Catalunya reactiva los lazos con Bruselas tras una década de desconexión por el procés
La relación institucional de Catalunya con las instituciones europeas cayó a mínimos durante el procés. Desde que Artur Mas abandonó el Palau de la Generalitat, el ambiente se enrareció. Por un lado, los nuevos inquilinos, Quim Torra y Carles Puigdemont, se centraron fundamentalmente en el camino a la independencia y, por otro lado, las noticias que llegaban a Bruselas desde Catalunya generaban desconcierto. La Comisión Europea ha tratado de mantenerse al margen del conflicto político español bajo el argumento de que es un asunto interno que deben resolver las autoridades nacionales, pero se ha visto interpelada prácticamente en todos los pasos del proceso.
Lo cierto es que en los años del procés los contactos de alto nivel prácticamente desaparecieron. Entre 2015 y 2022, la interlocución fue casi nula. Una situación que se ha ido reconduciendo en los últimos años en paralelo a la normalización de las relaciones de la Generalitat y el Gobierno, a pesar del ruido que permanentemente llega a Bruselas promovido por la derecha, que ha alcanzado su punto más álgido a raíz de la ley de amnistía, que por el momento el gobierno comunitario se limita a decir que está analizando para determinar si encaja con el derecho europeo.
“En estos tres años hemos conseguido que la Comisión Europea nos abriera las puertas. Antes era muy complicado”, señalan fuentes próximas al president, Pere Aragonès, que la semana pasada estuvo un par de días en Bruselas, donde mantuvo reuniones al máximo nivel. “Estos días se ha producido la culminación de la recuperación plena de la relación de la Generalitat con la Comisión Europea, que se inició con mi presidencia”, expresó a las puertas del edificio Berlaymont.
Uno de los encuentros fue con el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, a quien Aragonès reclamó una mayor descentralización de los fondos Next Generation y abordaron la reforma de las reglas fiscales. También se vio con la vicepresidenta para la Democracia y la Demografía, Dubravka Šuica, con quien abordó el envejecimiento de la sociedad catalana así como el combate del discurso xenófobo. Precisamente, la Comisión Europea ha pedido a España sobre los obstáculos al empadronamiento de personas migranrtes que ha impuesto la alcaldesa racista de Ripoll.
Aragonès también defendió la Macrorregión Mediterránea ante la comisaria de Cohesión y Reformas, Elisa Ferreira, y habló de distintos asuntos con el vicepresidente ejecutivo, Maroš Šefčovič, entre ellos la oficialidad del catalán en la UE, que abordó la oficialidad del catalán en las instituciones europeas, que está por el momento en el cajón de los 27; así como la sequía en Catalunya. A su vuelta a Barcelona, el Govern declaró la emergencia e impuso restricciones al uso y consumo del agua.
Con esas citas, el president suma once reuniones con comisarios en un año y medio desde el deshielo que comenzó con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a partir de mayo de 2022 a raíz de una conversación en el marco de la reunión anual del Cercle d’Economia, el núcleo del poder catalán por antonomasia. Apenas unos días después, la Generalitat recibió a la entonces comisaria de Innovación, Mariya Gabriel, con motivo de su visita al Supercomputing Center. El 30 de junio de 2022 se produjo la primera recepción oficial en el Palau al vicepresidente Margaritis Schinas, de la familia del Partido Popular Europeo y uno de los comisarios más críticos con el procés.
“La prevención política que hubiera podido haber ha desaparecido y hay una interlocución positiva y buena, en algunos proyectos con mucho éxito”, señalan fuentes del Govern.
La presencia de Aragonès en Bruselas también sirvió para defender el reconocimiento del derecho a la autodeterminación en la UE. “Nos dicen que esto hoy es imposible”, argumentó antes de recordar que también les dijeron que nunca aceptarían una amnistía“. ”Pese al contexto, avanza y estoy convencido que será aprobada en el marco del Parlamento español“, remató en una conferencia junto al lehendakari Iñigo Urkullu en la Eurocámara.
Y es que en mitad del viaje del presidente catalán a la capital comunitaria se produjo la votación en la que se rechazó la ley de amnistía por el 'no' de Junts. “La propuesta es robusta”, dijo el dirigente de ERC marcando distancias con los de Carles Puigdemont, a quien no vio durante su estancia en Bruselas. Con quien sí estuvo charlando fue con el eurodiputado Toni Comín en la sala en la que se celebró el llamado 'Caucus por la autodeterminación'.
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