A una fiesta memorable le suele seguir una resaca complicada. Así le ha ocurrido a ERC este 12M. Tras alcanzar la Generalitat por primera vez desde la Segunda República de la mano de Pere Aragonès, el partido ha sufrido un revés en las urnas que les devuelve a resultados de hace más de una década: 178.446 votos y 13 escaños perdidos, sin ninguna posibilidad de repetir en la presidencia y con la batalla interna en el independentismo también perdida en favor de Junts.
El de este domingo es el peor resultado de ERC en unas elecciones el Parlament desde la debacle de 2010. Hay que retrotraerse a 2006 para encontrar un resultado similar al de ERC. En aquella ocasión, los republicanos obtuvieron 416.355 apoyos, el 14% de las papeletas y 21 escaños. Este domingo han sido 427.135 escaños, el 13,7% y 20 asientos en el Parlament.
Ni de lejos son los peores resultados de la historia de ERC (que bordeó la desaparición en los años triunfales del pujolismo), pero están lejos de los récords que obtuvieron los republicanos al calor del procés.
La aspiración de convertirse en el primer partido de Catalunya dibujada por Oriol Junqueras, que lidera la formación desde la debacle tras el segundo tripartito en 2010, hoy está más lejos, y ERC parece condenada a volver a ejercer de secundario. Actor relevante, pero no protagonista. Tienen de nuevo la llave de la Generalitat, pero no para alcanzar la presidencia.
El ciclo alcista acompañó a ERC –ganadora de las municipales y las primeras generales de 2019 y, en escaños, junto al PSC, de los comicios al Parlament de 2021– gracias al éxito de la fórmula ideada por Junqueras para crecer en tradicionales feudos socialistas de la conurbación de Barcelona así como en los feudos más independentistas del interior.
El batacazo de ERC en estos comicios de 2024 es uniforme en toda Catalunya, si bien más agudo en feudos tradicionales del independentismo, donde llega a caídas de casi 10 puntos. Es el caso de Tortosa –donde ERC pasa de quedar primera a tercera– y Amposta, capitales de comarcas de las Terres de l'Ebre (una de las demarcaciones donde ERC es tradicionalmente fuerte), donde el retroceso alcanza 9 y 12 puntos respectivamente.
También en capitales de comarcas de Girona donde ERC ya era segunda en 2021 por detrás de Junts, los republicanos caen con fuerza. Sirva de ejemplo Olot, donde ERC pierde 12 puntos y pasa de la segunda a la cuarta plaza. O Figueres, donde ERC retrocede 10 puntos y medio y cae del segundo lugar al sexto, viéndose superada no solo por los de Puigdemont, sino también por el PSC, el PP, Vox y la extrema derecha independentista de Aliança Catalana.
En las grandes ciudades, las pérdidas no alcanzan los dos dígitos, situándose en su mayoría entre 5 y 10 puntos, pero dejan resultados dolorosos: ERC pasa de ser segunda a ser cuarta fuerza en Barcelona, Lleida y Tarragona, superada en las tres capitales por PSC, Junts y PP. En conjunto, ERC quedó en primera posición en 248 municipios catalanes en 2021, pero solo en 43 este domingo.
Hay un dato más para la preocupación de la cúpula republicana. En 265 municipios –una cuarta parte del total– ha cambiado el ganador respecto a 2021. En su inmensa mayoría (227) el ganador en 2021 había sido ERC, mientras que ahora Junts se impone en 170 y en 57 el PSC. A falta de conocer los sondeos postelectorales, una primera hipótesis apunta a la abstención como parte destino de la caída de votos de los republicanos, en línea con la desmovilización independentista que se vive en el último ciclo electoral, sin descartar fugas hacia Junts o PSC.
Con su revés de este domingo, ERC prosigue el ciclo de debacles electorales que abrió en las municipales de mayo de 2023 (303.374 apoyos menos) y siguió en las generales de julio (411.976 votos menos). Tras esa última derrota, el partido creó cinco grupos de trabajo para abordar por qué la formación había perdido la confianza del electorado, que no se ha recuperado para las catalanas. A falta de que Junqueras se pronuncie sobre su futuro tras casi tres lustros al frente de ERC, por ahora la crisis de las catalanas tiene una sola víctima en ERC: Pere Aragonès.