La Oficina para la Transparencia y las Buenas Prácticas de Barcelona ha recibido 235 denuncias de ciudadanos desde que se creó hace siete meses. Una media de dos cartas al día. El Ayuntamiento de Barcelona, de quien depende este organismo recién creado, ha constatado en su primer balance que existe un interés creciente por parte de los ciudadanos de poner en conocimiento de la Oficina las prácticas irregulares que se producen en el ámbito de la Administración. El buzón es un canal electrónico para dar a conocer a la administración cualquier acto u omisión “contraria a los principios de buen gobierno”. Éste garantiza la confidencialidad de las comunicaciones y pueden mandarse avisos en forma anónima.
El Teniente de Alcaldía de Derechos de Ciudadanía, Participación y Transparencia del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Asens, ha comparecido este jueves junto al director de la Oficina de Transparencia, Joan Llinares, para valorar el funcionamiento del organismo municipal dedicado a la perseguir la corrupción. La Oficina se puso en marcha el noviembre del año pasado como prueba piloto y ha suscitado ya el interés de otras administraciones, como el Ayuntamiento de Valencia o la propia Generalitat valenciana, que plantean dotarse de una estructura semejante.
“La corrupción se produce principalmente por la vía de las contrataciones”, ha señalado Llinares. Por este motivo, ha defendido cambios en las administraciones como introducir en las ejecuciones presupuestarias requisitos que no permitan que un mismo proveedor pueda ser contratado tres veces seguidas. La propuesta hecha por la Oficina ya se aplica en el Ayuntamiento de Barcelona, donde se constataba que en los contratos menores “se iban repitiendo los mismos proveedores”.
Joan Llinares, que se ha despedido este jueves de la Oficina de Transparencia municipal (pasará a dirigir próximamente la Oficina contra la corrupción de la Generalitat valenciana) ha asegurado que las prácticas irregulares en la administración “no se dan en actuaciones conscientes o voluntarias”. Según el director de la Oficina, la mala praxis se produce dónde hay una falta de formación de los funcionarios que dan por buenas prácticas irregulares.
La encargada de sustituir a Llinares al frente de la Oficina será Sílvia Vernia, presente también durante la rueda de prensa. Vernia ha colaborado estrechamente con el actual director como directora de Análisis del organismo.
Otro de los organismos vinculados a la Oficina es la Dirección de Control de Gestión, encargada de realizar la auditoria sobre la legalidad de los actos administrativos del Ayuntamiento. Des de la fecha de creación, febrero de 2016, ha abierto un total de 23 expedientes, donde se encuentran 5 auditorias, 14 informes y 4 procesos de asesoramiento. Algunos han sido encargados por el Ayuntamiento, y otros se han decidido des de la propia Oficina de Transparencia, como por ejemplo la cinco auditorias para analizar algunos departamentos del distrito de Ciutat Vella sobre un posible caso de corrupción que se encuentra en los tribunales. O otros casos judicializados como el de Fometo de Contrucciones y Contratas (FCC) con cobro a trabajos no realizados en el servicio de limpieza y recogida de residuos.