Eulàlia Reguant (Barcelona, 1979) es diputada de la CUP en el Parlament y este mes de julio se incorporará como concejal en Barcelona sustituyendo a Josep Garganté. La CUP cuenta con tres ediles en el pleno de la capital catalana, decisivas para que el gobierno de BComú y el PSC pueda sacar adelante sus propuestos con una mayoría de izquierdas.
A tres meses de la celebración del referéndum, Reguant analiza el papel del Ayuntamiento de Barcelona y cómo afronta cuestiones como el turismo y el efecto que este tiene sobre la vivienda.
Aunque sea solo durante unas semanas, compaginará un escaño en el Parlament con otro en el Ayuntamiento de Barcelona. ¿La CUP no prohibía la duplicidad de cargos?
La situación política es excepcional, lo que hace muy complejo que yo me marche precipitadamente al Ayuntamiento a tres meses del referéndum. Van a pasar muchas cosas y tenemos que hacer un relevo muy ordenado. Además, mi primer compromiso era con el Ayuntamiento de Barcelona. Las elecciones municipales se celebraron en mayo de 2015, antes de las elecciones catalanas.
Que no quería perderse lo que viene, vamos.
(Ríe) Es evidente que el momento político es interesante. Pero gestionar el postreferéndum desde el Ayuntamiento de Barcelona también lo será.
Habla del postreferéndum, pero todavía no se ha convocado oficialmente, y no hay urnas.
Hemos empezado a hacer campaña, y en septiembre toda la CUP y la izquierda independentista estará volcada para ganar el 1-O. Quedan tres meses para el referéndum y nos encontramos con un Ayuntamiento de Barcelona que pide garantías para celebrarlo. Yo les diría que la mejor garantía es que los colegios electorales de Barcelona estén abiertos el 1 de octubre. De ellos depende. El prerreferéndum al Ayuntamiento de Barcelona lo veré desde el Parlamento. Pero la idea es que este mes de julio me iré incorporando a las comisiones.
¿La incorporación de Reguant al Ayuntamiento corresponde a un cambio de tono en la oposición de la CUP a Colau?
No necesariamente. Es evidente que hay cosas que son inherentes a la manera de expresarse de cada uno, pero la CUP Capgirem Barcelona está en un proceso interno de evaluación de estos dos años de mandato municipal para definir cómo afrontar los dos siguientes. Ya veremos si toca endurecer el tono. La situación de la ciudad no es la que queríamos hace dos años, y seguramente tampoco la que proponía BComú. Vamos a ver cómo encauzamos los dos próximos años.
¿Con qué experiencia municipalista se queda, Badalona o Barcelona? Ambas se hicieron valorando una situación de emergencia que, según los promotores, hacía necesario un cambio. La Barcelona de Trias, la Badalona de Albiol.
Si hablamos de candidaturas municipales, me quedo con CUP Capgirem Barcelona. Si hablamos de las candidaturas que ganaron, me quedo con Badalona. No estoy de acuerdo con que la situación de emergencia social de Barcelona era sólo Xavier Trias (CiU). También es Jaume Collboni (PSC).
“Ustedes tienen un problema que se llama Jaume Collboni”, dijo la CUP al Gobierno de Colau.
Es que hablar de revertir las políticas del Ayuntamiento de Barcelona y fijarse sólo en los cuatro años del gobierno de Convergència sin acordarse de los años de Gobiernos del PSC e Iniciativa es el déficit originario de la candidatura de Barcelona en Comú (BComú). Esto dificulta que se puedan hacer políticas que ataquen los problemas de raíz. No pongo en duda la buena fe de mucha gente de BComú pero creo que en el diagnóstico que se hizo equivocaron toda la perspectiva histórica.
También se equivocaron, y lo están viendo ahora, con que “ganar las elecciones era ganar la ciudad”. Ahora hablan que necesitarán diez años para revertir la situación. Es que no es un problema de tiempos, es darse cuenta de a dónde llegas para hacer políticas atrevidas. Cómo facilitas que el movimiento siga con su riqueza, que haya espacios de contrapoder a la institución, etc.
Comentaba el caso de Badalona porque antes de la campaña de las municipales se planteó la participación de la CUP en Barcelona en Comú, cómo hizo la CUP en Badalona.
Pero es que en Guanyem Badalona no está Iniciativa per Catalunya (ICV).
¿A BComú también le diría “ustedes tienen un problema que se llama ICV”?
Sí, y hay otro elemento importante: los procesos de confluencia no se hacen desde arriba. Esto no es confluir, no es generar base ni construir un proceso político. Es evidente que con la gente de BComú hemos trabajado en infinidad de espacios y hemos construido movimiento conjuntamente. Pero también forma parte del movimiento social construir un proyecto político para ir a las elecciones. No se puede hacer de una manera diferente con la que se construye el movimiento popular. Alguna cosa falla si vas con Iniciativa a revertir unas políticas que ellos han promocionado durante años. ICV también es parte responsable de esas políticas.
¿Y con este Gobierno de BComú podrían darse acuerdos para apoyar determinadas iniciativas?
