Impulso a la movilidad metropolitana y frente común para reclamar ante el Estado la inversión en infraestructuras de la capital catalana. Estos han los dos principales acuerdos suscritos en en el encuentro entre el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que se han visto este viernes durante más de dos horas en una reunión que, según Colau, ha ido más allá del contacto institucional para convertirse en “reunión de trabajo”.
El primer acuerdo suscrito entre las dos administraciones es sobre la línea 9 del metro, en concreto sobre el ramal de la línea 10 que está proyectado hasta la Zona Franca. Para la alcaldesa esta es una obra de absoluta prioridad, por lo que el Ajuntament se ha mostrado dispuesto a cofinanciarla hasta en un 50% . “Desde las dos partes hay voluntad de que esto se desencalle porque los vecinos de la Zona Franca no pueden esperar más”, ha asegurado Colau. El acuerdo deberá cerrarse a partir de ahora en la comisión bilateral entre las dos instituciones.
El segundo acuerdo tiene que ver con la conexión de los dos tramos de tranvía existentes actualmente, un asunto que el equipo de gobierno de Colau ha convertido en uno de los grandes ejes de su mandato, con el convencimiento de que es “vital para la mejora de la movilidad metropolitana, pero también de la sostenibilidad”. La Generalitat se ha comprometido a suscribir un protocolo en el marco del ATM apoyando la decisión del consistorio para unir los actuales tramos, el Trambesòs y el Trambaix, con un trazado que determinarán los informes técnicos encargados por el Ajuntamiento y que todavía no han sido presentados.
La alcaldesa ha remarcado la disposición del Govern, tanto la mostrada por Artur Mas en la última reunión mantenida entre administraciones como la que ahora tiene Puigdemont, a activar el proyecto de unión del tranvía. Pese a que Colau no ha hecho mención, la posición del Govern constrasta con la del grupo municipal de CiU, muy beligerante respecto al proyecto.
Además de estos dos proyectos, sobre los que las instituciones tienen competencias, el president y la alcaldesa se han comprometido a hacer “frente común” para reclamar al Estado que cumpla con las inversiones y los proyectos que tiene pendientes en materia de infraestructuras y transporte. Según ha explicado la portavoz del Govern, Neus Munté, esta unidad de acción se materializará a corto plazo en la petición de una reunión a tres bandas con el nuevo Gobierno español, para recordarle sus compromisos respecto a proyectos como la estación de la Sagrera, mejoras en la red de ferrocarriles de cercanías o el traspaso de la autovía B-23, el principal acceso por carretera a Barcelona.
“Sí hay debate constituyente, estaremos allí”
Las cuestiones de movilidad e infraestructuras han sido las protagonistas del encuentro, pero en dos horas las cabezas de las dos instituciones más poderosas de Catalunya han tenido tiempo de compartir “opiniones y puntos de vista” sobre la situación nacional. La alcaldesa ha vuelto a subrayar su compromiso respecto al referéndum de independencia, asegurando que es posible hacerlo porque hay “alianzas en el Estado”.P recisamente es en esta cuestión, la de las alianzas, en la que la alcaldesa tiene “discrepancias” con Convergència. Pese a eso, Colau ha asegurado que Barcelona “nunca fallará a Catalunya” y que “si hay debate constituyente, estaremos allí”.
Las críticas de la líder de Barcelona en Comú se han dirigido hacia el PP, a quienes ha acusado de “autoritarismo” por recurrir ante el Constitucional asuntos como la consejería de Exteriores. “La estrategia del Gobierno del PP es inmovilista, arrogante y autoritaria”, ha asegurado Colau.