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Arte indígena para desaprender lo que nos han enseñado sobre la Amazonia

“Si le pides a un niño que dibuje la naturaleza dibujará un árbol, pero si se lo pides a un indígena amazónico, se dibujará a sí mismo, porque se consideran parte de la naturaleza”, sentencia Claudi Carreras, comisario de la exposición Amazonias. El futuro ancestral, que abre hoy sus puestas en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) hasta el 4 de mayo de 2025.

Con ello, Carreras trata de explicar la relación de los habitantes de la cuenca selvática del Amazonas con el medio donde viven y que les lleva a considerar a los animales de su entorno como parte de su familia y al propio río como una corriente de agua sagrada que mana de la divinidad.

“Esta exposición está pensada para que desaprendamos todo lo que creemos saber del amazonas y volvamos a aprenderlo de la manera correcta, que es en base a lo que nos puedan contar los artistas que participan en ella, la totalidad de ellos habitantes de distintas partes de la extensa cuenca amazónica”, asegura el comisario.

No existe una sola Amazonia

Con el fin de aportar un enfoque desmitificador de lo que es realmente la extensa región amazónica, Amazonias. El futuro ancestral apuesta por acercarnos, a través de las obras de algunos de sus artistas más destacados, a una nueva manera de ver el mítico río y sus diversos ecosistemas.

Las obras pretenden ser los ojos a través de los que mirar un territorio tan basto como complejo y mitificado. “Desde hace 500 años, la propia denominación de la región amazónica como selva virgen ya supone el primer acto de profanación y explotación”, asegura el fotógrafo y documentalista colombiano Andrés Cardona, que posee diversas aportaciones a la muestra en formato de vídeo.

Cardona argumenta que el concepto de “selva virgen” implica “un territorio con inmensas riquezas que piden ser explotadas por los occidentales, por supuesto sin el permiso de aquellos que viven en la tierra y lo han hecho de manera sostenible durante miles de años”.

Tanto Cardona como Carreras enfatizan que, según el arqueólogo Eduardo Neves, que ha trabajado toda su vida en excavaciones en la Amazonia, la región lleva habitada desde hace más de 13.0000 años por numerosas tribus que, a pesar de hablar lenguas diferentes, se mantienen interconectadas en un modo de vida sostenible.

“Se trata de civilizaciones discretas, que no construyen grandes monumentos a la riqueza y el poder como hacemos nosotros”, apunta Carreras, que asegura que no por ello han sido menos ricas en complejidad social. Por su parte, Judit Carrera, directora del CCCB, explica que “en la región amazónica viven actualmente 30 millones de personas, un 60% de ellas en zonas urbanas y el otro 40% repartidas en más de 400 tribus que hablan más de 300 lenguas diferentes”.

Carrera también destaca que en este territorio tan vasto, que comparten nueve países (Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela, Surinam, Guyana, Guyana Francesa, y Perú), conviven, además de entornos urbanos, rurales y de selva, diferentes etnias, “no solo indígenas, sino que hay que contar también a los mestizos, a los europeos, los afrodescendientes”, etc. De ahí que la exposición se refiera a las diversas “amazonias” y ni a una única “Amazonia”.

Un ecosistema al límite

La directora del centro ha razonado que ese es el motivo por el que Amazonias. El futuro ancestral pretende ser una mirada respetuosa a esta compleja red de ecosistemas. “No es casualidad que inauguremos la exposición dos días después del inicio de la COP29 en Azerbaiyán”, subraya Carrera en referencia a un evento en el que los estados decidirán sobre aspectos que afectan a la región amazónica y sus moradores.

El pintor indígena Rember Yahuarcani, nacido en Perú y con numerosa obra en centros de arte de todo el mundo, explica el sentir de los habitantes amazónicos frente a las cumbres climáticas: “Los indígenas no tenemos voz, siempre hay otros que hablan por nosotros y deciden sobre lo que atañe a la tierra donde moramos y que cada día está más degradada”. Yahuarcani, que aporta a la muestra un gran mural pintado con acrílico sobre lienzo, asegura que exposiciones como la presente sirven para dales voz.

Por su parte, la periodista y escritora brasileña Eliane Brum, gran divulgadora de la riqueza cultural y biológica amazónica y activista contra la crisis climática, ha advertido que la región está llegando a un punto de no retorno en cuando a su degradación. “En nivel de degradación de la selva es actualmente del 18% y los expertos avisan de que si llega al 20%, no habrá posibilidad de revertir el daño al ecosistema”.

