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Catalunya pide evitar las duchas en instalaciones deportivas para ahorrar agua mientras dure la sequía

Iglesia de Sant Romà de Sau en el pantano de Sau, en noviembre de 2023

Arturo Puente

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El Govern se prepara para que las cuencas más pobladas de Catalunya entren en enero en fase de emergencia por sequía, cuando los embalses pasen del actual 18% de su capacidad al 16. En este nuevo escenario, el plan de la Generalitat prevé no autorizar nuevos proyectos turísticos o ganaderos mientras dure la emergencia, pero también evitar las actividades que gastan más agua. Una de ellas son las duchas en instalaciones deportivas, que el Govern ha pedido este martes evitar. “El 70% del gasto de agua en estas instalaciones corresponde a las duchas”, ha asegurado el conseller de Acción Climática, David Mascort.

Sobre las restricciones a proyectos económicos, el conseller ha explicado que podrían suponer una parada temporal, peor no una denegación total de actividades turísticas, ganaderas, industriales o urbanísticas. “No se trata de no permitir la apertura de nuevos establecimientos, sino de aplazar hasta que se acabe la sequía aquellos proyectos que hacen un uso extensivo de agua”, ha explicado.

La comisión interdepartamental para la sequía prepara ya los acuerdos que deberán aprobarse de forma inmediata cuando se declare la emergencia, que supondrá una mayor reducción del gasto de agua en determinadas actividades. El Govern, que se ha declarado en diferentes ocasiones poco partidario de restringir el agua en las viviendas particulares, considera que la prioridad debe ser reducir la demanda en determinados sectores económicos. Uno de ellos es el turismo y la industria, donde se declarará una incompatibilidad temporal para los nuevos proyectos o inicio de actividades que supongan más consumo hídrico.

También habrá cambios en el campo urbanístico, donde se declarará denegarán nuevos planeamientos urbanísticos situados en zonas en situación de emergencia. Finalmente, el Govern decretará la suspensión de la apertura de nuevas explotaciones ganaderas o la ampliación de las existentes, mientras no se garantice la disponibilidad de agua para garantizar el bienestar animal, y no expedirá autorizaciones de entrada de animales para nuevas explotaciones ganaderas o para la ampliación de las existentes.

Pese a que las condiciones para rechazar nuevos proyectos económicos son claros, el Govern no ha concretado a cuántas tramitaciones puede afectar la medida. “Es imposible de saber, porque no podemos prever cuándo comenzará la emergencia y menos aún cuando acabará”, ha señalado Mascort, que ha recordado que este tipo de proyectos se tramitan con plazos de hasta dos e incluso tres años vista. “Toda la tranquilidad del mundo, aquí no se para nada, solo que si alguno de estos proyectos tiene que comenzar mientras estemos en alerta, se aplaza”, ha subrauyado.

Una de las cuestiones sobre la mesa es qué pasaría con el Hard Rock, una infraestructura turística y de casinos proyectada en el área de Salou y Vila-seca y que se prevé que gaste cerca de un millón de metros cúbicos de agua al año, que está a la espera del informe ambiental del departamento de Acción Climática de la Generalitat. Que este complejo hotelero vea la luz es una de las exigencias del PSC para continuar la negociación de los presupuestos, una situación que obliga al Govern a hacer equilibrios.

Preguntado por esta cuestión, el conseller Mascort ha recordado que el Hard Rock está en una cuenca diferente a la del Ter-Llobregat y que saldrá pronto de emergencia. Además, según ha subrayado, que un proyecto obtenga o no autorización no dependerá del “gusto” del Ejecutivo, sino de si cumple o no con las normas, tanto ambientales como de consumo de agua. Algo que en el caso del macrocasino está bajo estudio de los téciocos de su departamento, ha remachado Mascort.

Otro de los cambios de la nueva fase de emergencia tendrá que ver con los caudales ambientales de los ríos Muga, Ter y Llobregat. El Govern ha decidido proponer reducciones incluso a la mitad de los actuales caudales para estirar todo lo posible las cantidades de agua existentes, una decisión que debe acabar aceptando la Agencia Catalana del Agua y, sobre todo, la Mesa del Ter.

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