El presidente de la Comisión de Investigación sobre el Fraude y la Evasión Fiscales y las Prácticas de Corrupción Política, David Fernández, ha anunciado, al empezar la sesión de este lunes, que el primer compareciente, el ex-presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, le había comunicado que leería un comunicado pero que no contestaría las preguntas que le hicieran. Cómo era de prever, Pujol se ha ido calentando ante las preguntas envenenadas de algunos diputados y ha acabando dialogando y discutiendo con todos ellos.
Lo que no era previsible es que la esposa del ex-presidente, Marta Ferrusola, cayera en la misma trampa y que, después de comunicar que se acogía al derecho a no declarar, haya acabado hablando mucho más de lo que el abogado, Cristóbal Martell, habría deseado. Martiell ha sido uno de los que más ha sufrido en esta Comisión gesticulando aparatosamente con la cara y las manos para que Ferrusola se adecuara a las instrucciones que le había dado de mantener silencio. Sin éxito.
La expresión que ha hecho fortuna en la comparecencia de hoy ha sido la de “dicen, dicen, dicen” utilizada por el ex-presidente Pujol. La ha empleado para dar a entender que sus explicaciones no sirven de nada porque predomina la voluntad de hacer caso de rumores e informaciones sin credibilidad que lo perjudican. Este “dicen, dicen, dicen” se ha convertido al final de su comparecencia en un “vayan diciendo, vayan diciendo, vayan diciendo. No me sacaré los audífonos para no escucharlos pero hagan lo que quieran. Esto no es serio”.
Marta Ferrusola ha subido un escalón en esta actitud, al afirmar que “Catalunya no se merece esto”, cuando ha valorado las preguntas que le hacía el diputado de Ciutadans Carlos Carrizosa. La relación entre el matrimonio Pujol y sus hijos ha sido uno de los elementos más jugosos de la reunión. Ferrusola ha sorprendido a los asistentes haciendo afirmaciones como “No tenemos ni un duro”; “Mis hijos van con una mano delante y otra detrás”; “Mi hijo mayor tenía un Ferrari desguazado” o un irónico “Yo iba a Andorra con policías con cuatro fusiles, seis escopetas y un tanque”.
Jordi Pujol, que había justificado, antes, el incremento patrimonial de sus hijos diciendo que “¿No dicen que los catalanes tenemos que ser capaces de salir fuera? Hacer negocios en Argentina no es ningún delito. Además, hubo una época en que se hacía mucho dinero”. Y se ha distanciado de la pasión de su hijo mayor para acumular coches de alta gama: “Yo tardé veinte años en cambiarme el mío”.
El hijo del Ferrari desguazado, Jordi Pujol Ferrusola, ha explicado después que “hay gente que compra barcos, arte o libros religiosos. A mi me gustan los coches antiguos”. Tiene trece y cuatro motos.
Ha hecho una intervención absolutamente contraria a la de sus padres, tan prolija que ha abrumado a los diputados con el repaso de sus acciones empresariales. Ha aprovechado la ocasión para poner en evidencia que muchos diputados intervienen en temas de los cuales no tienen ni idea. Entre otros, ha mencionado al ya desaparecido diputado comunista Antoni Gutiérrez Díaz, que era pediatra y participó en una comisión sobre energía nuclear, o a la abogada socialista Laia Bonet, que acaba de ser fichada por Acciona.
Se lo ha hecho venir bien para hacer salir a Belén Esteban en sus reflexiones. Y ha dejado la sensación de que si en vez de hacer negocios se hubiera dedicado a la política habría hecho una buena carrera, vista su capacidad dialéctica. “El 'dicen, dicen, dicen', a mi no me preocupa”, ha alardeado. Quizás no ha estado muy fino cuando ha añadido que “Artur Mas es muy amigo mío y sé que lo tendré a mi lado cuando lo necesite”. Mas, hace quince días, en el mismo escenario puso tierra de por medio entre ambos.
Tantas explicaciones no han añadido, sin embargo, ni un dato que aclare lo que la Comisión de Investigación quiere saber: De donde sale el dinero que Marta Ferrusola y cuatro de sus hijos tenían en Andorra y regularizaron poco antes de que Jordi Pujol hiciera su confesión del 25 de julio pasado. Jordi Terrades, del PSC, le ha pedido que “explique, explique, explique y levante el secreto bancario de las cuentas familiares”. Isabel Vallet, de las CUP, se ha sumado al juego de palabras y ha pedido que “los juzgados instruyan, instruyan, instruyan” pero ha añadido que teme que acaben concluyendo que “roban, roban, roban”.
Pujol se ha tenido que morder la lengua para no continuar replicando al “dicen, dicen, dicen”. El próximo lunes les toca comparecer a tres hijos más: Oleguer, Oriol y Pere. Y el otro lunes, a los tres restantes: Josep, Marta y Mireia.
El “dicen, dicen, dicen”, seguirá.