Txell Roda ha adaptado un texto escrito por Montalbán ( MVM ) en 1997 en los 25 años de la creación de su personaje (“ aunque presume de haberme creado en una noche de borrachera” , se queja el detective... ). Ella misma lo dirige, fantásticamente cocinado por Joan Berlanga (¡qué cara de Carvalho se le ha quedado!), en las mesas de una biblioteca (ya se ha hecho en la de Vallvidrera, en la de San Cugat, en BCNegra y este fin de semana en la Fira de Tàrrega), con un puñado de actores locales dando vida a los fantasmas del universo ‘montalbaniano’, desde las putas del barrio Chino, con Charo a la cabeza, o los compañeros Bromuro y Biscúter, al triste Cesare Pavese, al alter ego del autor, al mismo autor y a otros personajes de la veintena de libros protagonizados por Carvalho. Hay que decir que los más entusiastas seguidores de estas novelas disfrutarán mucho de la obra , pero no mucho más que los que no las hayan leído .
En buena parte monólogo, en otra parte instalación, en otra má teatro, baile, lectura..., el espectáculo refleja este universo, ideológico y social, que plasmó Vázquez Montalbán en los casos del detective más famoso de las letras españolas. El espectador se sumerge literalmente en los bajos fondos de la Barcelona de los 70, 80 y 90, seducido por prostitutas, sorprendido por la irrupción de personajes quizá olvidados o nunca conocidos, divertido por las disertaciones de Bromuro, “el ex presidiario y ex fascista perdedor, confidente de la ciudad oculta”, o conquistado por las lecciones gastronómicas de Biscúter, mientras Carvalho cocina una pata de cordero a la cerveza y no deja de quemar libros: “Soy un recurso técnico que quema libros para vengarme de una cultura que no me ha enseñado a vivir”, refunfuña el detective .
En el fondo es el mismo Vázquez Montalbán quien le permite lamentarse. Y lo hace con el ruido de fondo del cambio de siglo. El milenio debe separar a MVM y a Carvalho y esto sólo lo puede hacer el autor matando al personaje, “ retirándole la palabra”, eufemísticamente hablando... “Últimamente no me deja follar ni beber a gusto” , dice , añadiendo cerveza a la cazuela.
Y, también en el fondo, se vislumbran todos los aires del cambio de siglo: la terrible decepción de la disuasión de la lucha de clases, la manera de enfrentarse a un siglo que pinta muy mal para un anarquista nihilista como Pepe Carvalho, un hombre que fue culto y que ahora se venga de la cultura. Un hombre que nunca aceptaría los tiempos que habían de venir. Hay que ver si esta disputa, eterna, al parecer , entre creador y creación, habría conocido un vencedor en caso de que los dos hubieran sobrevivido a los tiempos que corren.
Txell Roda ha adaptado un texto escrito por Montalbán ( MVM ) en 1997 en los 25 años de la creación de su personaje (“ aunque presume de haberme creado en una noche de borrachera” , se queja el detective... ). Ella misma lo dirige, fantásticamente cocinado por Joan Berlanga (¡qué cara de Carvalho se le ha quedado!), en las mesas de una biblioteca (ya se ha hecho en la de Vallvidrera, en la de San Cugat, en BCNegra y este fin de semana en la Fira de Tàrrega), con un puñado de actores locales dando vida a los fantasmas del universo ‘montalbaniano’, desde las putas del barrio Chino, con Charo a la cabeza, o los compañeros Bromuro y Biscúter, al triste Cesare Pavese, al alter ego del autor, al mismo autor y a otros personajes de la veintena de libros protagonizados por Carvalho. Hay que decir que los más entusiastas seguidores de estas novelas disfrutarán mucho de la obra , pero no mucho más que los que no las hayan leído .
En buena parte monólogo, en otra parte instalación, en otra má teatro, baile, lectura..., el espectáculo refleja este universo, ideológico y social, que plasmó Vázquez Montalbán en los casos del detective más famoso de las letras españolas. El espectador se sumerge literalmente en los bajos fondos de la Barcelona de los 70, 80 y 90, seducido por prostitutas, sorprendido por la irrupción de personajes quizá olvidados o nunca conocidos, divertido por las disertaciones de Bromuro, “el ex presidiario y ex fascista perdedor, confidente de la ciudad oculta”, o conquistado por las lecciones gastronómicas de Biscúter, mientras Carvalho cocina una pata de cordero a la cerveza y no deja de quemar libros: “Soy un recurso técnico que quema libros para vengarme de una cultura que no me ha enseñado a vivir”, refunfuña el detective .