La posibilidad de que Manuel Valls se presente como candidato a la alcaldía ha revuelto las ya agitadas aguas de la política municipal de Barcelona. El exprimer ministro francés, nacido en la capital catalana hace 56 años, sigue sin pronunciarse sobre si aceptará la oferta de Ciudadanos, pero se deja querer. “Tengo muchas ideas para Catalunya y para Barcelona”, dijo este domingo en una entrevista en TV3. Con Valls parece que no hay término medio. Al igual que los políticos, los compatriotas de Valls que residen en Barcelona tienen opiniones dispares: los hay que no quieren ver ni en pintura a Valls como alcalde, mientras otros se muestran encantados con la idea.
La ilustradora Camille Vannier se muestra crítica con Valls y no cree que sea el candidato perfecto a la alcaldía. Es más, ve en el intento de llegar a la plaza Sant Jaume una vía de salida al ocaso político que vive en Francia, donde mantiene su acta de diputado en la Asamblea Nacional pero a penas tiene oportunidades para volver a la primera línea. “La reputación de Manuel Valls en Francia no pasa precisamente por su mejor momento, no es que se lo tomen muy en serio”, asegura esta joven.
“La gente ha visto que a Valls no le molesta cambiar de chaqueta”, añade. Se refiere Vannier a las tormentosas primarias del Partido Socialista (PS) francés de 2017. Tras ser batido por el izquierdista Benoît Hamon, Valls no sólo no apoyó al candidato oficial del PS sino que llamó a votar por Emmanuel Macron. En Francia, un 61% de sus compatriotas consideró a Valls un traidor tras su acercamiento a Macron.
Más favorable al posible alcaldable se muestra la delegada en Barcelona de la Société des Poètes Français (SPF), Raymonde Jaccod. A título personal, esta poeta cree que Valls no tendrá problemas para “ponerse al día” con los problemas concretos de la ciudad. Esta es precisamente una de las críticas que ya le ha lanzado la actual alcaldesa. Ada Colau afeó al candidato “no tener a Barcelona como prioridad” y anteponer el eje nacional.
“Lo tiene todo para tener éxito”
“Es un hombre activo, tendrá que adaptarse, pero es de Barcelona y ha sido primer ministro de Francia. Lo tiene todo para tener éxito”, valora Jaccod, que también destaca los diez años de Valls como alcalde de Évry, una ciudad de 60.000 habitantes al sur de París. “Creo que la posibilidad de que Manuel Valls sea candidato a la alcadía de Barcelona no es una locura. Él es francés y español, nació en Barcelona. Que haya hecho su carrera política en Francia no implica que no pueda regresar a su otro país”, abunda Stan de Castelbajac.
Uno de los trampolines (y futuro activo electoral) de Valls a la política catalana ha sido su apoyo sin fisuras a entidades contrarias a la secesión como Sociedad Civil Catalana (SCC), además de sus fuertes críticas a los partidos independentistas. En su entrevista en TV3, Valls, todo un exprimer ministro de la república francesa, llegó a elogiar el polémico discurso del rey Felipe VI del 3 de octubre. “Valls ha estado muy activo estos últimos meses en la política de Catalunya con respecto a la independencia. Ha demostrado su apego a su país al mostrar su voluntad de que Catalunya y España permanezcan unidas”, destaca De Castelbajac.
Para el periodista Henry De Laguérie, el exprimer ministro francés tendrá que ofrecer algo más que su rechazo a la independencia para triunfar. “Creo que es consciente de que si entra en la batalla por Barcelona no podrá limitarse tan solo al debate independentista”, expone, aunque se muestra convencido de que la polarización de la campaña electoral en torno al debate independentista puede beneficiar a Valls. “Es la alcaldesa Ada colau quien no quiere que las municipales sean un debate sobre el eje nacional y que todo se centre en la ciudad”, recuerda.