Brum ha destacado la importancia de la selva amazónica como “uno de los pulmones de la tierra”, en referencia a su gran capacidad de absorber el dióxido de carbono emitido a la atmósfera y, por tanto, amortiguar el calentamiento global.

La mujer como protagonista de amazónica

La autora de La Amazonia: Viaje al centro del mundo (Salamandra, 2024), que reivindica poner en el centro de nuestra sociedad los ecosistemas naturales y desplazar a la periferia los centros de decisión financiera, es también responsable de una serie de conferencias sobre “la violencia ejercida sobre el cuerpo de las mujeres por los mismos desean explotar el ecosistema en su beneficio”.

La primera de ellas tendrá como protagonista a la activista Ehuana Yaira Ianomami, que dialogará sobre la situación del pueblo yanomami, amenazado por los intereses mineros y cuyas mujeres son sometidas a la violencia sexual por parte de los buscadores de metales (garimpeiros).

Un segundo debate estará protagonizado por la activista climática Patricia Gualinga; un tercero por la líder juvenil indígena Txai Suruí y finalmente en la cuarta ponencia estará presente Eduardo Neves, que desmontará mitos existentes sobre la presunta virginidad salvaje del territorio y relatará las numerosas pruebas de que la región ha sido hogar de numerosas civilizaciones durante miles de años antes de la llegada de los españoles y los portugueses.

Murales y cantos de ayahuasca

Amazonias. El futuro ancestral es una muestra densa, que acumula conceptos y datos y los mezcla con numerosas obras de arte que tratan mostrarnos el espíritu de los distintos pueblos que habitan la región. Hay algunas instalaciones conceptuales y abundan tanto los trabajos fotográficos como pictóricos y serigráficos.

Además del mural de Rember Yahuarcani, cabe destacar otro de gran formato del pintor ecuatoriano Elias Mamallacta. “Está pintado con tinte de ayahuasca y algunos otros pigmentos naturales amazónicos que irán mudando el color a medida que avance la exposición”, explica Claudi Carreras.

El comisario también hace referencia a los murales que se encuentran al inicio del recorrido y que han sido pintados por el colectivo del artista brasileño Iba Sales Huni-Kuin y por las artistas amazónicas nacidas en Perún Olinda Silvano y Cordelia Sánchez. “Este tipo de murales se hacen cuando tienes un sueño en un viaje de ayahuasca en respuesta al canto del chamán”, explica Carreras.

Normalmente, cuando se toma ayahuasca de forma ritual, el chamán reproduce cantos religiosos para acompañar el viaje; cuando acude a la mente una visión o sueño, el artista se levanta y pinta un mural inspirado en el sueño al ritmo del canto“, desvela. Respecto a la abundancia de colores ácidos empleados, explica que responden a la paleta cromática en la que se ven las alucinaciones durante un viaje de ayahuasca.

Para la ocasión, los citados artistas han pintado in situ sus murales, pero aclara Carreras que no lo han hecho bajo los efectos de la ayahuasca. No obstante, sí han sonado cantos ancestrales durante la realización de los murales. Ha sido Iba Sales Huni-Kuin quien los ha recuperado junto con su colectivo, salvándolos del olvido.

“El primer canto de Iba es de permiso, el segundo de admiración frente a la riqueza de la naturaleza y el tercero es de sanación”, aclara Carreras, que explica que el artista opina que estamos enfermos como sociedad y precisamos detener nuestro ritmo frenético unos instantes y reflexionar.

Una maloca para desaprender

Por otro lado, cabe destacar la presencia en la muestra de una “maloca”, una casa sagrada y ritual que se acercaría al concepto de templo que tienen las religiones monoteístas. En la maloca se reúnen las personas a dialogar, a aprender sobre hierbas rituales como el tabaco, la coca, la ayahuasca o la yuca dulce, y a sanarse y conectarse con la naturaleza.

Ha sido construida por el Emilio Fiagama, “maloquero” [una suerte de sacerdote o médico ritual] y líder indígena nacido en Colombia. La ha realizado con restos de ramas y de árboles quemados por la deforestación para de este modo concienciar del problema de los incendios. “El objeto es que sirva de punto de partida para desaprender nuestra visión occidental sobre la Amazonia y dialogar para erigir la visión correcta”, dice Carreras. El documentalista Andrés Cardona ha colocado en su interior 29 vídeos de las entrevistas realizadas para la exposición.

Amazonias. El futuro ancestral se cierra con su abordaje más oscuro y menos esperanzador: el de la voracidad extractiva que se cierne sobre la Amazonia. Así, diversas instalaciones artísticas, sobre todo fotográficas, relatan los males que asolan el territorio: la minería, la deforestación, la ganadería o la agricultura extensiva.