y la posible irrupción de Soria ¡YA!, con runrún que resuena en muchos casos en cuanto se plantean los problemas que hay en la provincia.
“No es por ti [a la periodista], que eres de Valladolid. Pero desde que somos autonomía, Valladolid lo ha absorbido absolutamente todo. Y al resto de las provincias nos han dejado con el culo al aire. Así te lo digo”, afirma Ana en la terraza de un bar. A su alrededor, amigas y vecinas asienten, convencidas.
“Estas semanas se ha hablado más porque Soria es el claro ejemplo de España Vaciada y ha dado pie a que los políticos hagan mucha campaña... Es una bandera que enarbolan ahora, pero que en cuanto pasen las elecciones se va a bajar”, lamenta Raúl, funcionario leonés residente en Soria desde 2009.
“Que no se te ocurra tener una desgracia, o tener cáncer o necesitar una resonancia”, protestan dos mujeres, llamadas las dos María Jesús. Una esperó un año y medio para la prueba. La otra, finalmente acudió a la Sanidad privada. Soria es una de las cuatro provincias españolas sin unidad de radioterapia, junto a Palencia, Huesca y Teruel. Hasta hace dos años, había otras dos provincias sin terapia: Segovia y Ávila. Desde enero, un hospital privado da ese servicio también para los pacientes de la Sanidad pública -a través de un convenio con Sacyl-. En Ávila, hace unos meses se instaló la unidad satélite del Hospital de Salamanca. En el resto de provincias, es necesario recorrer varias horas de viaje en una ambulancia sin aseos para recibir diez minutos de radioterapia.
El transporte público tampoco es una opción real para desplazarse, critican. Las conexiones con la mayoría de provincias pasan por hacer un transbordo de varias horas en Valladolid o en Madrid, incluso si quieres viajar de Soria a Segovia, y muchas rutas canceladas durante la primera ola de la pandemia no se han recuperado. “El tren aquí no existe. Comunicaciones, cero. Cuando viene un tren al día de Madrid con un vagón nada más, los que estamos en el bar de la estación aplaudimos”, explica sarcásticamente María Jesús.
“Para una autovía recta, sin obstáculos [la A-11 a Valladolid], llevamos veinte años. Vas a Bilbao, a Despeñaperros... y ahora lo pasas en un suspiro. Y aquí veinte años para una autovía sin obstáculos. Y ahora dicen los del PSOE: va a llegar a San Esteban. ¡Cojonudo! ¿Y hasta Valladolid para cuándo? Lo que queremos es conectarnos con Portugal”, protesta Ana. Ramón, gallego, lleva cuarenta años en Soria. “Para hacer 90 kilómetros han tardado diez años. Para la de Valladolid, igual tardan cuarenta. Tú vas a otra provincia y en un año han hecho cien kilómetros de autovía”, explica. Este soriano de adopción lo tiene claro: “Para los políticos, gobierne quien gobierne, Soria no existe”.
Sin un fuerte tejido empresarial, muchos quedan a merced del sector turismo, que se ha tenido que reconvertir en muchos casos para hacer frente también a la pandemia. Un hostelero de El Burgo de Osma también apunta a la dificultad que hay para contratar personal: “Antes era en barra todo y ahora en las terrazas. He tenido que cambiar el modelo y contratar a más gente para realizar el mismo trabajo. Tengo un equipo pero buscando bien, a través de amigos y pagando mucho. Eso de que no hay hosteleros porque pagan poco no es verdad. Habrá casos, pero vaya...”.
“Que se hable de Soria siempre es bueno, veremos en unos meses si tiene repercusiones económicas o empresariales”, valora la directora general de la Patronal. Con todo este escenario, Soria está llamada a las urnas este domingo. Y después de las elecciones, se resolverá la gran incógnita: ¿Se cumplirán las promesas electorales? ¿Los proyectos volverán a los cajones? ¿Las Administraciones conseguirán frenar o revertir el proceso de despoblación? Esta cuestión es la mayor preocupación para el 30% de los castellanos y leoneses, según el CIS. Por encima de otras cuestiones como el paro o la corrupción, dos de los habituales.
Mientras tanto, la gente de Soria continuará estudiando, trabajando -el que pueda- e intentando salir adelante. Ana Cristina resume en una simple frase una petición común que tienen muchos sorianos: “Hay que darle oportunidad a los jóvenes de Soria para que puedan seguir aquí y que solo se vayan por amor, como hizo mi madre”.