El Ayuntamiento de Barcelona ha arrancado este octubre un plan piloto con seis espacios de canguraje para aquellas familias con más problemas de conciliación. El llamado Proyecto Concilia empezará con 18 educadores y tendrá capacidad para atender a ocho niños y niñas por espacio y hora.
De momento, se trata de un plan piloto que gestionará la cooperativa Incoop SCCL y que durará hasta febrero para evaluar su utilidad real. Los seis puntos de canguraje estarán en los barrios de la Verneda i la Pau, El Besòs i el Maresme, Trinitat Vella, el Raval y La Marina i Zona Nord.
El servicio priorizará, según el consistorio, “la atención a familias monomarentales” sin una red de apoyo, a “víctimas de violencia de género” y a “familias sin tejido comunitario”. Aun así, añaden, estará abierto a todo el mundo, siempre que se registren y reserven hora con 48 horas de antelación.
La iniciativa costará de entrada 248.500 euros presupuestados a través del Plan de Choque Social y del Plan de Barrios. El consistorio prevé que llegue inicialmente a entre 1.200 y 1.500 niños y niñas de entre 4 y 12 años.
Debido a la pandemia, el servicio ha tenido que adaptarse antes de empezar a los protocolos contra la COVID-19 y, según el Ayuntamiento, esto significa que harán “la mayoría de las actividades al aire libre”. Se deberá llevar mascarilla y desinfectar los juguetes como ocurre en escuelas y extraescolares.