El Ayuntamiento de Barcelona ha prohibido fumar en todas sus playas desde este lunes, después de que el pleno municipal del pasado viernes lo aprobara definitivamente.
Los cinco kilómetros de litoral que pertenecen a la capital catalana han sido declarados, pues, libres de humo. Los bañistas que incumplan la norma serán sancionados con multas de 30 euros, según ha informado en rueda de prensa el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica del Ayuntamiento, Eloi Badia, quien ha considerado que “no será necesario multar”. Así lo ha asegurado, basándose en la experiencia piloto del año pasado.
Y es que esta prohibición es el punto final de la estrategia anti-tabaco en las playas que el consistorio inició la temporada pasada, cuando estrenó una prueba piloto y prohibió fumar en cuatro de sus 10 playas: Sant Miquel, Somorrostro, Nova Icària y Nova Marbella.
Según datos del Ayuntamiento, en estas cuatro playas sólo fumó un 3% de la población, mientras que en el resto se detectó un 10% de fumadores. “El año pasado no se sancionó a nadie. Todo el mundo lo entendió y sólo hubo que advertir algún fumador despistado”, según Badía.
Así, en vistas de la exitosa prueba piloto, el Ayuntamiento decidió aplicar esta prohibición en todo el litoral y, para ello, este abril empezó una campaña de sensibilización que contó con carteles informativos e informadores. Ahora, las tareas de información se reforzarán con un responsable en cada playa y contarán con el apoyo de la Guàrdia Urbana.
Acabar con las colillas
Con esta norma, Barcelona se convierte en la primera gran ciudad de España que prohíbe fumar en todas sus playas. Para hacerlo posible, ha debido modificar la ordenanza sobre el uso de las vías y los espacios públicos.
Según el Ayuntamiento, esta regulación se ampara legalmente por una norma estatal aprobada a finales de marzo en el Congreso, que prevé que, para frenar la generación de residuos en las playas, los ayuntamientos pueden limitar fumar en las playas.
“Cada año, cinco millones de colillas acaban en el mar del Estado español”, ha asegurado Badía. Estos residuos, que tardan 10 años en descomponerse, se redujeron en un 50% en las playas que participaron de la prueba piloto del año pasado. También ha destacado que esta norma es vista favorablemente por ocho de cada 10 ciudadanos de Barcelona (tanto fumadoras como no).