El Ayuntamiento de Barcelona quiere implantar a partir de diciembre un plan municipal para luchar contra la islamofobia dentro del programa marco Barcelona Ciutat de Drets (Barcelona, ciudad de derechos). Para hacerlo, el consistorio ha encargado un estudio, presentado este miércoles a la librería Espai Contrabandos, que evalúa la relación de la comunidad musulmana con las administraciones públicas, fundamentalmente la municipal. El informe, que no es vinculante, recomienda “dignificar” los oratorios musulmanes, construir una gran mezquita en la ciudad y respetar el menú halal y el burkini en las escuelas.
La investigación es obra de Alberto López Bargados, Martin Lundsteen y Ariadna Solé Arraràs, miembros de una unidad de investigación que comparte el Departamento de Antropología Social de la UB con Stop Als Fenòmens Islamòfobs (SAFI), un grupo del que la actual comisionada de Inmigración del ayuntamiento, Lola López, es miembro fundador. “Este es el primer paso para que en la ciudad de Barcelona diseñemos un plan de lucha contra la islamofobia”, el principal factor de “discriminación” actualmente en Europa, según ha valorado López. El plan se pone en marcha en un momento en que la sospecha hacia el islam se ha acentuado gravemente a causa a la oleada de atentados que han sacudido Europa Occidental desde el 2015.
En la relación de las comunidades musulmanas con el resto de la ciudadanía, López Bargados explica que las personas de confesión musulmana tienen la sensación de que “están viviendo en una sociedad que o bien les ignora, o bien les desprecia, o bien les tiene miedo”. Según este antropólogo, las demandas de estas comunidades se hacen cada vez más en “un clima dominado por un miedo irracional a la expresión de la religión musulmana en el espacio público”, pero también en el tejido mismo de la ciudad. López Bargados concluye que lo único que pide el informe es “que se cumpla escrupulosamente la ley que ampara las comunidades musulmanas”.
Dignificar los oratorios y tener una gran mezquita
Las condiciones de “precariedad y falta de medios” que acompañan los oratorios (musalla), como centros de reproducción de los valores colectivos musulmanes, según el informe, restan dignidad al culto y “condenan a los feligreses a cierta clandestinidad”. En este sentido, y a pesar de que las comunidades musulmanas valoran muy positivamente la proximidad del centro de culto, el estudio defiende que la construcción de una gran mezquita podría constituir “una de las expresiones más contundentes de la voluntad del consistorio de defender el 'derecho a la ciudad' de los barceloneses musulmanes y musulmanas” y sería una manera de “dar visibilidad a la pluralidad religiosa de la ciudad”. López Bargados ha explicado que la ciudad de Barcelona “es una anomalía incluso dentro del Estado español” en cuanto a la tenencia de una gran mezquita.
Aún así, esta demanda que existe desde el 1988 y que el antropólogo duda que se pueda hacer realidad a corto plazo “sin controversias”, no es la prioridad de los musulmanes barceloneses, que desean, por encima de todo, “la dignificación de los oratorios”. En este sentido, la comisionada de Inmigración ha explicado que la construcción de una gran mezquita “no está sobre la mesa”, pero sí que hay una línea de subvenciones para adaptar las condiciones de los oratorios de acuerdo con la ley.
El papel central de la escuela
La otra gran institución que está “sujeta a demandas sistemáticas por parte de la comunidad musulmana”, según López Bargados, es la escuela. La investigación recomienda medidas como por ejemplo la habilitación de un menú halal “cuando la demanda de las comunidades educativas así lo justifique”, estimular la participación de las familias musulmanas en el AMPA o pedir por avanzado el justificante de ausencia de los días de las festividades de esta confesión para poder programar y adaptar la actividad docente.
Se pide, también, una respuesta unitaria al hijab en las aulas por parte del Consorcio de Educación, dado que limitar la posibilidad de llevarlo en la escuela contraviene el derecho fundamental a la libertad religiosa. Una propuesta que va en la línea del respeto hacia vestimentas como por ejemplo el burkini a la hora de realizar actividades físicas. Estas cuestiones en concreto, según la antropóloga Solé Arrabaràs, preocupan sobre todo a las mujeres musulmanas que, según la investigación, sufren una mayor discriminación en el espacio público y en el ámbito laboral.
En cuanto a la acción del consistorio, la Comisionada explica que desde la Oficina de Asuntos Religiosos “ya se hacen formaciones” a los profesionales de las administraciones públicas en diversidad religiosa y recuerda que el ayuntamiento tiene pocas competencias en materia educativa, pero cree que es necesario abrir todos estos debates para que se respete el derecho fundamental a la libertad religiosa de estas comunidades.
El mismo informe admite que es “ingenuo” creer que la acción coordinada de un consistorio puede por sí sola acabar con los desprecios cotidianos que sufren las y los musulmanes barceloneses, aún así, considera que “es una muestra de cinismo llegar a la conclusión que no hay nada a hacer”. En el terreno político, si bien con PSC, ERC, CUP y CiU se espera llegar a consensos, el gobierno no confía en el posible apoyo de Ciutadans y PP al plan, a pesar de que los invitará a participar. Por otro lado, a pesar de que la prevención y lucha contra discursos del odio y la discriminación es una de las prioridades temáticas del programa marco Barcelona Ciutat de Drets, desde el consistorio se advierte que el Plan tendrá menos dotación presupuestaria de la deseada.