El éxito de la huelga general en Catalunya y la actuación policial excesiva de los Mossos d’Esquadra han conseguido cambiar el rumbo de la campaña electoral, que en los días previos había derivado hacia un cruce de acusaciones de intensidad creciente entre CiU y el PP en torno al debate soberanista. En cambio, el president de la Generalitat, Artur Mas, vio cómo el día después del paro masivo, además de oír múltiples peticiones para que dimita el conseller de Interior, la carrera electoral se centraba en los derechos sociales.
La intervención de los Mossos, “desproporcionada” para los líderes de la oposición, es el segundo revés que ha padecido CiU tras la polémica del cartel electoral. Aún así, Mas intentó convertir el éxito de la huelga general en una prueba más “del malestar que existe y de este sentimiento en gran parte de la sociedad catalana de que nos podría ir mejor si tuviéramos un camino de más libertad”.
El candidato de CiU, en un acto con inmigrantes que se ambientó con sardanas y hip hop en el CCCB de Barcelona, evitó referencias a la política de austeridad de su Govern, a la investigación del posible abuso policial y a los recortes de los derechos sociales. Solamente indicó que el malestar y el sufrimiento de los catalanes –conviene recordar que se ejecutan una centena de desahucios cada día- serían “evitables” porque “Catalunya también aspira a ser un país normal, más próspero y justo”.
Si la jornada ya fue poco propicia para imponer la reivindicación nacionalista, Duran i Lleida aguó aún más el debate soberanista. Pese a que el president Mas, a principios de campaña, bromeó en Lleida frente a un grupo de empresarios que sí sabía silabear la palabra independencia, Duran Lleida, líder de UDC, se irritó ante la prensa cuando le preguntaron por este horizonte y aseguró sin titubeos que la independencia no figura en el programa electoral de CiU. “¿Algún dirigente de CiU está hablando de la palabra ‘independencia’ de Catalunya?”, añadió Duran i Lleida para zanjar la cuestión.
El también líder de la federación nacionalista en el Congreso volvió a criticar “la inmoralidad que representa el PP por el intento de instalar el miedo en la gente” y se mostró desconfiado de “las palabras de amor” que algunos dirigentes populares están dedicando a Catalunya para luego “aprobar presupuestos discriminatorios en infraestructuras”.
La líder del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, se mantuvo dentro de la campaña del miedo y aseguró que “el mesianismo de Mas no pagará las pensiones” y, siguiendo la estrategia de la dirección central de Madrid, hizo ver como si no hubiera habido una jornada de huelga seguida masivamente, aunque pidió explicaciones al conseller de Interior, Felip Puig, por no haber protegido la sede de la Jefatura de Policía en Barcelona
El PSC recupera terreno
El líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, recuperó mucho terreno y hurgó en la llaga del Govern acusando a Artur Mas de estar “desaparecido” durante la huelga que, en su opinión, fue un claro rechazo a las políticas de CiU y del PP. El candidato del PSC se reunió en Sant Quirze del Vallès con el comité de empresa de ABB Motors, compañía que quiere despedir a 148 trabajadores. En ese marco Navarro denunció que CiU hace como si la protesta “no va con ellos” y se hubiera montado solamente contra el PP.
Navarro recalcó que Mas no hubiera salido a dar la cara ni hubiera hecho movimiento alguno para reunirse con los responsables sindicales “para encontrar una solución a los problemas laborales y sociales” de Catalunya. “Hay una gran mayoría social que no quiere más recortes de PP y CiU y hago un llamamiento a que esa mayoría se exprese claramente en las urnas”, planteó el candidato socialista.
Pere Navarro, en su línea sensata pero más desatado, incluso se zafó de los periodistas cuando le plantearon las palabras de Bono, ex presidente del Congreso, que descartó, entre otras cosas, que pueda haber identidades múltiples dentro de un país sin que eso lleve a la catástrofe. “Yo no puedo responder por los jubildados”, espetó el jefe de lista del PSC, que empieza a saber sortear las declaraciones de correligionarios del PSOE que encajan poco con el electorado catalán. El último estropicio se lo hizo Navarro el expresidente de Aragón, Marcelino Iglesias, el primer fin de semana de campaña.
Igual de contundente fue Joan Herrera, el candidato de ICV-EUiA, quien valoró que “la huelga ha recordado lo injustas que son determinadas políticas”. El líder ecosocialista se sumó a la petición de dimisión de Puig porque “llueve sobre mojado” y, además, censuró el “espectáculo” de la Generalitat y la Delegación del Gobierno al cuantificar a la baja a los asistentes a la manifestación.
Por su parte, Oriol Junqueras, líder de ERC, partido contrario a la fórmula del euro por receta aplicada por CiU en esta legislatura pasada, lamentó que se sigan produciendo decisiones como la del Consejo de Estado, que ha declarado inconstitucional este copago. Junqueras recordó que el Estado “no puede inmiscuirse en competencias catalanas como esta”, aunque ERC quiera acabar con esta fórmula. La política catalana es bidireccional y, tras la huelga, las cuestiones sociales han vuelto al primer plano.