La comercializadora pública de energía que lanzó Barcelona en 2019 cumple dos años y lo hace todavía lejos de las cifras que aspiraba a alcanzar. Al menos en cuanto a clientes privados. Barcelona Energía cerrará 2020 como suministradora de unos 2.500 hogares, apenas un 12,5% de los 20.000 que se fijó el Ayuntamiento cuando anunció la salida al mercado, el máximo que podía tener entonces por volumen de negocio al ser una empresa pública.
Para favorecer el crecimiento de su cartera de clientes privados, Barcelona Energia ha bajado precios, ha lanzado tarifas específicas para empresas y ha invertido 250.000 euros en publicidad. Desde la compañía consideran positivas las actuales cifras, teniendo en cuenta que la comercializadora solamente lleva dos años en marcha, aunque fuentes del sector valoran como moderados o más bien bajos los resultados obtenidos en estos dos años.
Iu Gallart, director de Barcelona Energia, defiende que la comercializadora pública barcelonesa es “una de las que más crece en toda España”. En enero de 2020 tenían 1.500 clientes y el mismo mes de 2019, cuando empezaron a competir en el mercado, 600. Además, argumenta que los criterios por los que se rige la empresa pública no son solo comerciales, sino “ambientales, sociales y económicos”, como el asesoramiento para que el cliente ahorre en la factura. Según los datos que manejan, la satisfacción de los hogares con su servicio es de 8,6 sobre 10.
Barcelona Energia, gestionada a través de la empresa pública metropolitana TERSA (integrada por el Ayuntamiento y el Área Metropolitana de Barcelona), se puso en marcha en verano del 2018 dentro de la estrategia del gobierno de Ada Colau de desenchufarse de las grandes eléctricas. Desde entonces, los equipamientos municipales de la ciudad se abastecen a través de la nueva comercializadora, que ofrece energía 100% renovable con certificados de garantía de origen.
En estos momentos hay hasta 4.700 puntos de suministro que corresponden a organismos y edificios públicos. Desde los cementerios a los mercados de Barcelona, pasando por las estaciones de Bicing y otras instalaciones de las ciudades metropolitanas, a cuyo perímetro se limita la operadora. Entre los últimos clientes públicos están Museo de Arte Nacional de Catalunya (MNAC), propiedad de la Generalitat, o la red Ecoenergies de Zona Franca.
Su asignatura pendiente, sin embargo, sigue siendo crecer entre las familias barcelonesas. En la documentación del concurso público para la campaña de publicidad de 250.000 euros, establecían como la meta de 3.058 al acabar el año. Pero tampoco esta previsión se ha cumplido. En este caso, Gallart lo atribuye al retraso en la licitación y al impacto de la epidemia. “No ha sido para nada un revés, valoramos muy bien la campaña”, remarca.
Sacar la cabeza en el mercado de la comercialización de energía no es sencillo, según reconoce el consultor Francisco Valverde. El sector es “de una complejidad muy grande y requiere de tener técnicos detrás que sepan comprar y vender bien”, puesto que el margen que da el negocio es bajo. Esto último es, según Barcelona Energia, lo que hace que sus precios no sean especialmente bajos. Más bien al contrario. Pero sea como sea, Valverde considera que 2.500 clientes privados durante este tiempo “no son muchos”.
En un sentido parecido se expresa Joaquín Giráldez, socio de Ingebau, una asesoría del mercado eléctrico y con una pequeña comercializadora propia. “La publicidad invertida es enorme para captar solamente 10 GWh, que es a lo que equivalen 2.500 clientes domésticos”, señala. Giráldez se reconoce contrario al modelo de comercializadora pública de Barcelona, ya que considera que lo que deberían hacer es contratar a aquellos que ofrecen precios bajos.
Entre sus últimas actuaciones, y en un contexto de desplome del precio de la electricidad, Barcelona Energia ha rebajado un 8% de media el precio para los clientes que tienen contratada una tarifa fija. Esto, aseguran, se traduce en un ahorro anual de entre 40 y 60 euros en facturas de la luz. Un margen que es todavía mayor, según Gallart, con sus consejos sobre potencia y discriminación horaria. También han lanzado este año tarifas para empresas con las que han captado en los últimos cinco meses a un centenar, sobre todo pymes y comercios.
La distribución de las tarifas de Barcelona Energia es de un 63% la variable, un 28% la fija, un 6,7% la eficiente y un 1,5% la solar. Esta última es una de las líneas que quiere potenciar la operadora, aunque por ahora solamente hay en la ciudad 320 fincas con placas fotovoltaicas.
En este sentido, el director de la compañía adelanta una nueva línea de trabajo en materia de autoabastecimiento de renovables. Desde Barcelona Energia ofrecerán un servicio para instalar placas solares que incluirá el estudio técnico, el cálculo de consumo y amortización, una visita sobre el terreno para analizarlo, la tramitación de subvenciones, el mantenimiento... “Nos responsabilizaríamos de la parte burocrática para que no se tenga que responsabilizar”, incide Gallart.
El Ayuntamiento tiene entre sus objetivos del mandato y también de la década fomentar las energías verdes, tanto su consumo como su generación. Recientemente anunció una inversión de 50 millones de euros para atraer capital privado (esperan conseguir 166 millones) para que la colocación de fotovoltaicas en las comunidades de vecinos acabe resultando gratuita.