La CUP ha sido generosa estos dos años, y se han aprobado cosas conjuntamente. En lo esencial y substancial, la CUP ha estado allí y ha apoyado a BComú: facilitar la modificación presupuestaria, apoyar el PEUAT o parar las obras de Glòries. No hemos apoyado el Plan de Vivienda. ¡Pero es que no olvidamos que es un plan de vivienda que BComú pactó con el PSC, Ciutadans y Convergència! Hay una diferencia de lenguajes, de ritmos, de profundidad con la que se abordan los problemas... Hay quien se ha quedado en la superficie y no ha visto más allá.
¿La moratoria de licencias turísticas, el plan de alojamientos incrementa el hambre especulativa de determinados sectores?
El PEUAT era poner la venda en la herida, pero sigue sangrando. Tenemos que hablar de lo que significa el turismo, y los problemas que genera respecto a la precariedad laboral o la vivienda. Una de las llaves es pensar qué modelo de ciudad queremos y para esto tenemos que ser mucho más ambiciosos.
¿Le gusta la opción de evitar la expulsión de vecinos de sus casas comprando los edificios que persiguen los fondos buitre?comprando los edificios que persiguen los fondos buitre
Josep [Garganté] lo dijo un día: hay un barricidio que tiene muchas caras. Y una es el turismo, porque hablar de vivienda y no hablar de turismo es un error. Una ciudad donde viven 1,6 millones de personas y recibe 30 millones de turistas al año es evidente que tiene un problema. ¿Y ante este problema, qué acaba haciendo el Ayuntamiento? Incrementar el parque social de vivienda construyendo más sin tener en cuenta toda la vivienda que hay en desuso.
Se aprobó hacer un censo de viviendas vacías, del que no está hecho ni la mitad, y así es muy difícil trabajar contra el problema. Lo primero que deberíamos hacer es ver cuánta vivienda vacía tenemos en la ciudad. Y estudiar comprarlas para hacer efectivo un derecho, y mantener alejados los fondos buitres.
¿El de la vivienda en Barcelona, es 'el' problema?
No se está garantizando que la gente pueda quedarse en sus hogares. El empresariado turístico considera que el turista tiene prioridad sobre la ciudad. Para este sector, no se trata de hacer políticas para regular el mercado. ¡Si se expulsa a la gente, no pasa nada! Algunos querrían tener toda una ciudad escaparate para que el turista venga, se pasee y se vaya.
¿La ciudad puede resolver sola el problema de la vivienda?
Barcelona tiene un problema que depende de ella pero para solucionarlo requiere de más gente. Puede poner parches, pero falta intensidad para hacer políticas que garanticen el derecho a la vivienda.
Hay una Ley catalana del alquiler prevista para el setiembre. Pero todos apuntan a que el problema está en la ley estatal.
Tenemos que ver exactamente qué dice esta Ley de Arrendamientos Urbanos. Podemos intuir que no va abordar nada de todo esto de manera global, porque sigue poniendo el foco en el derecho a la propiedad y no en el derecho a la vivienda. Mientras esto sea así esta ley no garantizará el derecho a la vivienda. Tampoco sé cuando Junts pel Sí y el Govern tienen intención de aprobarla. Hablan mucho de la ley, pero no la entran en el Parlament, decirlo queda bien de cara la galería.
Pues dígame una acción prioritaria ante el problema.
Se tiene que abordar el tema de las sanciones y los fondos buitres. La actividad administrativa y el marco legislativo está pensada para facilitar la actividad especulativa. En este sentido, necesitamos que el Ayuntamiento y la Generalitat acuerden sancionar la especulación y castigar a los fondos buitres. Tenemos que frenar la depredación. La LAU dando bonificaciones no ayuda. Necesitamos un espacio de encuentro que garantice el respeto a los derechos. Veamos cuantos pisos vacíos tenemos y empecemos a ocuparlos, demos garantía para que no haya vivienda vacía para especular.
Se están contando los pisos vacíos, barrio por barrio, el censo de viviendas no es suficiente?
No tiene sentido tener viviendas vacías y al mismo tiempo que el Ayuntamiento se dirija al Banco Europeo de Inversiones para construir más. ¡Sin saber exactamente cuánta vivienda vacía ya estamos planteando construir más! Además, volvemos a construir y al mismo tiempo pagamos a la SAREB por ocupar sus pisos. Porque claro, no les hemos pagado suficiente.
¿Hay diferencia entre los pisos de la SAREB y los del mercado?
Se debe plantear que los pisos de la SAREB no se deben pagar, y eso no se plantea. Otra propuesta es acordar con la Generalitat expropiar y revertirlos a los municipios. Cuando lo planteamos en el Parlamento sólo nos apoyó Cataluña Sí es Pot. El Ayuntamiento se podría plantear que para defender derechos fundamentales como la vivienda, en un Estado que no les protege, es necesario desobedecer para hacerlos efectivos. Siempre hemos dicho que ante gobiernos y situaciones injustas, la gente tiene derecho a rebelarse. En este caso, el Ayuntamiento debe tener claro que el Estado no garantiza este derecho y actuar.
¿Proclama un Ayuntamiento desobediente?
¡Evidentemente! Es la manera de plantear las cosas: generar marcos propios. Si solo nos quedamos con lo que el marco establecido permite es muy difícil de avanzar. Sigue siendo el movimiento organizado el que detiene los desahucios. Donde no llega la institución está el movimiento social, y aquí es dónde debería estar el Ayuntamiento. La máquina burocrática a veces va contra los intereses colectivos.