Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
INVESTIGACIÓN | La pareja de Ayuso pagó medio millón a un alto cargo de Quirón
El Gobierno solo ha puesto una sanción desde que entró en vigor la ley de Memoria Democrática
OPINIÓN | Adelantar elecciones no es tan buena idea, por Antón Losada

En busca de Caravaggio y Da Vinci por las paredes de Barcelona

La artista Quiona+ pegando una de sus obras en Barcelona

Lúa Pena Dopazo

2

Las paredes y fachadas del distrito barcelonés de Ciutat Vella han sido, a lo largo de la historia reciente, uno de los lienzos predilectos para grafiteros, muralistas y todo tipo de artistas urbanos. A esta mezcla de firmas, dibujos y reivindicaciones políticas se suman desde hace unas semanas las reproducciones de obras clásicas como La dama del armiño, de Da Vinci, o el Baco, de Caravaggio, realizadas por la artista valenciana Quiona+. 

La artista, afincada en Barcelona, estudió arquitectura y se graduó en artes aplicadas al muro en La Llotja, la Escuela Superior de Diseño y Arte de Barcelona. Quiona+ se describe cómo una apasionada de la historia del arte –de hecho, estudia a distancia la carrera de geografía, historia e historia del arte– y asegura que ha sido esa pasión la que la ha llevado a realizar estas intervenciones artísticas en las calles de la capital catalana.

“Mi intención es trasladar el arte tradicional a la calle para que todo el mundo lo pueda ver”, explica en una entrevista concedida a este diario. “Creo que es una buena manera de despertar la curiosidad de la gente y que busquen y se interesen por las obras que reproduzco, los artistas que las realizaron y las historias que hay detrás”, añade. 

A las reproducciones de las obras ya mencionadas de Caravaggio y Leonardo da Vinci, se le añade también una réplica de El caballero de la mano en el pecho, de Doménikos Theotokópoulos, más conocido como el Greco, y La dama de armiño que Quiona+ atribuye a Sofonisba Anguissola, aunque los estudios más recientes parecen apuntar a que se trata de una obra de Alonso Sánchez Coello, pintor de corte del rey Felipe II

La elección de las obras, según explica la artista, no es casual. “No me interesa hacer reproducciones de cualquier obra, no me verás reproduciendo La Gioconda o cualquier otra obra que conozca todo el mundo”, afirma la valenciana. “Yo vengo del mundo del grafiti, pero creo que es importante conectar el arte callejero con la historia del arte, por eso mis reproducciones están grafiteadas”, agrega. 

Otro de los motivos por los que ha decidido pegar estas obras a la vista de todo el mundo es porque quiere que la gente interactúe con ellas. “El arte es un lenguaje y, gracias a él, puedes comunicarte con cualquier público”, explica Quiona+. “La gracia es que a la gente más senior, que ha vivido más o que ha recorrido más museos, le puedan llamar la atención mis obras porque reconoce los cuadros; en cambio, el hecho de que haya partes hechas con grafiti acerca a la gente más joven”, afirma la artista. 

El arte que se expone en la calle está expuesto a ciertos riesgos, como ser borrado por los servicios municipales de limpieza o que otra persona pinte por encima. En cuanto a este tema, la autora asegura: “Muchas veces han pegado pegatinas o grafiteado sobre mis obras, pero eso no me importa porque es una intervención en la calle y la gente está invitada a intervenir de la forma que quiera”. “Cuando te las arrancan o te las sabotean por completo sí que duele más, porque es algo a lo que le has dedicado muchas horas”, añade la artista.

Sus obras no son simples fotocopias de las obras originales, sino que han sido elaboradas mediante la técnica del stencil (estampado a partir de plantillas). Es decir, ella trabaja las imágenes de la obra elegida a ordenador haciendo diversas plantillas. Cada una de ellas es una capa que debe ser flitada (pintada con spray) con un color diferente de manera que se vayan superponiendo capas en el papel hasta formar la figura final. A continuación, recorta el papel y lo pega en la calle. Y para esto último utiliza la técnica del paste-up: una mezcla de agua y cola o barniz. 

La artista asegura que el proceso manual puede llevarle cerca de una semana. “Con el ordenador puedo estar un par de días y, luego, puedo tardar hasta cuatro días en preparar las plantillas y pintar, dependiendo de las capas que lleve”, afirma. “A todo eso, se tiene que sumar el tiempo que mi agente y yo dedicamos a pensar las obras y el lugar dónde la queremos poner, ya que nos reunimos cada semana”, añade.  

“Escogemos con cuidado la localización y nos aseguramos de que no haya policía cerca, pero, hasta ahora, no hemos tenido ningún problema más allá de que algún vecino nos haya increpado”, explica Quiona+. “Es cierto que alguna obra ha sido pintada por encima con espray negro dejando solo a la vista mi firma y que una la intentaron arrancar, pero al ver que se rompía, la dejaron como estaba”, abunda la artista. 

Quiona+ cree que tanto las instituciones como los ciudadanos son cada vez más respetuosos con el arte callejero y explica que le ha sorprendido que no retiraran La dama de armiño, que se encuentra al lado del mercado del Born, precisamente por la localización en la que está, un lugar por el que pasa mucha gente. A pesar de que considera que se ha avanzado mucho en el reconocimiento del arte de la calle como una forma artística más, asegura que “todavía hay gente que piensa que el grafiti es ensuciar la pared”.

Las intervenciones artísticas en la calle no son la única forma de trabajar de Quiona+. “Antes exponía y vendía mis obras a través de las galerías, pero ahora lo hago mediante pujas. Yo no pongo precio a las obras, sino que la gente puja según lo que está dispuesta a pagar por ellas y, afortunadamente, la gente valora mi trabajo”, dice la artista. “Me gusta trabajar así, porque si yo pusiese el precio a la obra sería mi punto de vista el único que se tendría en cuenta”, explica.

Volviendo a la intención principal que se encuentra tras sus reproducciones de obras clásicas, como las del Greco o da Vinci, sostiene: “Quiero que la gente pueda conocer y disfrutar de estas obras de forma gratuita, porque el arte y la cultura siempre han sido y siguen siendo muy caros, y no todo el mundo puede permitirse pagar 15 o 20 euros por entrar en un museo”. “Si alguien quiere tener una obra original en su casa, entonces es diferente porque es todo un proceso que se debe valorar y remunerar”, añade. 

Por último, manifiesta que ella no tiene una “idea bohemia del arte” y que siempre ha sido “muy racional y consciente en ese aspecto”. “El arte es un trabajo y te lo tienes que currar y trabajar para vivir cien por cien de esto, así que por ahora mantendré el otro trabajo que tengo y que me proporciona estabilidad, pero mi idea es en una fecha concreta poder dedicarme de forma exclusiva a la creación artística”, concluye la artista.

Etiquetas
stats