El 94% de barceloneses cree que hay un problema “grave” con la vivienda y la mitad tiene dificultades para pagarla
El 94,3% de habitantes de Barcelona considera que la capital catalana tiene un problema “grave” con la vivienda. Así se destaca en el último barómetro municipal, elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona, que recoge cómo esta cuestión se ha convertido en un dolor de cabeza para buena parte de la población.
El precio medio del alquiler en Barcelona se sitúa en los 1.131 euros, lo que ha supuesto un 1% más que el año anterior. Ahora bien, cabe destacar que desde que se aplicó el tope en las rentas debido a la ley de vivienda, los alquileres bajaron un 5% en sólo un trimestre.
Pero la declaración de Barcelona como zona tensionada no ha aligerado la preocupación de los barceloneses. Al contrario. Hace dos años que la vivienda es el segundo problema más grave de la ciudad, pero en sólo los últimos seis meses esta cuestión ha crecido en 12 puntos, empatando técnicamente con la inseguridad, que sigue siendo la principal preocupación de los barceloneses a pesar de que las cifras de criminalidad no han dejado de caer desde la pandemia.
Hoy, la vivienda es lo que más quita el sueño al 28,8% de los vecinos de Barcelona, mientras que este verano sólo lo era para el 16,6%. Ahora bien, los porcentajes varían bastante si se miran por edades: si se toman las franjas más jóvenes de la ciudadanía, la vivienda es la mayor preocupación para las personas menores de 44 años (con un 37% de media).
En cambio, pasada esa edad, la inseguridad toma el relevo y se convierte en el mayor problema, con un 28% de media. Esta realidad se debe cruzar con otro dato no menor. Y es que el 56% de la ciudadanía vive en un piso de compra (un tercio lo ya totalmente pagado y un cuarto todavía tiene hipoteca). La media del año de la adquisición de la vivienda es de 1999, es decir: hace 25 años.
La compra, pues, deja fuera a las franjas más jóvenes de la ciudadanía, que viven de alquiler (un 34,1% de Barcelona) y son, también, las que se muestran más preocupadas por la crisis habitacional.
De hecho, más de la mitad de barceloneses tienen un problema a la hora de pagar sus viviendas. Para un tercio (35,3%) el problema es “grande”, mientras que para el 18,8% el problema es “asumible”.
Desde hace años, el debate sobre la vivienda está en el centro de la agenda pública y se han tomado diversas medidas para atajar la cuestión, tales como la regulación de los precios de alquiler. Pero la que a los barceloneses le parece más acertada es la de construir más vivienda pública.
En segundo lugar, se encuentra la limitación de viviendas de uso turístico, una tipología que el alcalde Jaume Collboni anunció que pretende cerrar en su totalidad de cara a 2028. En tercer lugar se encuentra la regulación de los precios de la renta. “La vivienda es uno de los ejes prioritarios de este mandato y hemos tomado medidas que van en la línea de estas políticas que han sido las mejor valoradas”, ha apuntado Jordi Martí, teniente de alcaldía y responsable del área de Economía.
De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona es la administración que mejor ha abordado esta crisis, según la ciudadanía de la capital catalana, por encima de la Generalitat y el Gobierno español.
El PSC ganaría las elecciones en Barcelona
El barómetro municipal incluye también datos de intención de voto y, según la última edición del año, Barcelona continuaría siendo un bastión socialista. De cara unas hipotéticas elecciones municipales, Jaume Collboni se situaría como partido más votado con un 14,4% de intención de voto (frente al 11,9% que obtuvo en los comicios). Por su parte, Junts pasaría de ser el ganador de las elecciones con un 13,5% de votos a bajar drásticamente al 5,7%.
También destaca el descenso de los Comuns, que empataron con el PSC en los comicios de 2023, pero ahora la intención de voto, si bien les mantiene como segunda fuerza y también superarían a Junts, les daría el 8,7% de los apoyos.
Esta intención de voto de los barceloneses se mantiene en el resto de administraciones. El PSC sería el partido más votado en la capital catalana tanto en las elecciones autonómicas como generales. En el caso de comicios para el Parlament, la segunda fuerza sería ERC, seguida de Junts y los Comuns. En cambio, si se votara al Congreso, la segunda fuerza seguirían siendo los republicanos, pero en los puestos siguientes, los Comuns superarían a los de Puigdemont.
Por su parte, el alcalde sigue estando aprobado por la mayor parte de la ciudadanía, pero su nota media baja al 4,8%. Su valoración subió en picado cuando se convirtió en edil principal (pasando de un 4,6 a un 5,1) y se convirtió en el primer alcalde aprobado por la ciudadanía desde 2019, pero desde que ejerce el cargo, la nota media ha ido bajando de manera tímida pero, de momento, constante.
Eso es algo que ha sucedido a todos los alcaldes y alcaldesas recientes de Barcelona. Xavier Trias pasó de un 5,4 a un 4,9, mientras que Ada Colau pasó de un 5,7 a un 5,2 en su reelección y, antes de perder el cargo, su nota media fue de 4,5.
Aun así, Collboni es el líder municipal más conocido y uno de los mejor valorados, sólo superado por la líder de ERC, Elisenda Alamany, que entra por primera vez -y por la puerta grande- en el barómetro tras suceder a Ernest Maragall al frente de la formación en Barcelona.
Más optimismo
El barómetro municipal cierra 2024 con una mejora de la percepción de la ciudad, con un cuarto de los ciudadanos pensando que Barcelona está mejor. Paralelamente, la tasa de quienes piensan que la capital catalana ha empeorado ha bajado 5,5 puntos, situándose en su nivel más bajo desde 2018.
Igualmente, ha mejorado la percepción económica en el ámbito de la ciudad, con un 46,4% de optimistas. Pero también destaca un deterioro de la percepción de la economía doméstica, con un 36,4% de personas que cree que ha empeorado. Aun así, el 42% de barceloneses cree que su situación personal mejorará de cara al nuevo año.
Así se recoge en el barómetro municipal, que se elabora cada seis meses en base a encuestas telefónicas y que, en esta ocasión ha consultado a 805 personas residentes en Barcelona y con derecho a voto entre el 25 de noviembre y el 4 de diciembre.
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