De Laguérie advierte de que no hay que minusvalorar a Valls por haber labrado toda su carrera política fuera de la ciudad en que nació. “Guste o no, es un político con mucha experiencia, y sin duda verlo en los debates generaría un gran interés periodístico y social. No se lo pondrá fácil a sus rivales, aunque tiene que evitar el peligro de quedar como un político que viene de París a decirle a la gente lo que hay que hacer”, asevera.
En el eje social, De Laguérie y Vannier coinciden en que Valls es un candidato situado en el ala derecha de la socialdemocracia. El periodista no ve que esto le tenga que penalizar necesariamente. “Los barceloneses que sean muy de izquierdas es evidente que no le votarán, pero a parte del electorado de Ciudadanos, el PP e incluso el PSC le puede atraer su discurso”, valora De Laguérie.
El exprimer ministro, que también ocupó la cartera de Interior, se ha caracterizado por su mano dura en cuestiones de terrorismo, seguridad e inmigración. Valls reivindica que la izquierda no debe ser tibia en las políticas de orden y lucha contra la delincuencia en manos de la derecha, pues de esta forma gira la espalda a los barrios humildes afectados por estos problemas. Uno de sus proyectos más polémicos fue la retirada del pasaporte francés a los condenados por terrorismo con doble nacionalidad. “Tampoco es sólo una cuestión de Valls. No recuerdo a ningún ministro del Interior que después haya tenido buena fama”, ironiza Vannier.
La ilustradora, en base a la etapa de Valls como primer ministro, se muestra escéptica sobre cómo Valls puede lograr acuerdos con otras formaciones en un plenario municipal que se avecina tan o más fragmentado que el actual. Y recuerda otra de sus políticas más discutidas en Francia, cuando decidió en 2015 aprobar por decreto sin pasar por la Asamblea la ley de liberalización económica (conocida por el nombre del ministro de Economía que la promovió: ley Macron).
“Valls siempre ha ido bastante por libre y creo que Ciudadanos dejará que siga así”, asegura De Laguérie. De ahí que la idea de Valls sea encabezar una candidatura unitaria del constitucionalismo en Catalunya, es decir, una marca electoral diferenciada de las siglas concretas de Ciudadanos. La fórmula no es nueva y se ha demostrado exitosa: Colau la usó con Barcelona en Comú, y el independentismo hizo lo propio con Junts pel Sí en 2015 y Junts per Catalunya en 2017.
¿Cómo votan los franceses de Barcelona?
Los 14.717 franceses censados en Barcelona, según las estadísticas municipales de 2017, viven mayoritariamente en Sarrià, la Dreta del Eixample y Ciutat Vella. Suponen un 5,1% del total de la comunidad extranjera de Barcelona. Un 27% lleva entre seis y quince años en la capital catalana, y un 49%, entre uno y cinco. La edad media es bastante joven: 33 años. Unos 12.000 franceses mayores de 18 años podrán votar en las municipales de mayo de 2019.
¿Cuál es su comportamiento electoral? No hay encuestas oficiales sobre sus preferencias en las elecciones el Ayuntamiento y no pueden votar en los comicios al Parlament ni al Congreso, pero sí hay datos sobre qué votan en las presidenciales galas. En la primera vuelta, la circunscripción de Barcelona –que acoge también a residentes en Aragón y Baleares– respaldó más al candidato izquierdista Jean Luque Mélenchon que sus compatriotas en Francia. Por contra Marine Le Pen cosechó tan solo un 7% por el 21% de apoyos que logró en Francia. Y en la segunda vuelta, Emmanuel Macron barrió en el colegio electoral barcelonés con el 89% de los sufragios, 23 puntos más que la media.
Pese a sus diferentes opiniones sobre el Valls, la incertidumbre política hace que ninguno de sus compatriotas consultados se atreva a hacer un pronóstico. Ni sobre si Valls fracasará ni sobre si lo ven con la vara de mando de la plaza Sant Jaume. Y es que como recuerda De Laguérie, ¿quién veía a Colau de alcaldesa un año antes de las municipales de 2015?