Los recortes han llegado a las fiestas populares de Barcelona. Y no sólo por la rebaja de subvenciones y presupuestos a las entidades de barrio que las organizan, sino también por la merma de efectivos de la Guardia Urbana que deberían garantizar su correcto desarrollo. Una prueba de ello fue la situación que se vivió el pasado domingo, 19 de mayo, por la mañana, durante las Fiestas de Mayo del Poblenou: nadie cortó el tráfico de las calles transversales a la Rambla del Poblenou durante el recorrido de un pasacalles con gegants, dracs y tambores que reunió a más de un millar de personas. Un hecho que, como se observa en la fotografía, provocó momentos de tensión cuando algunos coches estuvieron a punto de embestir el bestiario popular y a algunos vecinos -entre ellos niños con cochecito- que participaban de la fiesta.
Los momentos tensos se vivieron en las confluencias de la Rambla con las calles Llull y Pujades, donde durante la hora que duró el desfile no dejaron de circular ni siquiera los autobuses. Entre la estupefacción y la indignación de miembros de la colla del Drac i dels Geganters del Poblenou, que tuvieron que regular el tráfico rodado ellos mismos, varios vecinos pidieron la actuación de la Guardia Urbana interpelando a los agentes de los coches patrulla que abrían y cerraban el cortejo. La respuesta fue similar en ambos casos: no hay suficiente personal para asumir los cortes de tráfico necesarios durante un pasacalles debidamente notificado y autorizado por el Ayuntamiento.
Los agentes de la Guardia Urbana con número de placa 24.091 y 24.085, que abrían el cortejo, fueron educados y claros en su respuesta a los vecinos: “Hacemos lo que podemos, pero si no hay nadie que corte las calles es porque falta personal por culpa de los recortes”. Los agentes con número de placa 24.293 y 23.099, que cerraban la comitiva festiva, fueron menos amables: “No es responsabilidad nuestra cortar las calles. Sólo tenemos orden de acompañamiento; por lo demás, apañaros como podáis”. Cuando este periodista los fotografió y les pidió el número de placa, fue él quien fue conminado a identificarse con la entrega del DNI. Media hora después de los incidentes apareció por el pasacalle otra agente de la Guardia Urbana, a pie y con número de placa 19.633, y el coche patrulla que abría el cortejo, con distintivo ECO 403, cortó la calle Taulat porque la comitiva pudiera terminar su recorrido sin más problemas.
La Asociación de Vecinos y Vecinas del Poblenou, inmersa en una consulta popular sobre los usos y el futuro de la Rambla, tomó nota de los hechos y los añadirá a la lista de cuestiones para plantear al concejal del Distrito de Sant Martí, Eduard Freixedes (CiU), que casualmente también es el responsable de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona. El domingo fue imposible trasladarle el problema porque, rompiendo una tradición habitual desde los 35 años que se celebran las Fiestas de Mayo, el regidor no se paseó por el barrio. Sí lo hicieron políticos como el coordinador nacional de ICV, Joan Herrera, que es vecino del Poblenou, y el diputado de ERC Oriol Amorós.
Casi a la misma hora, el alcalde de Barcelona, recién regresado de un viaje a los Estados Unidos, era entrevistado en TV3 aunque en su agenda oficial sólo figuraba la asistencia a un acto: el partido Barça-Valladolid. El titular del canal de noticias 3/24 decía que la prioridad de Trias será “atender las necesidades de los ciudadanos y no los grandes proyectos”. La realidad del 19 de mayo, sin embargo, lo desmentía: el mismo día que se clausuraban los promocionados X Games y el Salón del Automóvil, el alcalde que ha dado 4,5 millones de euros en el Circuito de Montmeló dejaba medio indefenso un pasacalles de barrio por falta de efectivos de la Guardia Urbana encargados de cortar el tráfico.