El protagonismo de la campaña electoral catalana puede que se lo lleve la ley de amnistía y el posible retorno de Carles Puigdemont, el fin del procés o la gestión del Govern de Pere Aragonès de la sequía, la educación o la sanidad. Cada partido tratará de sacar ventaja de sus bazas y habrá dos formaciones, la CUP y los comuns, que se pelearán por coger una bandera: la de la oposición a los macroproyectos económicos que simboliza el complejo de ocio Hard Rock.
Este recinto de casinos y hoteles, proyectado para el Camp de Tarragona y pendiente de autorizaciones ambientales, ha sido una piedra en el zapato del Ejecutivo de Pere Aragonès, hasta el punto de que hizo descarrilar la legislatura. Pero no ha sido la única. ERC siempre se ha sentido incómoda con grandes proyectos como la ampliación del Aeropuerto del Prat o los Juegos Olímpicos de Invierno, que se vio empujada a asumir por exigencia de sus socios de gobierno de Junts y, desde fuera, también del PSC.
Tanto la CUP como los comuns –que en 2021 obtuvieron nueve y ocho escaños respectivamente y ahora aspiran a ser claves para decidir el nuevo president– saben que la contradicción a la que se ha visto sometido el partido de Aragonès puede ser una forma de ganar terreno a ERC entre el flanco del electorado más izquierdista y preocupado por el medio ambiente. Además, la sequía agudiza el debate sobre la emergencia climática o el fomento del turístico.
No es casualidad que ambas formaciones lleven en sus filas candidatos con pedigrí en la lucha contra ese modelo. Mientras en la lista de Comuns Sumar destaca como número 2 el alcalde del Prat de Llobregat, Lluís Mijoler, uno de los abanderados contra la ampliación del Aeropuerto del Prat, la CUP ha colocado como candidato por Lleida a Bernat Lavaquiol, portavoz de Stop JJOO, y de dos por Tarragona a Eloi Redon, de Aturem el Hard Rock.
Al presentar sus respectivas candidaturas, las cabezas de lista, Laia Estrada y Jéssica Albiach, de la CUP y Comuns Sumar, respectivamente, plantearon las elecciones en términos parecidos. Ambas afirmaron que el 12M será un “plebiscito” entre dos modelos de país que tienen que ver, según su visión, con favorecer una mayor presión turística y empleos de baja calidad, por un lado, o una planificación económica que frene la emergencia climática.
Ambas formaciones aseguran que durante la carrera electoral se centrarán en proponer alternativas a ese modelo –que todavía no desvelan– para que la campaña sea en positivo. Además, existen matices entre los dos partidos. Por un lado, los de Albiach han optado por confrontar sobre todo con Junts, al que acusan de “arrastrar” hacia la derecha a formaciones como el PSC y ERC. Los anticapitalistas, por su parte, consideran esa política “de privatizaciones y turismo desbocado” subsidiaria “de la agenda del Estado”, al que se habrían plegado socialistas, republicanos y Junts, según denuncian.
Para aprobar los presupuestos del 2023, el PSC puso como condición a una ERC ya por entonces en solitario en el Govern que aceptara el Hard Rock, la extensión del aeródromo barcelonés y la del Cuarto Cinturón, una autovía que conecte Terrassa y Sabadell. En esa ocasión, los comuns, que ya tenían un acuerdo con ERC, no se opusieron a las cuentas. Desde entonces, el macrocasino no ha avanzado en su proceso administrativo; para el aeropuerto se ha creado una comisión Gobierno-Generalitat, y en cuanto a la nueva ronda, se está elaborando el convenio que dará pie a la redacción del proyecto.
ERC, por su parte, asegura que trabaja para que estas obras se adecúen a las necesidades ambientales, en especial en el caso del Aeropuerto del Prat, donde defienden potenciar la red aeroportuaria catalana con las infraestructuras de Girona y Reus. En este sentido, el fichaje del meteorólogo de TV3 Tomás Molina para las europeas les servirá para marcar perfil ecologista también durante la campaña catalana.
La lista de ejemplos que pueden sacar a colación comuns y la CUP no acaba en los citados anteriormente, pero no en todos los casos podrán usarlos como arma arrojadiza contra ERC. Los republicanos sí se han opuesto a la celebración de la Ryder Cup de golf en Girona hasta que los organizadores han renunciado a ampliar las instalaciones con un tercer campo de golf. O también a la piscina de olas SurfCity proyectada en Sabadell. En ambos casos, junto a los comuns y los anticapitalistas estaba la formación de Aragonès, contraria a iniciativas que justamente necesitan notables recursos hídricos en plena sequía histórica que le ha tocado gestionar a su Govern.
A la espera de ver quién convence al electorado más refractario estos proyectos económicos, en la pugna CUP-Comuns Sumar hay sin embargo un evento que los primeros pueden echar en cara a los segundos. Se trata de la Copa América de Barcelona, una competición internacional de vela que atrae a miles de deportistas y se prevé que cree puestos de trabajo, pero a la vez conlleva contrapartidas, como el aumento del precio de los alquileres. Pese a no ser santo de su devoción, la entonces alcaldesa Ada Colau hizo suya la candidatura para acoger la Copa.